martes, 11 de octubre de 2011

Errores recurrentes de la Universidad española: Licenciando pazguatos

Licenciado en Crinología, Trashumancia y
Consumo de Gramíneas 
Alguno lo mismo se espera un sesudo artículo sobre el caótico estado del sistema educativo en España, y la inmersión -o mejor, ahogamiento- de nuestra Universidad en el Plan Bolonia (además de en el alcohol de las fiestas de ¿estudiantes?). Para eso, supongo que hay que estar educado en una Universidad del extranjero, a mi no me da el coco, qué se le va a hacer, no me lo andamiaron bien, disculpen la decepción -o alivio-. 
El caso es que la Universidad española ha cometido, y comete, como toda institución pública, empresa o comunidad de vecinos de este nuestro país que se precie, errores garrafales. Y no me refiero a organizarse de tal forma que echen por tierra cualquier atisbo de formar estudiantes que puedan competir con los de universidades extranjeras (la materia prima, de todas formas, ya viene dañada de casa, escuela e instituto), o que puedan entrar en la empresa mínimamente formados para valerse en un mercado laboral,  no teniendo que formatear todo lo que les han calzado en la uni, entre botellón y botellón, que ya se sabe que el regar la materia gris periacueductal con etanol ayuda a la memoria, según un estudio de una reputada universidad española (¿"reputada" y "universidad española" pueden ir en la misma frase? ¿es falta de ortografía o de consecuencia?) o, ¿era al contrario?... escribían tantos Doctores defendiendo tesis tan dispares en el asunto que saqué la conclusión que me vino en gana, y no podía haber ninguna equivocada, pues todos recibieron subvención para sus experimentos, trabajos de campo, pruebas y estudios demográficos, demoscópicos y demonológicos. No, voy a hablar de errores que han emponzoñado su lustrosa Historia universitaria española hasta tal punto de confirmar lo que muchos sospechábamos, una carrera, en este país, con la Universidad que tenemos, la saca cualquiera. 
El error más conocido es, de lejos, por el bombo y platillo que siempre se le ha dado, el haberle concedido el título de Licenciada en Biología a la Sra. Dña. (es Licenciada, qué menos) Ana Obregón, dechado de sabiduría, doctísima en la materia, poco menos que merecedora del Nóbel, o, como poco, de un Príncipe de Asturias -pero se lo llevó Letizia- por sus aportaciones a esa disciplina. Pero hablo de errores recurrentes, y es que si un error es dar un título a semejante personaje, otro mayor es no poder retirárselo a la vista de lo que dicen, hacen y publican a los cuatro vientos, probando, si no una ignorancia preocupante, que también, una carencia manifiesta de méritos y capacidades intelectuales para recibir el honor de una licenciatura, aunque sea en encaje de bolillos -seguro que el Plan Bolonia prevé un Máster sobre el asunto-. 
Lo de Anita, pase, a lo mejor iba a los exámenes con prendas de las que acostumbra,  menos tapada que una ternera colgada de un gancho de carnicería, y despistaba a los profesores que calificaban la longitud de sus piernas y volumen de sus balones en vez de sus reflexiones sobre citología, reproducción de las amebas o el barbecho en el cultivo de estafilococos. Incluso cuentan las malas lenguas que se dió el caso de que algún ínclito catedrático la saludó con un directo "buenas tetas" en lugar del más comedido y acostumbrado "buenas tardes". Aunque da la sensación de que esta chica -o señora, para los que hemos nacido dentro de los últimos diez lustros- lo único relacionado con la biología que se ha leído es el prospecto de sus prótesis mamarias, nunca se sabe, lo mismo es tan buena actriz que en lo que se supone es su vida real actúa dando carácter a un personaje con rasgos de frívolo e ignorante cuando en realidad es un cerebro en organografía microscópica animal, yo que sé. 
Y digo que lo de Anita, pase, pero es que navegando en ese océano que es la internet, concretamente por los mares del Twitter, no voy y me encuentro con la cuenta de Jorge Javier Vázquez, para los que no caigáis por el nombre, dichosos seáis, sigo con descripción: el que fuera presentador del "Aquí Hay Tomate" y ahora del "Sálvame", todo ello en la cadena educativa por excelencia de este nuestro país de la pandereta, Telecinco (N. del A.: sigue rima fácil). Ya es triste que este encuentro tenga lugar dentro de las sugerencias que me hace Twitter para seguir cuentas... creo que se atreven incluso a decir "personas similares a ti -y ese "a ti", va por mi misma persona, ¿cómo te quedas Maruja?-". No me jodas Twitter, qué poco me conoces... le dan a uno ganas de irse al bosque a partir leña con la mano para demostrar rudeza y diferenciarse de Mermelada, de leerse en una noche el Digesto, el Quijote, la Biblia, la Divina Comedia y la Ley Hipotecaria para no pasar por semejante iletrado,  de verse cine de autor iraní, de escuchar a Bach, y tirar todos los CD's de música posteriores a 1750 (al contenido, me refiero, si encontráis un CD físicamente anterior, mandádmelo, creo que haré algún dinero y conoceré, de paso, a McFly que seguro que se le cayó a él del Delorian), todo ello para que Twitter no vuelva ni siquiera a atisbar un mínimo ápice de parecido entre ese personaje y mi persona humana. Pero cual es mi sorpresa cuando, leyendo la descripción breve que hay en toda cuenta de Twitter (soy masoca, y ya se sabe que la curiosidad mató a la neurona), no me jodas, Genaro, que tenemos en común algo... ¡El tío es Licenciado! y encima también de letras... ni más ni menos que Licenciado en Filología Hispánica... Reproduzco descripción exacta: 
"Premio Ondas 2009 , Presentador de Salvame Diario, Deluxe. Trabajo para la productora La Fabrica de la Tele.Licenciado en filologia Hispanica"
Nótese que dice mucho ya del garrafal error cometido por la Universidad de Barcelona el que un Licenciado en Filología Hispánica no utilice mayúsculas para el sustantivo de su carrera, y en el adjetivo olvide -¡¡¡¡¡un filólogo!!!!!- que lleva tilde -¡¡¡¡¡¡mátame camión!!!!!! que también lleva tilde, y por eso la pongo-. Un hombre que cada vez que habla o deja hablar a cualquier colaborador de sus programas consigue que muera de pena un filólogo (de los de verdad, no sólo de título académico para colgar en el cuarto de baño), no me digan que no merece que le retiren el título. Parece, además, que lo pone a modo de excusa en esa descripción, como para atenuar todo lo anterior, es como si el Dr. Mengele tuviera cuenta de Twitter y pusiera: "Seguidor incondicional del Partido Nazi, miembro de las Waffen SS, experimento sin escrúpulos con niños, judíos, gitanos y homosexuales. -pero, no obstante- Doctor en Medicina y Cirugía. ". Que con carrera, ya es otra cosa. Otro doble error de la Universidad española, no sólo el concederle un título a este cantamañanas (tardes o noches, según parrilla de su canal), sino no retirárselo aunque sólo sea por pudor. 
En Derecho tenemos a Carlos Sobera, pero este se ha sabido quitar el Sambenito de ignorancia que da la tele presentando programas de preguntas... no ha llegado al grado del inmortal -¿o no?- Jordi Hurtado (este no necesita carrera ni rodeado de frikis pedantes resabiados, porque el teleprompter y Juanjo -voz en off- hacen maravillas),  salvo cuando intenta parecer gracioso, que es casi siempre, no da la sensación de tener las mismas capacidades de raciocinio que Patricio, el amigo inseparable de Bob Esponja, que, que yo sepa, tampoco tiene carrera, por si alguien andaba interesado en el C. V. de una esponja marina (lo cual dice mucho de España: aquí te piden carrera hasta para entrar en el McDonalds, total, cualquiera la puede tener y puestos a pedir, mejor que el cocinero sepa Física, en Fondo de Biquini, no es necesario, por el momento). 
El caso es que, me he quedado acojonado con que el presentador del programa más deplorable que hay ahora en la televisión haya conseguido uno de los más altos logros de nuestro sistema educativo. Y no sólo eso, lo que más escuece, es que no haya manera de subsanar semejante agravio comparativo al resto de Licenciados y Licenciadas (incluso Mauricio Colmenero), y que el Twitter y otros entes extranjeros que no nos conozcan bien como país de la farándula, puedan pensar que por ser Licenciados tenemos algo en común con J. J.
El que no sea Licenciado, que ahorre un poquito (la factura la pasan igual, salgas, o no, formado), y que se apunte, que se lo quitan de las manos oiga, casi que lo regalan... Ahora, además, ya no sale uno Licenciado que eso quedaba muy anticuado y poco europeo, ahora eres Grado (supongo que por el peso que los grados de alcohol etílico tienen durante los años de estudio de la carrera). 
Como un buen Letrado, y pese a ello amigo, me ha advertido que cualquier día me demandan por tener tan suelta la lengua y grande la boca (a ver si me está llamando feo...), en mi descargo diré que escribo los artículos en esloveno -lo escribo a cualquier hora, pero sólo lo hablo a partir de las 3 de la mañana con ± 5 copas), y que todo lo que pueda parecer hiriente, ofensivo o injurioso son errores de traducción, perdonen que mi castellano no sea muy bueno, pero es que yo no soy "Licenciado en filologia Hispanica". 

jueves, 21 de julio de 2011

Ortega en el País de la Salsa Rosa

En imágenes, lo que podríamos calificar de síndrome de 
Barrabás, el presunto criminal arropado por el pueblo.
Hace unos días el diestro José Ortega Cano se puso fino y acto seguido cogió los mandos de su coche de alta gama. No puede decirse que por mala suerte, porque las probabilidades de que suceda una tragedia en las condiciones en las que el matador -por lo visto tocaba hacer horas extras, y esta vez no con animales- cogió el coche crecen exponencialmente. Tanto crecieron que se materializaron, y en un cúmulo de circunstancias aciagas, y ya lo decía el tocayo de apellido, que nada tiene que ver con él, el gran filósofo Ortega y Gasset, que "yo soy yo y mis circunstancias", y en este caso el "yo" de Ortega fue un inconsciente, un suicida-homicida, cuyas circunstancias eran una melopea considerable y un exceso de velocidad temerario, eso sí, montando el mejor caballo, un coche de alta gama que haría picadillo en un impacto directo a cualquier utilitario, y así es como segó una vida inocente. Hasta donde yo, y el Código Penal, que regula el homicidio imprudente y los delitos contra la seguridad en el tráfico sabíamos, lo que ha hecho el torero es digno de un alto reproche social. Pero hete aquí que estamos en España, el país de la farándula, de la Salsa Rosa, del Tomate, del Sálvame Deluxe y de andar por casa y de la madre que los parió a todos sin haberle hecho el favor a la humanidad de haber apretado las piernas en tan indeseable acto de traer al mundo toda esta basura y coprófagos que de ella viven. Y resulta de ello, inevitablemente que esa cofradía de imbéciles y botarates que viven de vidas ajenas, por lo vacías que están las suyas, del morbo y del sensacionalismo, y de dar contenido a tertulias intrascendentes de ignorantes marujas danzando alrededor del fuego primitivo del revistero de la peluquería (compadezco a los que tienen este oficio y sin quererlo se ven envueltos en los debates sobre el estado del corazón de estas marujas), va y se da cita a la puerta del Hospital en el que reposaba, ya fuera de peligro y con el alta bajo el brazo, el presunto culpable de un delito grave, y le aplauden, supongo que porque su vida llena de aventuras y desventuras -que sólo a ellos y a su despreciable audiencia interesan- sigue adelante, y por ende, dándoles de comer del pastel del corazón, que como dice Carlos Fisas, se dice del corazón, pero apunta más abajo; y sin embargo, la vida que ha segado a ellos nada les importa, no se trata de un torero, una tonadillera, una baronesa o duquesa, o alcalde corrupto, Lady Di, ni nada que pueda interesar a los cabezas huecas que les jalean, día a día, comprando revistas en las que ver casoplones imposibles, heredados de generación en generación, y mantenidos gracias precisamente al hecho de que el idiota que ve las fotos haya pagado por ello, supongo que soñando en tener algún día una casa como la que ve, y no dándose cuenta que para acercarse a ello, mejor estaría leyendo un libro o formándose, para por lo menos, tener mayores oportunidades, que perdiendo el tiempo ojeando esa revista; ó viendo programas de televisión en los que puede verse de todo menos un atisbo de dignidad humana, estando los que los conducen y en ellos participan para visita al psiquiatra, y el mismo diagnóstico le doy a quien los ve. 

En algunos casos es hasta esquizofrénico el tema, algunos de los que hace un tiempo crucificaban -no sin razón en el reproche social- a Farruquito, porque era lo que pedía la indignada masa que hace de ingrediente fundamental y básico de la salsa rosa (creo que por rencor a no haber desvelado desde un primer momento una historia tan jugosamente mórbida), hoy impulsados por esa misma masa, aplauden al torero. Porque la salsa rosa es muy inestable, si se corta, te crucifica, si no, te puede elevar a los altares de los muy amados iconos de la farándula, y por los mismos o muy similares hechos deplorables. 
Esperemos que la nube de estupidez que rodea a estos personajes, causada por el séquito que los rodea de señoras con rulos y batas -y cada vez más señores-, senadoras de barrio, y portadoras de la Justicia absoluta que mana del saber de los programas del corazón y la prensa sensacionalista, no influya en los órganos jurisdiccionales encargados de enjuiciar la conducta del torero, y que, como corresponde, y le pasaría a cualquier hijo de buen vecino en estas circunstancias, ejemplarmente acabe cumpliendo condena desde el lado de dentro de los barrotes, aunque ello suponga que sus seguidores de la vie en rouge, tengan que rasgarse las vestiduras, en un lamento que se haga digno hasta del mayor inocente condenado a muerte. 

Por prevención general, y por poner en su sitio a toda la idiocia de la corte rosa, convendría una condena ejemplar. Pero esto, para bien y para mal, es España. 

sábado, 18 de junio de 2011

Indignados en la historia

Las jacqueries y la situación de la época en la década 
de 1330 prueban que no hay nada nuevo bajo el Sol.
Leyendo hace un tiempo a Enrique Ruiz-Domènec, en su obra "Europa" (RBA Libros, SA, 2010), sobre la Historia de este Viejo Continente, que ya he citado en otras ocasiones, me sorprendía en un párrafo un brutal paralelismo con la situación de crisis económica actual, pero ambientado en la década de 1330, desde la que ya ha llovido. Por entonces, y tras mucho tiempo de prácticas abusivas e insostenibles en la agricultura, que dañaron la capacidad productiva de los campos gravemente, provocando una terrible reducción de las cosechas, tuvo lugar el fin de un ciclo económico expansivo. Cambiemos la agricultura por prácticas insostenibles en el sistema financiero, aderezado con la actividad especulativa sobre el sector del ladrillo, y obtenemos ese mismo fin de un ciclo económico expansivo pero trasladado a los tiempos actuales -y estas prácticas han provocado su efecto en muy poco tiempo, a diferencia del que necesitaron las actividades incorrectas de los campesinos sobre los campos para agotarlos allá por el siglo XIV-. Volviendo a nuestros amigos del medievo, el resultado de la situación descrita fue una reducción de la población, con una caída demográfica que se intensificó con el cambio climático que supuso el inicio de la "pequeña edad del hielo" -nótese otro paralelismo pero en sentido inverso en lo que al hemisferio del mercurio del termómetro se refiere-, y con la llegada de una terrible pandemia, la peste negra -demos gracias porque no se pueda encontrar aquí, de momento, otro paralelismo, ni con la gripe aviar, ni con el virus H1N1, esperemos que no lo sea la dichosa bacteria por la que fueron injustamente acusados nuestros pepinos patrios-. El hambre no tardó en llegar, dada la escasez de recursos, y ante la misma, hicieron su aparición las guerras, para hacerse con los recursos del vecino ante la desaparición de los propios. Y hete aquí que la situación empujó a los "indignados" de la época a movilizarse, pero no por indignación, creo yo, sino más bien por desesperación, en palabras de Ruiz-Domènec: 
"Entre las consecuencias para la sociedad se encontraban la escasez de alimentos, el hambre, los despoblados por la muerte o por la huida de los campesinos, las guerras locales entre demasiadas personas que luchaban por recursos demasiado escasos y el ataque a las élites gobernantes por parte de masas rurales desilusionadas, los jacques en Francia, que dieron lugar a la jacqerie, una revuelta social contra la miseria. Al final, la población decreció por el hambre, la enfermedad o la guerra, y la sociedad perdía la complejidad política, económica y cultural que había alcanzado sólo unas décadas antes."
 En esta fase nos encontramos, ya tenemos en nuestras plazas nuestros propios jacques, de momento no con la violencia de aquellos, ya que aún no les asiste su desesperación, pero veremos cuando los efectos de la crisis se vayan agravando con el fin de las prestaciones por desempleo, sin una salida laboral clara, y con los desahucios inevitables que vendrán por los impagos de las deudas hipotecarias de las familias, cierres de negocios por reducción del consumo y dificultades de acceso al crédito, etc. En contra de lo que se pueda pensar, no fueron los jacques ni fue por su causa que Europa se salvó del colapso en el que estaba inmersa, aunque ayudaron a ello, ya que obligaron a que se planteara un "reajuste severo de la vida económica y política", los pobres pasaron a tener capacidad de elección: a qué señor servir, dónde y en qué emplearse. Sigue narrando el autor el problema y llega a los ejemplos de dos ciudades italianas que tomaron rumbos diferentes para salir de la crisis, Roma y Génova. Fueron dos maneras de combatir la crisis, pero que compartían un mismo fin: "atajar una sucesión de gobiernos corruptos de talante más o menos mercantil" -otro paralelismo, que ya los vendo a granel-. Una fue la que obtuvo mejores resultados, y la otra, empeoró la situación de la ciudad que la tomó, y de aquí debemos obtener una enseñanza histórica para no cometer un mismo error.
Roma, bajo las soflamas y llamadas a la revolución de Niccola di Rienzo (el de la ópera Rienzi de Wagner), que había puesto de manifiesto los motivos de la mala marcha de la nación, siguió esa vía radical y "favoreció la idea de una ciudad inestable, poco segura para las inversiones extranjeras, hostil a los peregrinos, plenamente corrompida"
En la República de Génova, sin embargo, el dogo Simone Boccanegra promovió una economía de control de los mercados internacionales que contaban con presencia de la ciudad-estado. El dirigente genovés se dio cuenta de que el peligro mayor procedía de la inestabilidad política, y por ello "orientó la acción de gobierno a favor de la nuova gente, una clase social de carácter popular, consciente de las dificultades que se les echaban encima". Esta decisión no gustó a la nobleza establecida de la ciudad, pero se demostró la más efectiva para salir de la situación. Y, por ello, fue el camino a seguir por Florencia, Milán, Venecia, Nápoles, Gante, Brujas, Londres, París, Lübeck o Cracovia, que se convirtieron en palabras del citado historiador en "ciudades creadoras", una cadena dorada de urbes creativas en técnica, artes, y literatura, que comprendieron que "la única posibilidad de salir adelante pasaba por mantener (y en lo posible fomentar) las redes internacionales de comercio"

Moraleja, atacar la economía y la estabilidad política no lleva a nada, antes bien, empeora gravemente la situación. Por ello, en buena parte he visto con buenos ojos la opinión que hoy difundían todos los diarios de tirada nacional, emitida por Pau García-Milà, un emprendedor al que pocos conocían, pero que ha saltado a la fama por ser de los pocos que se atreven a hablar claro y ser críticos con el movimiento del 15-M, cuya existencia tiene motivos plenamente justificados, al igual que esa indignación que abanderan, pero que comienza a hacerse difuso en sus fines e intenciones, en los medios que utiliza, y también en su pretendida representatividad de los ciudadanos, cuando muchos no les hemos otorgado ni nuestra voz, ni nuestro voto, para que actúen en nuestro nombre, y aún así los ostentan con pretendida legitimidad. El chaval, porque es lo que es, opinaba que "todos tenemos la culpa de la crisis y la solución está en la gente, no en el Gobierno ni en las multinacionales", animando a que cada uno trabaje y aporte lo que pueda para salir de la crisis, a poder ser con nuevas iniciativas y emprendiendo proyectos -aunque esto en España y su burocracia es un tanto surrealista-, pero sobre todo me quedo de su mensaje con lo siguiente: "Para solucionar la crisis económica que atraviesa España hay una alternativa a protestar contra el Gobierno y las multinacionales: ver qué puede hacer uno mismo por salir de ella". Digamos que esta es una salida "genovesa", siguiendo con el paralelismo histórico, y no refiriéndome a los mangantes de la calle Génova, que no lo son más que los que residen en Ferraz. Me parece algo constructivo, frente a la queja generalizada sin mover un dedo por arreglar las cosas. Los que cada día nos levantamos a primera hora de la mañana para ir a procurar que todo siga funcionando, los que cada día lo hacen para ir a buscar un trabajo para sacar adelante a su familia si se han quedado sin él, todos, y no los que se sientan en una plaza a gritarle a la vida por ser más dura de como se la habían pintado en el nido, seremos los que conseguiremos sacar este país y al mundo de la crisis. Dadle tiempo al tiempo. No digo que no nos quejemos, que debemos, digo que no debemos hacer de la queja un trabajo o modo de vida. Y lo que tampoco puede ser es que las quejas degeneren en lo que hoy Ignacio Camacho -que por otra parte no es santo de mi devoción- tildaba de radicalismo violento, o en la antipolítica. Quede un apunte-recado para Tele Madrid, que estaría bien que dejase de ser Tele Espe, que canta demasiado, llegando a utilizar imágenes de las revueltas griegas pretendiendo hacerlas pasar   por las algaradas de Barcelona -que dicen, y aportan un vídeo como pretendida prueba, que las provocó la Policía, y el caso es que si bien hay policías de paisano, como en toda reunión no autorizada susceptible de degenerar en algo más, en esa "prueba" las únicas provocaciones van de los manifestantes a los agentes, y de pruebas algo estudié en su día y puedo decir que este vídeo no prueba lo que dicen que prueba-.  Luego cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana, faltaría más, yo creo en la libertad y en la democracia, para todos, indignados, o no. Ha costado mucho conseguir lo que tenemos -muchos ni siquiera sabemos cuánto porque no hemos vivido otra situación- para que lo vilipendiemos alegremente porque las cosas se hayan puesto, como tantas veces a lo largo de la Historia, cuesta arriba. 

De aquella depresión económica de 1330 acabó surgiendo el Renacimiento, porque siguieron el camino correcto, esperemos que escojamos igual de bien ahora, y lleguemos a otro Renacimiento, y no al colapso de Europa, de nuestra economía y con ello de todos los derechos que tanto ha costado conseguir. 

martes, 14 de junio de 2011

Ciegos a los palos

Con su permiso, el del tiempo y de la Autoridad, o sin el de ninguno, les voy a contar una historia ambientada en este nuestro País de la Pandereta, que hace mucho que no corto un traje. Había una vez unos duendecillos, que ciegos de nacionalismo, de no ver más allá de las fronteras que más cercanas les quedaban, decidieron que el resto de los habitantes del País de la Pandereta éramos menos que ellos, y que no merecíamos compartir Estado con ellos, muy especiales, por hablar algo cercano al klingon, supongo, al no haber más motivos fundados, una vez descartada la teoría del RH- abanderada por el científico de reputación y fama internacional -postulante al Nóbel- Xabier Arzalluz. Tanto se cegaron que algunos de ellos, pasándose de vueltas, comenzaron a atacar indiscriminadamente a objetivos tanto militares o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado -de la Pandereta, se entiende-, como civiles (dramas no nos faltan que traer a la memoria, lo cual soy incapaz de hacer sin acordarme de la madre de todos esos malnacidos asesinos). Otros, incluso más cobardes, mezquinos y ladinos que los anteriores,  amparándose en la política y en las libertades de un Estado de Derecho, y abusando vilmente de ellas, cubrían, jaleaban y financiaban a los primeros, hasta que hartos de la situación, el Poder Legislativo proscribió a todos estos indeseables y los Tribunales del País de la Pandereta dijeron, hasta aquí hemos llegado, ilegalizando todas las manifestaciones políticas de estos intolerantes sinvergüenzas que se reían de todo y de todos a la cara, regodeándose en el dolor de una sociedad que tantas veces intentaron quebrar, encontrando sólo una oposición cada vez más frontal y férrea ante sus ideas trasnochadas y anacrónicas, y mucho más enconada contra sus acciones criminales. 
Todo era felicidad en el País de la Pandereta (salvo porque la cola más larga no la tenían ni el Conde de la Obregón, ni el Piqué de la Sakira, sino las Oficinas del INEM), hasta que en unas elecciones municipales, deciden por enésima vez presentarse los ciegos duendecillos independentistas. Todos tranquilos, tenemos unas leyes que impiden que estos sinvergüenzas lleguen a gobernar algo, cuando está claro que no gobiernan ni sus propias cabezas. Hasta que, por lo que es una clara oportunidad política, que supone que el Sr. Zapatero sólo podría lavar un poco la enlodada cara de su patética gestión si consiguiera ver el fin de ETA como Presidente, y ello amortiguaría el inevitable batacazo electoral de Rubalcaba, se les ocurre que, aunque el Tribunal Supremo diga que los ciegos duendecillos independentistas se queden en sus casas y se la casquen solos, que para ello son separatistas y no necesitan de nadie, ahí tienen el Constitucional, que para tirar de ellos ya lo han llenado de adláteres agradecidos, de estómago blindado, escrúpulos en eternas vacaciones y gozosos de poder satisfacer los zafios intereses de quienes les han dado de comer durante estos años que lleva el Tribunal sin renovarse -y bien se sabe que no hay que morder la mano que da de comer, pero de ahí a chuparle el culo al propietario de la misma, va un paso, o mejor, un giro de 180º...-. Y el Tribunal no les falla, y tira por tierra todo lo conseguido hasta el momento y abre la puerta de los Ayuntamientos de esas tierras irreductibles del norte a los bárbaros montaraces. En fin, están locos estos romanos, locos, y no se sabe muy bien por qué,  togados, porque con decisiones como estas cualquier mérito decae ante la evidencia de una rendición indigna para un órgano que, aunque estrictamente no pertenece al Poder Judicial, debería gozar de tanta o más independencia, siendo el máximo garante de nuestros derechos fundamentales y libertades. Veremos como quedan salvaguardados los derechos y las libertades de los no independentistas en esos reductos de atmósfera paleto-independentista.   
Y los ciegos duendecillos independentistas, que no la han visto mejor en años, se tiran a la yugular de las Corporaciones Locales y cual vampiros sedientos de sangre, las succionan para sí, haciéndose con el poder de manera pasmosa en decenas de Ayuntamientos (esto también dice mucho, algo falla por allá si tanta gente les vota, porque no vale la teoría de que todos sean idiotas -ni mucho menos-, aunque desde luego, con su voto han cometido una idiotez). Ahora nos echamos las manos a la cabeza, lo cierto es que no nos lo esperábamos, pero no se puede meter la mano en la boca de un cocodrilo, porque luego pasa lo que pasa. 
La cosa es que han dado el bastón de mando a muchos energúmenos, que han pasado de dar palos de ciego por estar ahogada su alternativa política al no desmarcarse de la violencia, a ser ciegos con palos, para dar palos al Estado que los mantiene, a la Constitución, y hasta a la puta que parió a los que consintieron que pudieran llegar a donde han llegado -y no duden que se los darán, si tienen ocasión-. Por cosas como esta, este país nunca dejará de ser el País de la Pandereta.  Parte de los culpables han presentado la dimisión, imagino que el cargo de conciencia debe de ser enorme... llegar hasta ahí para eso, está más feo que la espalda de una nevera. Y digo, que si la hubieran presentado antes, al recibir instrucciones del Politburó de su Partido, a lo mejor nos hubiera ido mejor a todos. Quede clara una cosa, por si algún pro-PP la está gozando, me dan tanto asco los mercenarios del PSOE como los del PP, todos nos venderían, y así lo han hecho y lo hacen casi a diario, por veinte monedas de plata -ahora se llevan más los billetes de 500 €, dietas, cargos y privilegios-, y cosas como esta de Bildu son para indignarse más que otras, pero nadie acampa a las puertas del consistorio de San Sebastián -y es comprensible, a saber qué órdenes recibiría la Policia Local de alguien que no condena la violencia-. 

Colorín, colorado y pelado el ojo del culo nos han dejado. 

domingo, 15 de mayo de 2011

No t rías, que es peor

Soy un cosmopolita, y cada día un poco más. Y cuanto más cosmopolita me vuelvo menos entiendo y más gracia me hacen los nacionalistas. Iba hoy en avión desde el Aeropuerto de Valladolid al de Barcelona, leyendo un libro de José Enrique Ruiz-Domèneq titulado "Europa". No se escornó con el título pues precisamente de este nuestro continente habla el libro, y más concretamente de su azarosa historia. En un punto, el autor se definía como cosmopolita, apartándose de todas esas tesis nacionalistas que tan en boga están actualmente. Y me hace gracia como definía a los localistas: "¡Mi Catedral es mejor que la tuya!", eso a un leonés como yo, le toca de lleno, cuantas veces no lo habré dicho, y andando el tiempo pensado, y andado aún más descartado, porque te das cuenta de que, también en el arte, ciertas comparaciones son odiosas, y basadas en la ignorancia, y de ello me di cuenta cuando conocí otras como las de Notre-Dame de París, la Sainte Chapelle, la de Reims o la de Amiens -y odio reconocer que, pese a la cercanía a mi residencia actual, aún no conozco la de Burgos-. El nacionalismo es otra forma de localismo a mayor escala, subjetivo y basado, en una gran parte en la ignorancia de lo ajeno (y de lo ajeno al miedo hay un paso, el miedo a lo desconocido, y en palabras que titulan una gran obra que también alumbra el tema, de Tsvetan Todorov: "El miedo a los bárbaros" -los otros, en griego antiguo-, y en el resto se basa en el egoísmo: quiero lo mejor para mi y los míos, y los demás, que se jodan -hablando en plata, y plata es lo que mueve en gran parte al nacionalista-. Es curioso que sea la solidaridad entre los pueblos, además del arte y la cultura, lo más grande que haya alumbrado Europa, y que unos pocos idiotas, la desprecien de la manera que lo hacen. Por poner un símil náutico, estos son de los que si se hunde el barco en el que viajan gritarían: a los botes, los nacionalistas primero, luego las mujeres y los niños de estos, y después el resto que se arreglen como buenamente puedan. Por obras como estas que he nombrado, y por muchas otras, cada día estoy más convencido de que el nacionalismo es el camino de los cortos de vista, los egoístas o los carentes de personalidad, mundo y vivencias. No en vano, el nacionalismo se cura viajando, que decía alguien más entendido que yo. 
Venía masticando estas cosas en la cabeza, y un chicle en la boca -después de decenas de vuelos me sigue aterrando volar, y para no desgastar esmalte mastico chicle-, cuando en el trayecto desde El Prat a Plaza Cataluña, mirando a uno y otro lado, sólo veía que banderolas colgando de las farolas con un mensaje "t'rias" la te en rojo y el resto en negro, en alusión al candidato de CiU a la alcaldía de esta hermosa ciudad que es Barcelona. Nacionalista él. Y me ha salido un juego de palabras cuando el demócrata que llevo dentro ha ganado al cosmopolita que duerme a su lado, y me he dicho -o les he dicho a ambos, que son yo-: "No seas malo, no t rías". 
También, por reconocer en mi recorrido de esta tarde alguno de los lugares del periplo del autobús barcelonista sobre el que celebraba ayer el título de Liga el F. C. Barcelona -merecido, este sí, todo hay que decirlo- se me vino a la mente el cartel que encabezaba la expedición: "Llorca al nostre cor". Muy bien, hay que estar con los damnificados por una terrible tragedia, eso les honra, aunque más les hubiese honrado suspender las celebraciones en tan funesto momento, porque poner ese cartel y bañarlo con champán, gritos y jolgorio... en fin, no es el tema que me ocupa, aunque sí me preocupa. ¿Llorca? por favor, y luego son los nacionalistas los primeros que se soliviantan cuando les cambian el nombre, recordemos a Carod Rovira reivindicando su Josep Lluís aquí y en la China popular. Al nacionalista -que seguro que lo era- que escribió la pancarta habría que recordarle un detallito: Lorca es Lorca, en Lorca, en Barcelona y en la China Popular.

Ahora que arrasa la globalización, algunos están por invertir en grupos de bailes regionales y política lingüística excluyente... allá cada cual, así nunca saldremos del pozo en el que estamos, pero los jerifaltes de los partidos nacionalistas, en tanto en cuanto no cambie la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que no cambiará porque necesitamos su concurso para ello, seguirán siendo los primeros que beban del caldero que sale de ese pozo. Y los demás, lo dicho, que se jodan y se las arreglen como buenamente puedan. 


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