martes, 11 de octubre de 2011

Errores recurrentes de la Universidad española: Licenciando pazguatos

Licenciado en Crinología, Trashumancia y
Consumo de Gramíneas 
Alguno lo mismo se espera un sesudo artículo sobre el caótico estado del sistema educativo en España, y la inmersión -o mejor, ahogamiento- de nuestra Universidad en el Plan Bolonia (además de en el alcohol de las fiestas de ¿estudiantes?). Para eso, supongo que hay que estar educado en una Universidad del extranjero, a mi no me da el coco, qué se le va a hacer, no me lo andamiaron bien, disculpen la decepción -o alivio-. 
El caso es que la Universidad española ha cometido, y comete, como toda institución pública, empresa o comunidad de vecinos de este nuestro país que se precie, errores garrafales. Y no me refiero a organizarse de tal forma que echen por tierra cualquier atisbo de formar estudiantes que puedan competir con los de universidades extranjeras (la materia prima, de todas formas, ya viene dañada de casa, escuela e instituto), o que puedan entrar en la empresa mínimamente formados para valerse en un mercado laboral,  no teniendo que formatear todo lo que les han calzado en la uni, entre botellón y botellón, que ya se sabe que el regar la materia gris periacueductal con etanol ayuda a la memoria, según un estudio de una reputada universidad española (¿"reputada" y "universidad española" pueden ir en la misma frase? ¿es falta de ortografía o de consecuencia?) o, ¿era al contrario?... escribían tantos Doctores defendiendo tesis tan dispares en el asunto que saqué la conclusión que me vino en gana, y no podía haber ninguna equivocada, pues todos recibieron subvención para sus experimentos, trabajos de campo, pruebas y estudios demográficos, demoscópicos y demonológicos. No, voy a hablar de errores que han emponzoñado su lustrosa Historia universitaria española hasta tal punto de confirmar lo que muchos sospechábamos, una carrera, en este país, con la Universidad que tenemos, la saca cualquiera. 
El error más conocido es, de lejos, por el bombo y platillo que siempre se le ha dado, el haberle concedido el título de Licenciada en Biología a la Sra. Dña. (es Licenciada, qué menos) Ana Obregón, dechado de sabiduría, doctísima en la materia, poco menos que merecedora del Nóbel, o, como poco, de un Príncipe de Asturias -pero se lo llevó Letizia- por sus aportaciones a esa disciplina. Pero hablo de errores recurrentes, y es que si un error es dar un título a semejante personaje, otro mayor es no poder retirárselo a la vista de lo que dicen, hacen y publican a los cuatro vientos, probando, si no una ignorancia preocupante, que también, una carencia manifiesta de méritos y capacidades intelectuales para recibir el honor de una licenciatura, aunque sea en encaje de bolillos -seguro que el Plan Bolonia prevé un Máster sobre el asunto-. 
Lo de Anita, pase, a lo mejor iba a los exámenes con prendas de las que acostumbra,  menos tapada que una ternera colgada de un gancho de carnicería, y despistaba a los profesores que calificaban la longitud de sus piernas y volumen de sus balones en vez de sus reflexiones sobre citología, reproducción de las amebas o el barbecho en el cultivo de estafilococos. Incluso cuentan las malas lenguas que se dió el caso de que algún ínclito catedrático la saludó con un directo "buenas tetas" en lugar del más comedido y acostumbrado "buenas tardes". Aunque da la sensación de que esta chica -o señora, para los que hemos nacido dentro de los últimos diez lustros- lo único relacionado con la biología que se ha leído es el prospecto de sus prótesis mamarias, nunca se sabe, lo mismo es tan buena actriz que en lo que se supone es su vida real actúa dando carácter a un personaje con rasgos de frívolo e ignorante cuando en realidad es un cerebro en organografía microscópica animal, yo que sé. 
Y digo que lo de Anita, pase, pero es que navegando en ese océano que es la internet, concretamente por los mares del Twitter, no voy y me encuentro con la cuenta de Jorge Javier Vázquez, para los que no caigáis por el nombre, dichosos seáis, sigo con descripción: el que fuera presentador del "Aquí Hay Tomate" y ahora del "Sálvame", todo ello en la cadena educativa por excelencia de este nuestro país de la pandereta, Telecinco (N. del A.: sigue rima fácil). Ya es triste que este encuentro tenga lugar dentro de las sugerencias que me hace Twitter para seguir cuentas... creo que se atreven incluso a decir "personas similares a ti -y ese "a ti", va por mi misma persona, ¿cómo te quedas Maruja?-". No me jodas Twitter, qué poco me conoces... le dan a uno ganas de irse al bosque a partir leña con la mano para demostrar rudeza y diferenciarse de Mermelada, de leerse en una noche el Digesto, el Quijote, la Biblia, la Divina Comedia y la Ley Hipotecaria para no pasar por semejante iletrado,  de verse cine de autor iraní, de escuchar a Bach, y tirar todos los CD's de música posteriores a 1750 (al contenido, me refiero, si encontráis un CD físicamente anterior, mandádmelo, creo que haré algún dinero y conoceré, de paso, a McFly que seguro que se le cayó a él del Delorian), todo ello para que Twitter no vuelva ni siquiera a atisbar un mínimo ápice de parecido entre ese personaje y mi persona humana. Pero cual es mi sorpresa cuando, leyendo la descripción breve que hay en toda cuenta de Twitter (soy masoca, y ya se sabe que la curiosidad mató a la neurona), no me jodas, Genaro, que tenemos en común algo... ¡El tío es Licenciado! y encima también de letras... ni más ni menos que Licenciado en Filología Hispánica... Reproduzco descripción exacta: 
"Premio Ondas 2009 , Presentador de Salvame Diario, Deluxe. Trabajo para la productora La Fabrica de la Tele.Licenciado en filologia Hispanica"
Nótese que dice mucho ya del garrafal error cometido por la Universidad de Barcelona el que un Licenciado en Filología Hispánica no utilice mayúsculas para el sustantivo de su carrera, y en el adjetivo olvide -¡¡¡¡¡un filólogo!!!!!- que lleva tilde -¡¡¡¡¡¡mátame camión!!!!!! que también lleva tilde, y por eso la pongo-. Un hombre que cada vez que habla o deja hablar a cualquier colaborador de sus programas consigue que muera de pena un filólogo (de los de verdad, no sólo de título académico para colgar en el cuarto de baño), no me digan que no merece que le retiren el título. Parece, además, que lo pone a modo de excusa en esa descripción, como para atenuar todo lo anterior, es como si el Dr. Mengele tuviera cuenta de Twitter y pusiera: "Seguidor incondicional del Partido Nazi, miembro de las Waffen SS, experimento sin escrúpulos con niños, judíos, gitanos y homosexuales. -pero, no obstante- Doctor en Medicina y Cirugía. ". Que con carrera, ya es otra cosa. Otro doble error de la Universidad española, no sólo el concederle un título a este cantamañanas (tardes o noches, según parrilla de su canal), sino no retirárselo aunque sólo sea por pudor. 
En Derecho tenemos a Carlos Sobera, pero este se ha sabido quitar el Sambenito de ignorancia que da la tele presentando programas de preguntas... no ha llegado al grado del inmortal -¿o no?- Jordi Hurtado (este no necesita carrera ni rodeado de frikis pedantes resabiados, porque el teleprompter y Juanjo -voz en off- hacen maravillas),  salvo cuando intenta parecer gracioso, que es casi siempre, no da la sensación de tener las mismas capacidades de raciocinio que Patricio, el amigo inseparable de Bob Esponja, que, que yo sepa, tampoco tiene carrera, por si alguien andaba interesado en el C. V. de una esponja marina (lo cual dice mucho de España: aquí te piden carrera hasta para entrar en el McDonalds, total, cualquiera la puede tener y puestos a pedir, mejor que el cocinero sepa Física, en Fondo de Biquini, no es necesario, por el momento). 
El caso es que, me he quedado acojonado con que el presentador del programa más deplorable que hay ahora en la televisión haya conseguido uno de los más altos logros de nuestro sistema educativo. Y no sólo eso, lo que más escuece, es que no haya manera de subsanar semejante agravio comparativo al resto de Licenciados y Licenciadas (incluso Mauricio Colmenero), y que el Twitter y otros entes extranjeros que no nos conozcan bien como país de la farándula, puedan pensar que por ser Licenciados tenemos algo en común con J. J.
El que no sea Licenciado, que ahorre un poquito (la factura la pasan igual, salgas, o no, formado), y que se apunte, que se lo quitan de las manos oiga, casi que lo regalan... Ahora, además, ya no sale uno Licenciado que eso quedaba muy anticuado y poco europeo, ahora eres Grado (supongo que por el peso que los grados de alcohol etílico tienen durante los años de estudio de la carrera). 
Como un buen Letrado, y pese a ello amigo, me ha advertido que cualquier día me demandan por tener tan suelta la lengua y grande la boca (a ver si me está llamando feo...), en mi descargo diré que escribo los artículos en esloveno -lo escribo a cualquier hora, pero sólo lo hablo a partir de las 3 de la mañana con ± 5 copas), y que todo lo que pueda parecer hiriente, ofensivo o injurioso son errores de traducción, perdonen que mi castellano no sea muy bueno, pero es que yo no soy "Licenciado en filologia Hispanica". 

jueves, 21 de julio de 2011

Ortega en el País de la Salsa Rosa

En imágenes, lo que podríamos calificar de síndrome de 
Barrabás, el presunto criminal arropado por el pueblo.
Hace unos días el diestro José Ortega Cano se puso fino y acto seguido cogió los mandos de su coche de alta gama. No puede decirse que por mala suerte, porque las probabilidades de que suceda una tragedia en las condiciones en las que el matador -por lo visto tocaba hacer horas extras, y esta vez no con animales- cogió el coche crecen exponencialmente. Tanto crecieron que se materializaron, y en un cúmulo de circunstancias aciagas, y ya lo decía el tocayo de apellido, que nada tiene que ver con él, el gran filósofo Ortega y Gasset, que "yo soy yo y mis circunstancias", y en este caso el "yo" de Ortega fue un inconsciente, un suicida-homicida, cuyas circunstancias eran una melopea considerable y un exceso de velocidad temerario, eso sí, montando el mejor caballo, un coche de alta gama que haría picadillo en un impacto directo a cualquier utilitario, y así es como segó una vida inocente. Hasta donde yo, y el Código Penal, que regula el homicidio imprudente y los delitos contra la seguridad en el tráfico sabíamos, lo que ha hecho el torero es digno de un alto reproche social. Pero hete aquí que estamos en España, el país de la farándula, de la Salsa Rosa, del Tomate, del Sálvame Deluxe y de andar por casa y de la madre que los parió a todos sin haberle hecho el favor a la humanidad de haber apretado las piernas en tan indeseable acto de traer al mundo toda esta basura y coprófagos que de ella viven. Y resulta de ello, inevitablemente que esa cofradía de imbéciles y botarates que viven de vidas ajenas, por lo vacías que están las suyas, del morbo y del sensacionalismo, y de dar contenido a tertulias intrascendentes de ignorantes marujas danzando alrededor del fuego primitivo del revistero de la peluquería (compadezco a los que tienen este oficio y sin quererlo se ven envueltos en los debates sobre el estado del corazón de estas marujas), va y se da cita a la puerta del Hospital en el que reposaba, ya fuera de peligro y con el alta bajo el brazo, el presunto culpable de un delito grave, y le aplauden, supongo que porque su vida llena de aventuras y desventuras -que sólo a ellos y a su despreciable audiencia interesan- sigue adelante, y por ende, dándoles de comer del pastel del corazón, que como dice Carlos Fisas, se dice del corazón, pero apunta más abajo; y sin embargo, la vida que ha segado a ellos nada les importa, no se trata de un torero, una tonadillera, una baronesa o duquesa, o alcalde corrupto, Lady Di, ni nada que pueda interesar a los cabezas huecas que les jalean, día a día, comprando revistas en las que ver casoplones imposibles, heredados de generación en generación, y mantenidos gracias precisamente al hecho de que el idiota que ve las fotos haya pagado por ello, supongo que soñando en tener algún día una casa como la que ve, y no dándose cuenta que para acercarse a ello, mejor estaría leyendo un libro o formándose, para por lo menos, tener mayores oportunidades, que perdiendo el tiempo ojeando esa revista; ó viendo programas de televisión en los que puede verse de todo menos un atisbo de dignidad humana, estando los que los conducen y en ellos participan para visita al psiquiatra, y el mismo diagnóstico le doy a quien los ve. 

En algunos casos es hasta esquizofrénico el tema, algunos de los que hace un tiempo crucificaban -no sin razón en el reproche social- a Farruquito, porque era lo que pedía la indignada masa que hace de ingrediente fundamental y básico de la salsa rosa (creo que por rencor a no haber desvelado desde un primer momento una historia tan jugosamente mórbida), hoy impulsados por esa misma masa, aplauden al torero. Porque la salsa rosa es muy inestable, si se corta, te crucifica, si no, te puede elevar a los altares de los muy amados iconos de la farándula, y por los mismos o muy similares hechos deplorables. 
Esperemos que la nube de estupidez que rodea a estos personajes, causada por el séquito que los rodea de señoras con rulos y batas -y cada vez más señores-, senadoras de barrio, y portadoras de la Justicia absoluta que mana del saber de los programas del corazón y la prensa sensacionalista, no influya en los órganos jurisdiccionales encargados de enjuiciar la conducta del torero, y que, como corresponde, y le pasaría a cualquier hijo de buen vecino en estas circunstancias, ejemplarmente acabe cumpliendo condena desde el lado de dentro de los barrotes, aunque ello suponga que sus seguidores de la vie en rouge, tengan que rasgarse las vestiduras, en un lamento que se haga digno hasta del mayor inocente condenado a muerte. 

Por prevención general, y por poner en su sitio a toda la idiocia de la corte rosa, convendría una condena ejemplar. Pero esto, para bien y para mal, es España. 

sábado, 18 de junio de 2011

Indignados en la historia

Las jacqueries y la situación de la época en la década 
de 1330 prueban que no hay nada nuevo bajo el Sol.
Leyendo hace un tiempo a Enrique Ruiz-Domènec, en su obra "Europa" (RBA Libros, SA, 2010), sobre la Historia de este Viejo Continente, que ya he citado en otras ocasiones, me sorprendía en un párrafo un brutal paralelismo con la situación de crisis económica actual, pero ambientado en la década de 1330, desde la que ya ha llovido. Por entonces, y tras mucho tiempo de prácticas abusivas e insostenibles en la agricultura, que dañaron la capacidad productiva de los campos gravemente, provocando una terrible reducción de las cosechas, tuvo lugar el fin de un ciclo económico expansivo. Cambiemos la agricultura por prácticas insostenibles en el sistema financiero, aderezado con la actividad especulativa sobre el sector del ladrillo, y obtenemos ese mismo fin de un ciclo económico expansivo pero trasladado a los tiempos actuales -y estas prácticas han provocado su efecto en muy poco tiempo, a diferencia del que necesitaron las actividades incorrectas de los campesinos sobre los campos para agotarlos allá por el siglo XIV-. Volviendo a nuestros amigos del medievo, el resultado de la situación descrita fue una reducción de la población, con una caída demográfica que se intensificó con el cambio climático que supuso el inicio de la "pequeña edad del hielo" -nótese otro paralelismo pero en sentido inverso en lo que al hemisferio del mercurio del termómetro se refiere-, y con la llegada de una terrible pandemia, la peste negra -demos gracias porque no se pueda encontrar aquí, de momento, otro paralelismo, ni con la gripe aviar, ni con el virus H1N1, esperemos que no lo sea la dichosa bacteria por la que fueron injustamente acusados nuestros pepinos patrios-. El hambre no tardó en llegar, dada la escasez de recursos, y ante la misma, hicieron su aparición las guerras, para hacerse con los recursos del vecino ante la desaparición de los propios. Y hete aquí que la situación empujó a los "indignados" de la época a movilizarse, pero no por indignación, creo yo, sino más bien por desesperación, en palabras de Ruiz-Domènec: 
"Entre las consecuencias para la sociedad se encontraban la escasez de alimentos, el hambre, los despoblados por la muerte o por la huida de los campesinos, las guerras locales entre demasiadas personas que luchaban por recursos demasiado escasos y el ataque a las élites gobernantes por parte de masas rurales desilusionadas, los jacques en Francia, que dieron lugar a la jacqerie, una revuelta social contra la miseria. Al final, la población decreció por el hambre, la enfermedad o la guerra, y la sociedad perdía la complejidad política, económica y cultural que había alcanzado sólo unas décadas antes."
 En esta fase nos encontramos, ya tenemos en nuestras plazas nuestros propios jacques, de momento no con la violencia de aquellos, ya que aún no les asiste su desesperación, pero veremos cuando los efectos de la crisis se vayan agravando con el fin de las prestaciones por desempleo, sin una salida laboral clara, y con los desahucios inevitables que vendrán por los impagos de las deudas hipotecarias de las familias, cierres de negocios por reducción del consumo y dificultades de acceso al crédito, etc. En contra de lo que se pueda pensar, no fueron los jacques ni fue por su causa que Europa se salvó del colapso en el que estaba inmersa, aunque ayudaron a ello, ya que obligaron a que se planteara un "reajuste severo de la vida económica y política", los pobres pasaron a tener capacidad de elección: a qué señor servir, dónde y en qué emplearse. Sigue narrando el autor el problema y llega a los ejemplos de dos ciudades italianas que tomaron rumbos diferentes para salir de la crisis, Roma y Génova. Fueron dos maneras de combatir la crisis, pero que compartían un mismo fin: "atajar una sucesión de gobiernos corruptos de talante más o menos mercantil" -otro paralelismo, que ya los vendo a granel-. Una fue la que obtuvo mejores resultados, y la otra, empeoró la situación de la ciudad que la tomó, y de aquí debemos obtener una enseñanza histórica para no cometer un mismo error.
Roma, bajo las soflamas y llamadas a la revolución de Niccola di Rienzo (el de la ópera Rienzi de Wagner), que había puesto de manifiesto los motivos de la mala marcha de la nación, siguió esa vía radical y "favoreció la idea de una ciudad inestable, poco segura para las inversiones extranjeras, hostil a los peregrinos, plenamente corrompida"
En la República de Génova, sin embargo, el dogo Simone Boccanegra promovió una economía de control de los mercados internacionales que contaban con presencia de la ciudad-estado. El dirigente genovés se dio cuenta de que el peligro mayor procedía de la inestabilidad política, y por ello "orientó la acción de gobierno a favor de la nuova gente, una clase social de carácter popular, consciente de las dificultades que se les echaban encima". Esta decisión no gustó a la nobleza establecida de la ciudad, pero se demostró la más efectiva para salir de la situación. Y, por ello, fue el camino a seguir por Florencia, Milán, Venecia, Nápoles, Gante, Brujas, Londres, París, Lübeck o Cracovia, que se convirtieron en palabras del citado historiador en "ciudades creadoras", una cadena dorada de urbes creativas en técnica, artes, y literatura, que comprendieron que "la única posibilidad de salir adelante pasaba por mantener (y en lo posible fomentar) las redes internacionales de comercio"

Moraleja, atacar la economía y la estabilidad política no lleva a nada, antes bien, empeora gravemente la situación. Por ello, en buena parte he visto con buenos ojos la opinión que hoy difundían todos los diarios de tirada nacional, emitida por Pau García-Milà, un emprendedor al que pocos conocían, pero que ha saltado a la fama por ser de los pocos que se atreven a hablar claro y ser críticos con el movimiento del 15-M, cuya existencia tiene motivos plenamente justificados, al igual que esa indignación que abanderan, pero que comienza a hacerse difuso en sus fines e intenciones, en los medios que utiliza, y también en su pretendida representatividad de los ciudadanos, cuando muchos no les hemos otorgado ni nuestra voz, ni nuestro voto, para que actúen en nuestro nombre, y aún así los ostentan con pretendida legitimidad. El chaval, porque es lo que es, opinaba que "todos tenemos la culpa de la crisis y la solución está en la gente, no en el Gobierno ni en las multinacionales", animando a que cada uno trabaje y aporte lo que pueda para salir de la crisis, a poder ser con nuevas iniciativas y emprendiendo proyectos -aunque esto en España y su burocracia es un tanto surrealista-, pero sobre todo me quedo de su mensaje con lo siguiente: "Para solucionar la crisis económica que atraviesa España hay una alternativa a protestar contra el Gobierno y las multinacionales: ver qué puede hacer uno mismo por salir de ella". Digamos que esta es una salida "genovesa", siguiendo con el paralelismo histórico, y no refiriéndome a los mangantes de la calle Génova, que no lo son más que los que residen en Ferraz. Me parece algo constructivo, frente a la queja generalizada sin mover un dedo por arreglar las cosas. Los que cada día nos levantamos a primera hora de la mañana para ir a procurar que todo siga funcionando, los que cada día lo hacen para ir a buscar un trabajo para sacar adelante a su familia si se han quedado sin él, todos, y no los que se sientan en una plaza a gritarle a la vida por ser más dura de como se la habían pintado en el nido, seremos los que conseguiremos sacar este país y al mundo de la crisis. Dadle tiempo al tiempo. No digo que no nos quejemos, que debemos, digo que no debemos hacer de la queja un trabajo o modo de vida. Y lo que tampoco puede ser es que las quejas degeneren en lo que hoy Ignacio Camacho -que por otra parte no es santo de mi devoción- tildaba de radicalismo violento, o en la antipolítica. Quede un apunte-recado para Tele Madrid, que estaría bien que dejase de ser Tele Espe, que canta demasiado, llegando a utilizar imágenes de las revueltas griegas pretendiendo hacerlas pasar   por las algaradas de Barcelona -que dicen, y aportan un vídeo como pretendida prueba, que las provocó la Policía, y el caso es que si bien hay policías de paisano, como en toda reunión no autorizada susceptible de degenerar en algo más, en esa "prueba" las únicas provocaciones van de los manifestantes a los agentes, y de pruebas algo estudié en su día y puedo decir que este vídeo no prueba lo que dicen que prueba-.  Luego cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana, faltaría más, yo creo en la libertad y en la democracia, para todos, indignados, o no. Ha costado mucho conseguir lo que tenemos -muchos ni siquiera sabemos cuánto porque no hemos vivido otra situación- para que lo vilipendiemos alegremente porque las cosas se hayan puesto, como tantas veces a lo largo de la Historia, cuesta arriba. 

De aquella depresión económica de 1330 acabó surgiendo el Renacimiento, porque siguieron el camino correcto, esperemos que escojamos igual de bien ahora, y lleguemos a otro Renacimiento, y no al colapso de Europa, de nuestra economía y con ello de todos los derechos que tanto ha costado conseguir. 

martes, 14 de junio de 2011

Ciegos a los palos

Con su permiso, el del tiempo y de la Autoridad, o sin el de ninguno, les voy a contar una historia ambientada en este nuestro País de la Pandereta, que hace mucho que no corto un traje. Había una vez unos duendecillos, que ciegos de nacionalismo, de no ver más allá de las fronteras que más cercanas les quedaban, decidieron que el resto de los habitantes del País de la Pandereta éramos menos que ellos, y que no merecíamos compartir Estado con ellos, muy especiales, por hablar algo cercano al klingon, supongo, al no haber más motivos fundados, una vez descartada la teoría del RH- abanderada por el científico de reputación y fama internacional -postulante al Nóbel- Xabier Arzalluz. Tanto se cegaron que algunos de ellos, pasándose de vueltas, comenzaron a atacar indiscriminadamente a objetivos tanto militares o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado -de la Pandereta, se entiende-, como civiles (dramas no nos faltan que traer a la memoria, lo cual soy incapaz de hacer sin acordarme de la madre de todos esos malnacidos asesinos). Otros, incluso más cobardes, mezquinos y ladinos que los anteriores,  amparándose en la política y en las libertades de un Estado de Derecho, y abusando vilmente de ellas, cubrían, jaleaban y financiaban a los primeros, hasta que hartos de la situación, el Poder Legislativo proscribió a todos estos indeseables y los Tribunales del País de la Pandereta dijeron, hasta aquí hemos llegado, ilegalizando todas las manifestaciones políticas de estos intolerantes sinvergüenzas que se reían de todo y de todos a la cara, regodeándose en el dolor de una sociedad que tantas veces intentaron quebrar, encontrando sólo una oposición cada vez más frontal y férrea ante sus ideas trasnochadas y anacrónicas, y mucho más enconada contra sus acciones criminales. 
Todo era felicidad en el País de la Pandereta (salvo porque la cola más larga no la tenían ni el Conde de la Obregón, ni el Piqué de la Sakira, sino las Oficinas del INEM), hasta que en unas elecciones municipales, deciden por enésima vez presentarse los ciegos duendecillos independentistas. Todos tranquilos, tenemos unas leyes que impiden que estos sinvergüenzas lleguen a gobernar algo, cuando está claro que no gobiernan ni sus propias cabezas. Hasta que, por lo que es una clara oportunidad política, que supone que el Sr. Zapatero sólo podría lavar un poco la enlodada cara de su patética gestión si consiguiera ver el fin de ETA como Presidente, y ello amortiguaría el inevitable batacazo electoral de Rubalcaba, se les ocurre que, aunque el Tribunal Supremo diga que los ciegos duendecillos independentistas se queden en sus casas y se la casquen solos, que para ello son separatistas y no necesitan de nadie, ahí tienen el Constitucional, que para tirar de ellos ya lo han llenado de adláteres agradecidos, de estómago blindado, escrúpulos en eternas vacaciones y gozosos de poder satisfacer los zafios intereses de quienes les han dado de comer durante estos años que lleva el Tribunal sin renovarse -y bien se sabe que no hay que morder la mano que da de comer, pero de ahí a chuparle el culo al propietario de la misma, va un paso, o mejor, un giro de 180º...-. Y el Tribunal no les falla, y tira por tierra todo lo conseguido hasta el momento y abre la puerta de los Ayuntamientos de esas tierras irreductibles del norte a los bárbaros montaraces. En fin, están locos estos romanos, locos, y no se sabe muy bien por qué,  togados, porque con decisiones como estas cualquier mérito decae ante la evidencia de una rendición indigna para un órgano que, aunque estrictamente no pertenece al Poder Judicial, debería gozar de tanta o más independencia, siendo el máximo garante de nuestros derechos fundamentales y libertades. Veremos como quedan salvaguardados los derechos y las libertades de los no independentistas en esos reductos de atmósfera paleto-independentista.   
Y los ciegos duendecillos independentistas, que no la han visto mejor en años, se tiran a la yugular de las Corporaciones Locales y cual vampiros sedientos de sangre, las succionan para sí, haciéndose con el poder de manera pasmosa en decenas de Ayuntamientos (esto también dice mucho, algo falla por allá si tanta gente les vota, porque no vale la teoría de que todos sean idiotas -ni mucho menos-, aunque desde luego, con su voto han cometido una idiotez). Ahora nos echamos las manos a la cabeza, lo cierto es que no nos lo esperábamos, pero no se puede meter la mano en la boca de un cocodrilo, porque luego pasa lo que pasa. 
La cosa es que han dado el bastón de mando a muchos energúmenos, que han pasado de dar palos de ciego por estar ahogada su alternativa política al no desmarcarse de la violencia, a ser ciegos con palos, para dar palos al Estado que los mantiene, a la Constitución, y hasta a la puta que parió a los que consintieron que pudieran llegar a donde han llegado -y no duden que se los darán, si tienen ocasión-. Por cosas como esta, este país nunca dejará de ser el País de la Pandereta.  Parte de los culpables han presentado la dimisión, imagino que el cargo de conciencia debe de ser enorme... llegar hasta ahí para eso, está más feo que la espalda de una nevera. Y digo, que si la hubieran presentado antes, al recibir instrucciones del Politburó de su Partido, a lo mejor nos hubiera ido mejor a todos. Quede clara una cosa, por si algún pro-PP la está gozando, me dan tanto asco los mercenarios del PSOE como los del PP, todos nos venderían, y así lo han hecho y lo hacen casi a diario, por veinte monedas de plata -ahora se llevan más los billetes de 500 €, dietas, cargos y privilegios-, y cosas como esta de Bildu son para indignarse más que otras, pero nadie acampa a las puertas del consistorio de San Sebastián -y es comprensible, a saber qué órdenes recibiría la Policia Local de alguien que no condena la violencia-. 

Colorín, colorado y pelado el ojo del culo nos han dejado. 

domingo, 15 de mayo de 2011

No t rías, que es peor

Soy un cosmopolita, y cada día un poco más. Y cuanto más cosmopolita me vuelvo menos entiendo y más gracia me hacen los nacionalistas. Iba hoy en avión desde el Aeropuerto de Valladolid al de Barcelona, leyendo un libro de José Enrique Ruiz-Domèneq titulado "Europa". No se escornó con el título pues precisamente de este nuestro continente habla el libro, y más concretamente de su azarosa historia. En un punto, el autor se definía como cosmopolita, apartándose de todas esas tesis nacionalistas que tan en boga están actualmente. Y me hace gracia como definía a los localistas: "¡Mi Catedral es mejor que la tuya!", eso a un leonés como yo, le toca de lleno, cuantas veces no lo habré dicho, y andando el tiempo pensado, y andado aún más descartado, porque te das cuenta de que, también en el arte, ciertas comparaciones son odiosas, y basadas en la ignorancia, y de ello me di cuenta cuando conocí otras como las de Notre-Dame de París, la Sainte Chapelle, la de Reims o la de Amiens -y odio reconocer que, pese a la cercanía a mi residencia actual, aún no conozco la de Burgos-. El nacionalismo es otra forma de localismo a mayor escala, subjetivo y basado, en una gran parte en la ignorancia de lo ajeno (y de lo ajeno al miedo hay un paso, el miedo a lo desconocido, y en palabras que titulan una gran obra que también alumbra el tema, de Tsvetan Todorov: "El miedo a los bárbaros" -los otros, en griego antiguo-, y en el resto se basa en el egoísmo: quiero lo mejor para mi y los míos, y los demás, que se jodan -hablando en plata, y plata es lo que mueve en gran parte al nacionalista-. Es curioso que sea la solidaridad entre los pueblos, además del arte y la cultura, lo más grande que haya alumbrado Europa, y que unos pocos idiotas, la desprecien de la manera que lo hacen. Por poner un símil náutico, estos son de los que si se hunde el barco en el que viajan gritarían: a los botes, los nacionalistas primero, luego las mujeres y los niños de estos, y después el resto que se arreglen como buenamente puedan. Por obras como estas que he nombrado, y por muchas otras, cada día estoy más convencido de que el nacionalismo es el camino de los cortos de vista, los egoístas o los carentes de personalidad, mundo y vivencias. No en vano, el nacionalismo se cura viajando, que decía alguien más entendido que yo. 
Venía masticando estas cosas en la cabeza, y un chicle en la boca -después de decenas de vuelos me sigue aterrando volar, y para no desgastar esmalte mastico chicle-, cuando en el trayecto desde El Prat a Plaza Cataluña, mirando a uno y otro lado, sólo veía que banderolas colgando de las farolas con un mensaje "t'rias" la te en rojo y el resto en negro, en alusión al candidato de CiU a la alcaldía de esta hermosa ciudad que es Barcelona. Nacionalista él. Y me ha salido un juego de palabras cuando el demócrata que llevo dentro ha ganado al cosmopolita que duerme a su lado, y me he dicho -o les he dicho a ambos, que son yo-: "No seas malo, no t rías". 
También, por reconocer en mi recorrido de esta tarde alguno de los lugares del periplo del autobús barcelonista sobre el que celebraba ayer el título de Liga el F. C. Barcelona -merecido, este sí, todo hay que decirlo- se me vino a la mente el cartel que encabezaba la expedición: "Llorca al nostre cor". Muy bien, hay que estar con los damnificados por una terrible tragedia, eso les honra, aunque más les hubiese honrado suspender las celebraciones en tan funesto momento, porque poner ese cartel y bañarlo con champán, gritos y jolgorio... en fin, no es el tema que me ocupa, aunque sí me preocupa. ¿Llorca? por favor, y luego son los nacionalistas los primeros que se soliviantan cuando les cambian el nombre, recordemos a Carod Rovira reivindicando su Josep Lluís aquí y en la China popular. Al nacionalista -que seguro que lo era- que escribió la pancarta habría que recordarle un detallito: Lorca es Lorca, en Lorca, en Barcelona y en la China Popular.

Ahora que arrasa la globalización, algunos están por invertir en grupos de bailes regionales y política lingüística excluyente... allá cada cual, así nunca saldremos del pozo en el que estamos, pero los jerifaltes de los partidos nacionalistas, en tanto en cuanto no cambie la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que no cambiará porque necesitamos su concurso para ello, seguirán siendo los primeros que beban del caldero que sale de ese pozo. Y los demás, lo dicho, que se jodan y se las arreglen como buenamente puedan. 


domingo, 1 de mayo de 2011

Bodas irreales

Las ansias de Kate por hacer feliz a Guillermo justificaron el 
que la pareja se fuera de luna de miel con urgencia en helicóptero
Se nos ha casado William, flamante Duque de Cambridge, hijo de la mediática Lady Di y del menos fotogénico príncipe Carlos -pena de Quevedo, que, de ser coetáneo hubiera pegado un hombre a dos orejas, en taurina hipérbole-. La parrilla de la TDT, retransmisión de la ceremonia aparte, se ha llenado de documentales sobre la vida y milagros del segundo en la línea sucesoria al trono de Su Graciosa Majestad, que paradójicamente tiene menos gracia que el pitido de un despertador. Y también sobre su consorte que, según los medios del ramo, llamados del corazón pero que, como suele apostillar Carlos Fisas, apuntan más abajo, ha pasado de plebeya -palabra que utilizan como si de una patología pestilente se tratase- a princesa. Poco menos que aquí la rana ha sido besada por el príncipe rompiendo su crisálida anfibia y convirtiéndose en princesa. Para ser una rana, era muy resultona antes del royal kiss, pese a que los medios sensacionalistas que recogen las peripecias de estos chavales extraordinarios y otros de corte Thyssen, Rivera o Martínez-Bordiú, verbi gratia, no se percataran del asunto -los mortales sólo existimos para ellos en tanto en cuanto entramos en la órbita -o alcoba- de algún celebrity. Incluso algunos de esos documentales se atrevieron a asegurar que le eventual futura reina de la Common Wealth, cuando era más joven era más bien feuca, transformándose luego en la Kate con la que Guillermito va a compartir almohada. Ya ves, como si fuera otra tara, otros somos feos desde siempre, e incluso es común la transformación en sentido inverso -normalmente con ayuda de bollería o cirugía estética en exceso-. 
Me trae el aparejo al pairo el que el Número 2 británico se case con la señorita en cuestión, tanto como la boda que parece estar teniendo lugar en la Iglesia que bendijeron a unos 500 metros de mis aposentos. Lo que me toca las fibras -las que me aporta el bífidus activo incluidas- es que 2.000 millones de personas se olviden de los problemas que llueven en estos tiempos, y se queden anonadados ante el televisor viendo como estos dos polluelos se casan y después salen del nido en helicóptero hacia algún paraíso para perpetrar con dinero público su acaramelada luna de miel -puke rainbows-. Y lo que ya me afina del todo las fibras es que la información sobre el enlace del chaval extraordinario, más campechano si cabe que nuestro Monarca, según lo pintan los documentales, de estos que pese a tenerlo todo resuelto quieren vivir una presunta y modesta "vida normal" -han decidido residir en una isla galesa, para que siga con su curro de salvamento marítimo el vástago de Buckinham Palace, ya digo, un chaval extraordinario-, pues resulta que en los telediarios de este nuestro país de la piruleta y pandereta en ristre, sea prioritaria frente a la escandalosa cifra de parados a la que estamos llegando. Será que ante las ociosas perspectivas, nuestros casi cinco millones de parados se han centrado, para evadirse, en la importancia y trascendencia del matrimonio perpetrado en la Westminster Abey. Es eso, o que nos hemos vuelto tontos del todo. La culpa la tendrán Walt Disney, sus princesas y los cuentos de nuestras infancias, pero no exime de estupidez el querer evadirse de la realidad de cada día viendo lo bonita y redonda que -presuntamente- es la vida de nuestros próceres europeos, británicos, suecos, holandeses, belgas, monegascos, o made in Spain, que no olvidemos nuestros antezedentes -con Z, como Letizia- patrios. 
Parece que a pocos nos queda claro que las bodas reales son bodas irreales, en el sentido de que no responden a lo que es una boda en la realidad de los que somos castigados por la prensa rosa con el adjetivo de plebeyos, como si viviéramos aún hoy en el Antiguo Régimen. La realidad es la que es, y que el Duque de Cambridge se case, desde luego no la cambia para mejor. 

martes, 26 de abril de 2011

Él debería de hacerlo

Esta tarde cuando volvía empujando la burbuja de mi mundo de nuevo hacia el curro (porque oiga, cómo no va a haber tanta gente en paro si a algunos nos hacen acaparar tantas horas) me topé casi de bruces con un galgo. La imagen era dantesca, las costillas eran meras perchas de una piel que algún día fue blanca, y hoy es gris ya no de suciedad, de desgaste, con tal falta de pelo que el tono gris tiende a rosa en las partes en que las calvas se hacen más prominentes, y satinada de rojo donde heridas han conseguido minar el otrora lustroso pelaje del pobre animal. La cara era un poema y miraba con los ojos resignados con los que mira un animal que ha pasado de la adoración de un amo al que le brinda las presas de caza, al desprecio absoluto no sólo de ese amo que rechaza la obligación de alimentarlo y cuidarlo cuando termina la temporada de caza, o cuando no rinde ya lo que se espera de un perro considerado mera herramienta para un hobbie, desprecio que se exporta al resto de la sociedad que de manera indiferente permite este tipo de conductas deplorables. 
No es el primero que veo, es más, ya son demasiados, en lo que llevo por estas tierras castellanas, pasan de largo la veintena los galgos abandonados que he visto vagando durante una temporada por las calles, hasta que, seguramente algún servicio pagado por la bolsa pública, los retira de la decoración urbana -por lo poco decorativos cuando llevan un par de semanas pasando hambre, y algún coche o desaprensivo les ha regalado una buena cojera- y dejan de aparecerse de vez en cuando y de cuando en vez por callejas y callejones, seguramente además de dejar de aparecerse, hayan dejado de respirar, y con ayuda, me temo. Es curioso que se les vea al límite de la inanición pero que jamás hagan ni el más lejano intento por atacar a una persona, si no por rabia, ya por simple hambre e instinto animal de supervivencia. Son mucho más nobles que nosotros, nosotros pagamos su fidelidad y entrega con el abandono, ellos en vez de venganza y rabia, nos devuelven simple resignación y lástima -para los que nos quede un mínimo respeto por la más noble de las especies animales-. Por eso, más que "él nunca lo haría", lo mejor para las campañas en contra del abandono animal serían un "Él debería de hacerlo", el abandonar a amos interesados solo en tanto en cuanto les reporten un beneficio concreto, si lo hicieran a tiempo se evitarían muchos sufrimientos, pero no pueden, son fieles hasta morir, y a eso les lleva su fidelidad. Ya lo dijo Schopenhauer: 
La conmiseración con los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, de tal suerte que se puede afirmar seguro que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona. Una compasión por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la conducta moral.
Y también el propio filósofo describió lo que ven los ojos del galgo que me he encontrado esta tarde, ya que dijo que el hombre había hecho de la Tierra un infierno para los animales. El que bien me conoce sabe que ni soy un sentimental, ni mucho menos un ecologista, pero vamos a ver, que esto que les hacen a estos perros ya es de hijos de la gran puta. A los autores de estos abandonos les deseo sinceramente que, cuando lleguen a la vejez, sus hijos les traten igual que a esos perros que ya no sirven al fin para el que fueron adquiridos, y los dejen abandonados del todo, ni residencia ni gaitas templadas.  Porque cabe preguntarse ante la falta de humanidad de ciertas conductas ¿quién es el "perro"? Entre tanto, ayudaría tremendamente a que no me vuelva a encontrar otra estampa semejante el que se fueran atragantando mortalmente con los huesos de las perdices, que, fieles y confiados, los galgos les tienden en sus bocas, en días de alegres cacerías de estos amos que se dicen amantes de la naturaleza, y esto debe de ser porque, como el del anuncio, iban para hombre, pero se quedaron en mono, y perdonen esta licencia los monos. 

domingo, 24 de abril de 2011

Guiri y gravedad se escriben con g, de gilipollas

En la ciencia física tradicional la fuerza de la gravedad se representa abreviada en las fórmulas a través de la letra g. La aceleración de la gravedad en la superficie terrestre es aproximadamente de 9,81 metros por segundo al cuadrado. Ya tenemos las patatas y la cebolla, faltan los huevos para hacer la tortilla. Y los huevos los ponen los jóvenes guiris a los que recibe con los brazos abiertos (sujetando la saca) el sector hostelero español, sobre todo de las islas y de nuestra costa levantina. Una vez mezclados los ingredientes, surge una nueva práctica de estos jóvenes, que no conformes con beberse hasta el último fluido que se les ponga en órbita con la única condición de que lleve alcohol, acompañan sus melopeas con auténticas imbecilidades, y la última de ellas, y no por ello menos estulta, es el balconing -Nota del Traductor: todo lo que los españoles acabamos en -ing, acaban siendo extravagancias, bobadas en las que perder nuestro escaso tiempo, o directamente estupideces-. Sí, han oído bien, y es que han cogido la costumbre de bajar de sus habitaciones al fondo de la piscina con esa aceleración de 9,81 m/s2, aprovechando que it's free en todo el territorio nacional y una hora más tarde también la regalan en Canarias. Y ello sin pasar por las escaleras y pasillos que separan, pongamos -verbi gracia- su cuarta planta de hotel, de la planta baja en la que solemos ubicar los españoles las piscinas (lo de ponerlas en la azotea es más cosa de ellos, quiero pensar que a alguno es esto lo que le confunde). Quita el habla el ver cómo se tiran borrachos perdidos desde el balcón, ventana, cornisa o lo que proceda según el arquitecto que haya trazado con rotring firme el diseño del hotel (algunos asistidos, a la vista de los últimos edificios diseñados para nuestro sector hotelero, por las plastidecor de parvulario de sus retoños), para impactar, con suerte en la piscina, y si les sigue asistiendo, sin llegar con excesivo ímpetu al fondo. Por las imágenes que veía en el telediario, les da igual lo que hay debajo, la distancia, las probabilidades de caer fuera, el estado en el que saltan, y que haya más imbéciles -precursores en la valentía- en la pool (cuya profundidad lo mismo ni han sondeado), lo que quieren es experimentar la misma sensación que parecen querer experimentar sus compatriotas que se ponen delante de los astados en la calle Estafeta de Pamplona en pleno San Fermín, emulando al berzas de Hemingway, sin tener ni pajolera idea de lo que es un encierro y lo que es un toro, y ni les cuento si juntamos ambos -y unas pintas, claro-. Todas estas prácticas de riesgo gratuito se cobran cada año unos cuantos heridos, y años como el pasado incluso víctimas mortales. Así pues, dejen los british los saltos desde balcones a piscinas a su agente más emblemático del MI-5, pues a él le pagan por ello, y si se estrella contra el hormigón, tampoco pasa nada, cada cuatro años los cambian, como las olimpiadas, habiendo casi tantos James Bond como Manolos -zapatos inclusive-. Para que luego digan, hoy no tocaba hablar de idiotas made in spain, aunque abunden más -y alguno también le de al balconing, faltaba más-, porque ya es sentencia aquella que reza que en todos los sitios se cuecen habas. 
Viendo cosas como las antecedentes, uno agradece que contribuyan al PIB y hagan caja en nuestra hostelería, que falta nos hace, pero agradece aún más que lo sigan haciendo lejos, y que nos dejen para los menos soleados pero más monumentados, el mucho más tranquilo y apacible, turismo cultural, del que, además, hago autoconsumo sin medida. 

viernes, 15 de abril de 2011

Alexei Kurkovski está muerto, tu anuncio, también

Tengo la manía de dormir la siesta en el sofá con la tele puesta (reza doce padrenuestros ecológicos, ¡derrochador!), y si hay algo que me turba la duermevela en la que me sumo es el anuncio del modem USB de Vodafone (pincho de toda la vida, menos sustancial que sus homónimos gastronómicos, eso sí). Modem que hay que decir en su descargo que yo tengo y que, desde que amenacé a la todopoderosa multinacional británica, va como la seda. Eso sí, lo contraté antes de haber visto semejante anuncio, que si es ahora... ¿En qué mundo viven estos publicistas? yo ya me contesto: Frikilandia. Uno tiene ya horas de vuelo en barra de bar y mesa de cafetería, y hasta la fecha no he visto que en tan pocos segundos concentren cosas tan deplorables y grimosas, a saber:
1. Cita a ciegas en un bar, seguramente producto del cruce de dos anodinas vidas de sedentarios en internet, como identificativo de la chica, nada más y nada menos que un detestable gorro horrible de punto rojo, con el que ni mi abuela hubiera osado castigar mi infancia cuando yo estaba en el -o pasaba por, que es más exacto, a tenor de lo que recuerdo- parbulario.
2. Tipa que contesta al móvil nada más sentarse el incauto que la ha pillado por internet -poker face y un gesto de "tranquila, tranquila", que equivale a que hijaputa que me va a tener aquí limándome los nervios hasta que acabe-, lo cual es un insulto a las más básicas normas de educación, ya de por sí bastante recortadas y cañoneadas por las generaciones cani-chónicas, para que también se las pase por el forro de la carpeta verde la señorita de la rebequita de punto.
3. Eso sí, la resabiada le da qué pensar al paciente maniquí del Zara, corbata cutre incluida, y en un aparte y tapando el micro del teléfono (lo que nos da una idea de lo importante que es la llamada que tiene en ascuas a nuestro aspirante a amante guisante), le suelta la primera perla: "Adoro el cine de Alexei Kurkovski", revista del ramo apestando sobre la mesa, casualmente, porque todas salen con una revista de cine polaco bajo el brazo, qué me vas a contar a mi Mari Loli. A buenas horas posaste en ella la mirada de ocioso y paciente espectador de una insulsa llamada de trabajo, pero sirva en tu defensa que no sabías ni que tales revistas existían (sí hay vida más allá de tus revistas de videojuegos, porno, y videojuegos-porno)
4. El tonto del haba, en vez de salir huyendo antes de tener que pagarle un café a la friki, y un agua para que no se la acartone el gaznate de hablar de cine de autor polaco, y su propio café bien cargado, para no caer en el sueño eterno de oirla -que no escucharla, cosa que lo mataría por segunda vez, si eso es posible-, se ve que tiene tal apretón por apretar, valga la rebuznancia [sic.], que se va a buscar en su medio portatil, tecleando a una mano como si tocara el órgano de la Catedral de Burgos, la vida, obra, milagros y excentricidades del cineasta que tiene el secreto del misterioso resorte que baja las bragas de su nueva amiguita. Y pensar que, cuando él dice "voy al baño", la primera vez le di el beneficio de la duda, pues yo también sentiría unas náuseas irrefrenables, que decepción, henos ante un planchabragas.
5. Vuelve informado el hipócrita, sintiéndose inteligente, para que le pillen antes por mentiroso que por cojo: "Kurkovski, un genio", ahí es nada, sacó de dentro el crítico de cine que todos llevamos dentro -habita junto al médico y al abogado- y encima con falsa suficiencia, porque todos sabemos que en una situación real, los sudores que te asisten al hablar de algo de lo que no tienes ni puta idea, con la facilidad que existe a la hora de equivocarse de página de la wikipedia -llamémosla fuente fiable fabricada por la sabiduría de millones de ociosos, y se sabe que si abunda sabiduría es en los millones de ociosos que copan el mundo-, sólo son equiparables a los sudores fríos que emanan de aquél humilde ser humano que coincide en el ascensor con el vecino al que le roba el wi-fi.
6. Ni corta ni perezosa la niña que parece vivir en un ciclo de cine de autor de esos a los que van durante los años de universidad dos tipos de persona: los que necesitan desesperadamente créditos para cubrir carreras de dudosa utilidad en el mercado laboral, y los que no tienen nada mejor que hacer (en el campo de la psiquiatría seguramente a estos últimos los sitúen a un solo paso de la cornisa del suicida), abundando en su insoportable pedantería suelta por babor otra hondonada y se le llena la boca con un: "¿Y qué me dices de Tanagashi?". Por el amor de Dios, ¿no ha quedado claro que la tipa no es normal? Si tragara cuchillas de afeitar usadas o se subiera encima de la mesa a bailar desnuda, yo le vería más futuro a una relación estable con ella.
7. Llegando al clímax de la imbecilidad, al sumum de la estupidez humana, a la sublimación de la indignidad de la especie, el jodido idiota, que, como cualquier mortal que no pertenezca a la familia Tanagashi o se haya equivocado de película en un videoclub, no tiene ni puta idea de quién es el cineasta con nombre de motocicleta, sale con su portátil water resistant a la terraza donde está jarreando y se pone a buscar la biografía del sujeto, que con un poco de suerte, la encuentra, porque aunque no te conozcan ni en tu comunidad de vecinos, raro será que google no haya vulnerado jamás la privacidad de unos datos. Una pena que el portátil lleve batería porque una descarga de 220 W. animada por el gran conductor que es el agua de lluvia, hubiera sido muy útil para devolver a la realidad al investigador cultural calenturiento.

Si nos quedamos en la ficción la sangre no llegará al río, pero cada día son más las personas que me comentan que de un calentón en un chat de internet pasan a la cita a ciegas, y lo único que les deseo a mis amigos y conocidos que utilicen estos métodos es que nunca acaben en una mesa a la que le sirva de mantel una sesuda revista de cine de autor que vaya más allá de Woody Allen o Tarantino, que ya para mi son rarillos. Mis enemigos, que se jodan.

martes, 22 de marzo de 2011

¿Quieres lo mejor para tu hijo? Hazle político

Primera lección: destruir al enemigo político y todo lo que 
él haya construído y sea de provecho, sin piedad y sin 
escrúpulos.

Si en otros tiempos las familias de bien -y las de mal con mayor facilidad- españolas querían que sus vástagos saliesen adelante sin mucho dar el callo y con la escudilla y los maravedíes garantizados, los metían al clero regular o al secular, según procedencia y capacidades. Incluso los mejor posicionados, sin ser de la alta nobleza, que ahí ya venía todo hilado, podían colocar a sus vástagos y bastardos -que también abundaban- al servicio de la Administración regia o de la local. El resto, pues como ahora, a buscarse buenamente la vida (solo que antes el pillaje que ahora se da con los requisitos de concesión de becas y ayudas al estudio, y con los nombramientos de puestos de libre designación, se daba antes en la calle, sirvan de ejemplo literarios pillos como el Lazarillo de Tormes, el Buscón don Pablos, o la Pícara Justina). 

Ahora que, ya ubicados -o pérdidos, según se mire- en nuestros tiempos, si hay una salida profesional que cualquier padre pueda desear a su hijo, esa es la de político. Y ruego me perdonen por lo de "salida profesional". Si un hijo mío me dice que quiere ser bombero, médico, policía o ingeniero, por poner posibles ejemplos, le meto un tortazo -figurado claro, y con perdón de las sensibilidades del mundo políticamente correcto de la pandereta y la piruleta en cajita de algodón de azúcar- porque, vamos a ver ¿vas a jugarte la vida apagando incendios, vas a hacer guardias interminables rodeado de enfermos, vas a perseguir peligrosos criminales o te vas a devanar los sesos calculando, pudiendo vivir de rascarte la barriga y rascar los bolsillos de los demás? 

Dicen que algunos niños nacen con una barra de pan bajo el brazo, yo, por mi parte, creo que más bien nací con una barra de bar bajo el brazo, y no vean lo útil que resulta en mi generación, y en las anteriores, cuando aún no se habían perdido las relaciones sociales directas -devoradas por las redes sociales-, para interaccionar con parroquianos de lo más variopinto y de todas las extracciones -que de todos se aprende-  y ganarse útiles recursos para la vida. A día de la presente, lo más aprovechable sin duda alguna, va a ser nacer con una tarjeta de militancia en algún nido de corruptos debajo del brazo, a elegir entre los grandes partidos que nos ha tocado sufrir, y es indiferente el signo, la ideología, una vez vacía de toda ética, moral y sentido de la vergüenza, no es óbice para la corrupción. Imagínense, ya vamos encauzando la carrera del neonato, saldrá hasta en la prensa "El militante más joven del Partido ll                 ". Luego todo sería cuestión de ir limando los escrúpulos que pudieran irle surgiendo, es complicado si los padres los tienen, pero hay que hacer un esfuerzo por la criatura. En un futuro ayudará mucho sustituir sus lecturas infantiles por recortes de prensa de todos los casos de corrupción, abuso de poder, prevaricación, recalificaciones urbanísticas sin más justificación que el nepotismo y amiguismo, autoregulación de las condiciones laborales que supongan un agravio comparativo sangrante con el resto de la sociedad, etc. Me dirán que menudo volumen de artículos, que ya para eso que se lea la Enciclopedia Británica (esto evítenlo a toda costa, cualquier atisbo de saber y cultura puede dar al traste con el plan y convertirlo en un intelectual crítico con el sistema que pretendemos que le dé de comer by the face). Es necesario que vaya teniendo escuela y que llegue a la adolescencia con todos los cantares de gesta del mundo de las corruptelas políticas bien imbuido e interiorizado. Una vez en la adolescencia, habrá que dar el siguiente paso, que se lea en la wikipedia las biografías de grandes incompetentes metidos a políticos de la primera mitad del siglo XXI -y algún adelantado a su tiempo del último cuarto del s. XX-, y digo en la wikipedia, porque insisto en la necesidad de que no toque un solo libro que no haya sido escrito por un político, y además, biografías como tales no creo que ninguno se la merezca -otra cosa sea que se la pague, como hacían los poderosos con sus retratos en otras épocas, por feos que fueran, y encima había que sacarlos guapos-. Ya me lo imagino centrado en la lectura de "González, el Sr. X del Gal", "Aznar, el guerrero americano", "Zapatero, un Premio Nobel de Economía frustrado", y "Rajoy el eterno candidato víctima de su logopeda", y ahondando para que coja buenas mañas de trepa, no pueden faltar obras referentes a la vida y milagros de Leyre Pajín, Bibiana Aído, Soraya Sáenz de Santamaría, Mercedes de Cospedal, "Gallardón Vs. Espe, Episodio I", los tránsfugas de la Asamblea de Madrid, y tantos otros, no sin dejar una estantería entera para Camps y los políticos y regidores de las costas bañadas por el Mediterráneo, que esa es la haute école
Una vez formado y ya en la tierna edad de explosión hormonal, en vez de a perseguir faldas, ir de botellón -salvo que sea reivindicativo en el marco de algún acto organizado por el Partido- y ponerse hasta las cejas de drogas de diseño (que eso lo podrá hacer en su casa con su camarilla de satélites trepadores), tendrá que entrar a formar parte de las juventudes del Partido, procurando pisar a todos los compañeros que pueda, sobre todo a los que de verdad tenían vocación por la política y se han adherido al Partido de buena fe. Serán los más fáciles de aplastar y luego tendrá que luchar con el resto de trepas sin escrúpulos, pero para ello ya ha recibido la mejor formación que podríamos darle, como padres precavidos que somos, y que hemos seguido todos los pasos descritos. Se los comerá con patatas (así gana enteros en la Consejería de Agricultura).
Acto seguido, y una vez que el vástago ya haya recibido el visto bueno para recibir tal cantidad de becas y ayudas repartidas por un cargo político de su color, que su educación no sólo le salga gratis, sino que le paguen por estudiar desde alguna fundación que orbite en torno al Partido, entrará en una Universidad afín, en la que se dará un paseo militar para sacar la carrera -sobre todo en las cafeterías, siempre y cuando no haya algún acto político asambleario al que haya que ir a agitar la banderita-, y se licenciará, o graduará como se gradúan ahora, quedando ya marcado con el sello de apto para superar críticas del tipo "si ni tiene carrera". Y puedo asegurar que mucha gente hay con título que no tiene ni la más remota idea de lo que se estudia -o más bien se deja de estudiar- en la carrera que eligió, o que le eligió el politburó del Partido. 
Después ya es cosa de presentarse a  elecciones, primero a las locales como concejal de juventud o de deportes, algo que no dé excesivos quebraderos de cabeza, pero que luzca mucho. Posteriormente, una vez adquiridas tablas en el escenario de la cosa pública, se pueden ir tentando concejalías mucho más jugosas como Hacienda, Urbanismo o, por qué no, la Alcaldía. De ahí, tras haber sacado ya tajada, a la Diputación, a las Cortes Regionales -¡ay! que ya me llaman Señoría al niño-, al Congreso, al Senado, o a tantos otros cargos de designación política que puedan corresponderle sin mérito alguno pero con mucho tino al nombrarle con el dedo. Unos añitos en la palestra -no más de siete, no se nos estrese- y luego a mamar de la pensión máxima pagada por el Estado, para complementar los ahorritos que haya ido haciendo cobrando entre 4.000 y 6.000 € por desempeñar un puesto en el que los que realmente trabajan son la cohorte de asesores que le asigna el sistema, sin que nadie se plantee nunca que si ese político necesita cuarenta asesores ¿no será porque es un inútil? Todo esto sin sumar lo que supone tener dietas para todo, viajar siempre en primera clase o con chófer en vehículo oficial que ni los de las pelis de James Bond, suites en los mejores hoteles, comisiones de servicio en lugares sospechosamente turísticos, exención de una tercera parte de las retribuciones en el IRPF... Y ya no digamos si cae en el Gobierno, que con que dure un día y jure el cargo ya tiene la vida resuelta. 

Quién no desea todo esto y mucho más que se me queda en el tintero para su hijo... Sería ser un padre sin corazón, o, lo que es peor, crítico con este sistema que sirve para que vivan cuatro de lo que doblamos la espalda el resto. 

De todo lo anterior deduzco el por qué decía Asterix aquello de "Están locos estos romanos", si es que los cargos públicos eran NO REMUNERADOS, porque trabajar para la República suponía un honor. Ahora al honor y la honestidad hay que renunciar por disciplina de partido justo antes de ponerse a su servicio. 

sábado, 12 de marzo de 2011

Vuelve la peste

Puede que ahora se vuelva de fiesta sin oler a cenicero, pero
mientras se está en los locales el bombardeo de pestilencias
combinadas es impresionante. 
Uno de los efectos más terribles, imprevisibles e incontrolados que ha tenido la entrada en vigor y el inesperado respeto -¿ya somos europeos?- de la Ley Antitabaco ha sido el destapar la escandalosa falta de higiene de muchos de nuestros compatriotas que, a las pruebas me remito, antes se escondía tras la cortina del denso y oloroso humo de tabaco. Ya desde principios de año uno nota que, aunque el cambio ha sido beneficioso para que la ropa propia deje de adquirir el hedor a tabaco que era inevitable en cualquier visita a locales de fiesta, pubs, discotecas, restaurantes, bares, y demás familia, no ha sido tan positivo para la propia pituitaria como debía presumirse, porque aunque la ropa propia no adquiera olores, la ajena del que no se lava con la frecuencia debida, y que antes veía amortiguados y disimulados sus efluvios por el humo del tabaco, ahora emite pestilencias a las aletas de la nariz ajena, intactas y plenas, de asquerosos matices a sudor y ponzoña, cuando no a la terrible mezcla de esos mismos sudores con colonia barata de pack de entrada de supermercado, evolución rebajada del Varón Dandy de toda la vida. Algunos que nos duchamos absolutamente todos los días -llámenme loco- gastamos además un dineral en buen perfume y desodorante, casi por obligación del trabajo que se desempeña debajo de un traje, corbata y camisa de manga larga -haga frío, calor, o fuerte marejada-. No es para exigir esto, ni mucho menos, creo que basta con ducharse todos los días. Además, que la ropa  no huela a humo no quiere decir que esté limpia, como parece presumir más gente de la debida; tras su uso normal, no está de más que la pasen otra vez por la casilla de la lavadora. Sugiero. 
A ese olor a humanidad, se añade además, una vez caído el telón vaporoso del tabaco, el hedor que descubrimos que desprenden los cuartos de baño, sobre todo en las salas de fiesta y pubs de cierto tamaño. Lo peor es constatar que el olor, y lo que es peor, su causa, siempre ha estado ahí, lo que ocurre es que el fuerte  olor a humo de tabaco hacía que pasase desapercibido. Vamos, que podíamos estar patinando sobre mierda, pero con la pituitaria y los pudores tranquilos, nariz que no huele, garganta que no genera arcada. 
Y no acaba ahí el "gas hostilero" -me permito el mal chiste de unir hostil por el gas, y hostelería, por el lugar en que se da, sabrán perdonarme estas licencias-, otro de sus componentes es el olor a fritanga en los locales en los que se cocina, y que, hasta entonces confundían las emisiones de sus fogones con el humo de los cigarros de los clientes. Ahora queda al descubierto la evidencia de unas garrafales deficiencias de ventilación en esas cocinas, que normalmente al filtro de fibras de la campana extractora le añaden otro de generación espontánea formado por aceite y grasa mantecosa, que obstruye al que en origen había de ser efectivo. Ayuda también a este componente de origen alimentario del gas que respiramos en nuestras hosterías la ancestral costumbre que tenemos en Todas las Españas de arrojar al suelo (antes junto con las colillas, ahora solos y sin disimulo odorante) los desperdicios de comida de nuestros pinchos y tapas, tales como conchas de almejas y mejillones, huesos de costillas y alitas, palillos y pinchos, y por supuesto las aceitadas servilletas con las que nos ayudamos para comer raciones y tapas y para limpiarnos -solo algunos, no olvidemos que hoy la cosa también va de cerdos erguidos- justo antes de colaborar con el hormigón de desperdicios que se forma sobre el piso y alrededor de las bases de los taburetes de la barra. 
Un ingrediente más a tener en cuenta, y que por lo común aparece a última hora en los locales de fiesta, es el resultado de aflojar algún parroquiano el esfínter con el fin de que el gas que todos sabemos que tiende a expandirse de forma molesta, encuentre libertad en la atmósfera, saliendo de la opresión de las  claustrofóbicas paredes del intestino grueso. Quizá no ayudaría mucho que se fuesen al excusado a soltar el recado espía -el conocido "pedo espía" es el que no suena pero huele que apesta o aquél enmascarado en el ruido ambiente que inhabilita las alarmas sonoras que acompañan el acto de agresión etérea- porque ya hemos dicho que los baños son fuente colaboradora de la atmósfera apestosa, pero al menos se concentra la densidad maloliente en unos puntos más concretos e identificables.
Iba a pedir un poco de civismo e higiene, pero olvidaba el país en el que nos encontramos, en el que se pueden ver ídolos de masas tales como Torrente -y todos sabemos que el castizo macho español no es solo un personaje de ficción-. Bastaría con que se añada una disposición adicional a la Ley que regule la limpieza de los locales -aunque normativa al uso ya existe-, imponga el uso de ambientadores [sic.], evitando, a poder ser incienso y pachuli, que son muy empalagosos y no me avisarían de la presencia de perroflautas, y, porque no se puede obligar a ello ex lege, por ser una medida invasiva, pero sueño con que todo el mundo se duche -al menos- una vez al día y lave la ropa antes de que se convierta en semoviente y huya por sus propios medios del cubo de la colada. Pero prefiero no dar sugerencias al legislador, que con lo metomentodo que anda, lo mismo nos sacan la Ley Sobre la Metrosexualidad y Esteticismo Obligatorios, con el correspondiente Reglamento de Desarrollo sobre Lavarse Detrás de las Orejas.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Hermanas millonarias

El Obispado ha tomado medidas de seguridad ante
 la proliferación de robos en cenobios. 
Si yo fuera un Inspector de Hacienda -no dejaría de ir al infierno con este cambio de profesión, y menos después del artículo que estoy pariendo- quizá el último sitio en que se me ocurriera husmear para ver si hay tufo de blanqueo de capitales o evasión de impuestos sería un inocente convento de monjas. Pero hete aquí que ante un robo en un convento mañico de clausura, las monjitas dan la voz de alarma y denuncian que les han sustraído más de un millón y medio de Euros (que, al cambio en pesetas -que seguro que las ingenuas monjitas se entienden en pesetas- son... bueno, no me cabe en la cabeza ni en la calculadora, que es mucho, vaya). Ahora ya con mediación letrada, el importe sustraído se ha reducido "milagrosamente" a la nada despreciable suma de cuatrocientos mil Euros. Que no quiero pensar mal, pero esta cuantía ya es más diluible entre las hermanas para que, ante una presunta defraudación -Dios no lo quiera-, a ninguna de ellas se la puedan imputar más de los 120.000 Euros que el art. 305 del Código Penal convierte en delito contra la Hacienda Pública, conducta que, por debajo de esa cuantía sería una infracción administrativa. Y ahora sí, el abogado de las religiosas aclara que el dinero tiene el origen documentado -espero, por el bien de las hermanas, que se refiera a algo más que a la impresión en el billete de su manufactura en el Banco Central Europeo-, sobre todo porque una de las hermanas pinta retratos 'divinos', de a cincuenta mil Euros el trapo (vamos, que pintaría guapo hasta a Torrente recién levantado), y que lo mismo el destino es para gastos corrientes, tales como atender las limosnas de los necesitados del barrio, y tal y tal, Pascual. Esto es ganarse el cielo, si es que aunque estuviera sin declarar, los cuatrocientos  mil o el millón y medio (que esto ya parece el resultado de una manifestación según la Delegación del Gobierno y según los convocantes), es para canonizarlas, ésta es labor social y no la de las Cajas de Ahorros, que sólo se dedican a montar exposiciones sobre los dinosaurios y de artistas seglares. Un consejo a los mendigos que me lean -la internet es imparable, llega incluso a las Blackberry e iPhones de los mendigos-, trasládense al barrio de tan impresionantes benefactoras. Lo que no deja de ser curioso es que los Bin Ladens estuvieran criando polilla en un armario, y no circulando entre los pobres del barrio, ¡qué digo!, de la Comunidad Autónoma como poco, que hay para todos (si un bocadillo con refresco del Domund son 3 Euros, dividan la cantidad que les sustrajeron a las hermanas -escogiendo una u otra cantidad según el grado de simpatía que le tengan a tan vetusta institución- y obtendrán cuántos pobres iban a quedar merendados con la suma), pero, quién soy yo para cuestionar los designios del Altísimo y la celeridad en las limosnas de las hermanas. Por mucho ahorro que hayan amasado las hermanas "hormiguitas", no me cabe en la cabeza que alguien que ha hecho voto de pobreza necesite unos ahorros de entre cuatrocientos mil y un millón y medio de Euros, y menos en un cenobio de tan solo dieciséis monjas. 
No seré yo quien bombardee desde aquí la presunción de inocencia, y menos de unas indefensas, aunque boyantes, monjitas, pero si se prueba que ese dinero proviene de blanqueo, no han sido tributados los correspondientes impuestos, y no se está destinando a los fines que presumo tiene una congregación de este tipo -lo que no pocas ventajas fiscales les supone, sin necesidad de engañar al Fisco-, no es para condenarlas a prisión, que total, ya son monjas de clausura, es para condenarlas al infierno, o por lo menos al más terrenal infierno de ver cómo se les confisca toda la suma, si se llega a recuperar, cosa que dudo, por no interesar ni al ratero ni a las víctimas -no vaya a descuadrar el balance la partida-, y se hace llegar realmente a quien debía de haberse hecho llegar antes de criar polilla en el armario. 

domingo, 27 de febrero de 2011

Ministerio de Chorradas

Interiorizando la idea de ahorro energético propuesta por
el Gobierno. 
Con el peso que están adquiriendo las chorradas, memeces y gilipolleces en el Gobierno que sufrimos, creo que no estaría de más que se crease un Ministerio de Chorradas, más que nada por canalizar todo el caos de propuestas estúpidas e imbecilidades que nos están regalando casi a diario. 
La última es el no va más del ahorro, vamos que ni la campaña más agresiva del Media Market, que cuidado con los paralelismos, porque estos nos quieren hacer tontos a todos. Proponen reducir -sólo temporalmente, que nadie se alarme más de lo necesario por la gilipollez- a 110 km/h. la velocidad a la que está permitido circular por las autovías para ahorrar. Y tan anchos se quedan. Yo propongo que cuelguen del chopo más alto al lumbreras que ha alumbrado la medida, pero seguro que, aún siendo de mayor interés y trascendencia pública, y mucho más barata la puesta en práctica de la medida (la soga y el chopo los pongo yo, Todo Por la Patria), creo que no la van a secundar, por si cunde el ejemplo. Y es que el oro negro, para variar, ha subido -máxime desde que el Coronel Gadafi no tiene quién le escriba-, sí, pero lo que no se puede hacer en tiempos de crisis es tomar medidas que fomenten una reducción del consumo, que, al fin y a la postre es la fuerza que mueve -o mejor, movía en otros tiempos- nuestra economía. Por no hablar de la reducción que experimentaría la recaudación del impuesto especial sobre hidrocarburos. Claro que, podrían ponerle solución al tema -del impuesto, digo, que lo otro está mucho más jodido-, que no está el déficit para tonterías -aunque de esto seguiría ocupándose el Ministerio de Economía, algo tendrá que decir sobre ello el de Chorradas- si se hubiera o hubiese tomado la medida con meros fines recaudatorios. Muy subjuntivo todo, sospecho. Por lo pronto y según leía en la prensa la chorrada nos va a costar a los bolsillos de todos los españoles unos 250.000 Euros en pegatinas para cubrir los estandartes del derroche, esas señales de a 120 km/h. Alejémonos más de Europa, por qué no, lo hacemos engrosando las cifras de parados, el déficit, los datos negativos de nuestra economía en general y, claro que sí, también reduciendo el límite de velocidad en autopistas, que cuenta la leyenda que, allá por Centroeuropa, donde Lutero clavaba proclamas, son tan chachis las autopistas, tan seguras y bien hechas, que no se molestan ni en poner límite de velocidad -se lo juro por Thor, por Odín y por Favor, muy nórdicos los tres-. Esto en el país del parche en el bache, no deja de ser utópico a fecha de hoy y creo que la maldición afecta como poco a diez de nuestras generaciones venideras (ello si el Gobierno no nos prohíbe reproducirnos, para ahorrar en biberones o reducir el impacto ambiental de los pañales, que si eso, ya nos joden ellos, para qué hacerlo entre nosotros).
Y visto desde una perspectiva económica, pero de esa economía de andar por casa, no de altos vuelos -que el queroseno también ha subido- de toda la vida de Dios, si reduces el consumo introduciendo una distorsión en el mercado forzando una reducción de la demanda, lo mismo lo que hacen en las gasolineras es aumentar los precios para no reducir beneficios en un bien con una demanda tan inelástica (y no quería dar ideas). 
Alla por los 70 en lo que fue la Crisis del Petróleo Nixon bajó los límites de velocidad en los EE. UU. a 55 millas por hora y en España, por primera vez en la historia en 1974 se puso coto a la velocidad en las autovías, anoten la cifra: 130 km/h. Posteriormente se redujo a 100 km/h. y en 1981 se quedó en los 120 km/h. que conocemos. Por aquellas épocas y a poco que consideremos el consumo atroz que tenían los motores, se puede entender que una medida del estilo tuviera una repercusión notable en el ahorro, en la balanza comercial del Estado y, por ende, en la salud del Caudillo. A día de hoy las cosas han mejorado, por haber enterrado al Caudillo y porque los coches tienen un consumo mucho más eficiente. Es raro que no se hayan dado cuenta los ahorradores ministros que, además de cuenta naranja en ING como manda Matías, tienen coches oficiales que son verdaderos pepinos con ruedas, que digo yo si no podríamos empezar recortando por ahí, y por los viajes que Zapatero se pega quemando queroseno en un Falcon de las Fuerzas Aéreas, cual si necesitase un Air Force One, habiendo puesto, según presumen (ANUNCIADO EN TV), AVE a casi toda España, nacionalidades y regiones histórico artísticas de la muerte incluidas. Vamos que para ir a inaugurar un pelotazo urbanístico con mitin incluido en Villaperros de la Rábida no hacen falta semejantes alforjas. Digo yo, pero como lo digo yo y no lo dicen ellos, no me hagan ni caso. Estas cosas en la gasolinera de "Lleno por Favor" no pasaban. 

jueves, 17 de febrero de 2011

Abuso de austeridad

Fracaso absoluto, vaya, que ni que lo hubieran promovido 
como un reto de "El Hormiguero" de Pablo Motos y Tabletas.
Nos hemos debido de volver todos gilipollas. Y yo, el primero, pero por otras cuestiones diferentes a las que expondré a continuación. Se proponía estos últimos meses desde las redes sociales el hacer un apagón, todos a una, como en Fuenteovejuna, ayer a eso de las diez de la noche y con viento de levante, para castigar al lado oscuro de la fuerza que, paradójicamente son quienes nos venden la luz al peso, real o estimado, que el Gobierno les da para ello luz verde. El fondo de la cuestión se comprende y comparte, nos han subido el recibo de la luz a todos, y a ninguno nos gusta que nos toquen los bolsillos si no es para meternos mano, ni siquiera para iluminarnos. Y ni yo ni nadie se cree que todo responda a la subida internacional de los precios del mercado energético, seguro que en parte justifica una subida, pero dudo mucho que en el país de la pandereta y del aprovecharse de la masa mientras esta pasta y rumia, se justifique totalmente en el cien por cien (vamos que una parte seguro que va directa a beneficios y a engrosar barrigas bien alimentadas, aunque se pinte de necesidad acuciante empujada por los mercados internacionales, que, como no tienen cara, no son linchables por una leva de masas). Hasta ahí bien, de acuerdo. Pero ¿alguien se ha parado a pensar la utilidad de semejante medida?, porque que sepa yo, no hemos amanecido con terribles portadas -en este país la prensa es de cañonazos con metralla- como"Caída en bolsa de las eléctricas por el apagón popular de ayer", "Crash energético provocado por iniciativa ciudadana", "Castigo a las eléctricas"... Nada. Análisis en bolsa de la repercusión de la medida: Endesa sube un 0,11; Gas Natural un 1,11; Enagás un 1,31; Iberdrola un 0,42; Iberdrola Renovables un 1,99; Red Eléctrica baja un 0,36 -a ver si sólo han pagado estos un poquito el pato-. Vamos que si alguna repercusión ha tenido sobre empresas energéticas, ha sido de lo más positiva para las eléctricas. 
No soy Ingeniero Industrial, pero por lo poco que me pinta el sentido común, me da que si muchas personas apagan a la vez todos sus aparatos eléctricos, puede que haya una bajada en el consumo global durante esos cinco minutos que preconizaba la medida, hasta ahí, bien, pero ¿qué pasará cuando a los cinco minutos vuelvan a poner en marcha toda la aparamenta eléctrica del hogar a la vez? Inevitablemente provocaran un pico al alza en el consumo, seguramente cubriendo con creces con su coste el ahorro y agujero que supusieron los cinco minutos de austeridad lumínica y electrónica. Todos sabemos que en la mayoría de los aparatos el mayor consumo se produce cuando los encendemos. Y ni que decir tiene que si las grandes consumidoras cual son las empresas y Administraciones Públicas no se suman -algún Ayuntamiento lo hizo, cabe suponer que para tocar los bemoles al Gobierno- de poco vale el esfuerzo, sin contar con los inconstantes y desertores que le dan al "asistiré" y luego no se ponen el traje de monaguillos y se olvidan o pasan del tema.  Menudo favor le hemos hecho al lado oscuro de la fuerza mis pequeños padawans. Luck, me cago en tu padre. 
Al margen de esto, y de las invitaciones que he recibido a través del Facebook ('libro de caras' más o menos duras a la hora de promover cosas que ni me van, ni me vienen, o que van a la contra de los intereses incluso de quienes las promueven), la más ferviente para que me uniese a la causa contra el Imperio de las Eléctricas, Santiago y Cierra ¡España!, junto con el resto de la infantería de pulsadores de interruptores, fue la que recibí personalmente de un amigo al que posteriormente prácticamente le corte el traje que ya he vertido en las líneas anteriores, y que espero conservar cuando se identifique tras leer estas líneas. Sin rubor me invitaba a unirme al apagón mientras, con la calefacción encendida -que paga por comodidad de que le sodomice una sola compañía, a Iberdrola sección gas- ventilaba un par de habitaciones de la casa, en la que, simplemente mirando alrededor se comprobaba que ni una sola de las bombillas era de bajo consumo, y ya tener un radiador eléctrico en una casa en que la calefacción de gas va de maravilla... Vamos un claro abuso de austeridad el que se me pretendía imponer, y no en nombre de causas perrofláuticas como el cambio climático; la emisión de gases de efecto invernadero, lacrimoso, o los pedos de toda la vida que metano no les falta; el cuidado del medio ambiente -no especificando en qué mitad- ni nada por el estilo, la justificación era muy superior, respetable y universalmente compartida: la pela. Y eso es previsión, cuando el aire ya sea irrespirable gracias a nuestro desmesurado consumo de recursos energéticos, habrá que tener mucho ahorrado para poder comprar el poco oxígeno que quede respirable -la otra opción será asaltar residencias de ancianos para apropiarse de las botellas de oxígeno medicinal-. Entonces seguro que ya no es problema mantener la calefacción encendida todo el día, porque no se podrán abrir las ventanas para ventilar. 
Hay medidas mucho más razonables para reducir nuestra factura eléctrica y repercutir en las cuentas de beneficios de las multinacionales energéticas, a la vez que cuidamos un poco el Planeta (pequeño Planeta vuelve a sonreír, y tal), pero pasan desapercibidas en nuestro día a día y no quedan tan de activista quijotesco -que es lo que se lleva- como promover un evento en Facebook. No nos confundamos, no critico a los que de buena fe se unen al evento, critico a los que por ignorancia o mala fe lo crean. Y cada perro que se lama su pijo. 

lunes, 14 de febrero de 2011

Low cost

Es lo que se lleva, y, por no ser menos -o más- he sucumbido a las mieles de una aerolínea 'low cost'. Que lo barato sale caro es una sentencia que lleva iluminando el refranero español desde que el Mar Muerto todavía estaba enfermo. Y no falla. Como uno ya está curado de espanto, y ya había sufrido a Ryanair yendo a Londres, iba bien preparado, habiéndome estudiado las medidas del equipaje de mano, que, por cierto, parece ser que han reducido -y que después de gastarme 100 € en un trolley nuevo que las cumpla, seguro que vuelven a reducirlas justo cuando tenga que viajar con ellos otra vez-, llevando los líquidos en sus recipientes transparentes de menos de 100 ml. y en bolsa hermética de plástico transparente, como manda Bruselas -señora más exigente que mi madre, si cabe- con todo bien organizado para no montar una escena digna de barra americana, haciendo molinetes con el cinturón, en el check-in, nada metálico en los zapatos, para no pasar la humillante obligación propinada por el segurata de turno de tener que pasar el arco descalzo, con pantalones de los que me aprietan más que sobrarme, por aquello de no pasar el arco además de descalzo, con los pantalones por los tobillos, que ya sería rizar el rizo de la humillación pública, que me río yo del sambenito de llevar la bragueta bajada al lado de esto. Da igual, por muy previsor que seas, en el avión van más seres humanos, que serán tratados como procede, como clientes 'low cost', perdón ¿dije seres humanos antes? me corrijo, transporte de animales vivos; y de algo estoy seguro, a muchos de ellos no les daba tanto respeto coger esta aerolínea como a mi. Porque hay que ser gilipollas, o más gilipollas que la media, al menos, para no saber donde te metes, o saberlo y meterte a torear cual Manolete. 
Ya en Valladolid, entra uno con su minimaleta en la terminal con tiempo de sobra, y observando un poquito lo que se ve es que toda la gente que por allí se esparce espera tu mismo vuelo. Bien, algunos derrochadores, infieles de los dogmas 'low cost', hacen el sacrilegio de facturar maletas al margen del equipaje de mano, ahí van quince euros, y otros quince, qué barbaridad, parecen decirse telepáticamente los auténticos usuarios 'low cost'. A veces no queda más remedio, porque yo iba para tres días, que si vas para cuatro o tienes otro armario en Barcelona, o todo no te entra en la maleta de playschool que te dejan facturar. Pues nunca falla, una vez que abren el control de seguridad, siempre hay algún valiente que quiere entrar con un maletón, y entra (bastante le da al segurata de la puerta, que le apreten los 35 € de rigor y aquí Paz y después Gloria, suban de una en una y vayan sentándose). Y es que los ves, paso firme y mentón altivo, avanzando con su maleta que es dos veces -o más- la tuya, impertérritos hasta que llegan a la altura del control de acceso, donde una amable y guapa azafata, o en este caso un calvo feo (y ya verán cuando entre en vigor la Ley de Igualdad de Trato), le dice que no, que por ahí con eso no pasa sin aplicarle los 35 €/35 libras -muerto el cambio de moneda, se acabó la rabia-, y el tipo siempre alega "Pero si da la medida", y solícito el empleado se acerca e intenta ceñir un cartón con las medidas autorizadas al maletón. Para qué, las cosas notorias no necesitan prueba en derecho, y todos los cosufridores de la cola íbamos mirando de reojo el maletón de caballería acorazada, rodeada de nuestras maletitas de infantería, y se masticaba en el ambiente un pensamiento "dónde irá ese pierde misas con semejante maletón". Que más que un trolley era un trailer.  Pues, todos lo vemos menos el caradura del propietario, y eso retrasa la cola, en la que ya llevas media hora, y por ende, el avión, lo que dura la discusión que suelen ser unos cinco minutos. Resultado, avión con media hora y cinco minutos de retraso, aunque no sé para qué tantas prisas, total para subir a una cabina en la que no tienes escapatoria (salvo el suicidio, que es harto complicado cuando en el control de seguridad no te dejan pasar armas ni líquidos peligrosos, eso sí, en el viaje de vuelta de Barcelona a nadie le inquietó que un guiri que llevaba delante llevara una cadena de cinco quilos del cinto al bolsillo trasero. Vamos que el tipo para ir al baño tenía que tirar de la cadena antes y después), cabina en la que te bombardearán cada cinco minutos en la hora que dura el viaje con ofertas de productos libres de impuestos, precocinados mal cocinados, bebidas -incluidas las alcohólicas, dado que el caso Melendi parece no haber sentado precedente-, lotería, cigarrillos sin humo -que carajo si uno se puede acostumbrar al café sin cafeína, la comida sin sal y azúcar, la cerveza sin alcohol...- y si te descuidas te venden hasta el chaleco salvavidas, sin aire, por supuesto, si no son 10 € a mayores, y al que tenga quejas al maestro armero, que pregunte a Pascal o Galileo si el aire pesa o no pesa, y bastante es que no lo vendan al peso. 
En Barcelona, al volver, el retraso fue ya de una hora, pero yo ya sabía a que atenerme, y los sillones de El Prat son muy cómodos, y con un libro en las manos se me hizo menos tedioso esperar, lo malo es que, aunque sepan que te van a tener de pié media hora, llaman a embarcar mucho antes de que llegue el avión, y eso ya se hace pesado, aunque también me hubiera encantado esperar mucho más si llego a saber que quien se me va a sentar al lado va a recrearse en especificaciones técnicas de los posibles accidentes que se pueden tener con un avión tanto en su tránsito en tierra como cuando despega, se mantiene en el aire y aterriza, sólo se calló la boca cuando con tono de poder estrangularlo con el cargador de mi móvil (único arma permitido en el equipaje de mano, mucho más inocua, dónde va a parar que mi bote de gomina, custodiado en bolsa transparente, trasvasado a recipiente también cristalino y revisado minuciosamente para poder acompañarme en mi periplo aéreo), le hice notar que él también viajaba en el avión del que estaba hablando, y que no se han documentado casos de que se sobreviva a un accidente aéreo por haberlo descrito antes, y, puedo asegurar que, de irse a dar el caso, yo pondría de mi parte para que ahí "El Protegido", no se fuese de rositas sin una hostia como un campano. 
Pues eso, y en resumen, aquí cada vida vale en lo que está asegurada y, en su defecto, el nominal del billete que de derecho a su transporte de un punto A a un punto B, y puestos a partir de A, que se vayan A tomar por culo, con sus restricciones, sobreprecios por cualquier cosa y retrasos justificados sólo por exprimir sobremanera los viajes de sus aviones, yendo y viniendo durante todo el día sin casi descanso en cada aeropuerto, que no sé ni cómo les da tiempo a repostar, que, dan ganas de comprarse un paracaídas, aunque como habría que facturarlo a bodegas por pasar de las medidas, de poco iba a servir, salvos los 35 € a pagar a mayores. 
Si calculo las horas de espera y desvelos, el transporte desde el aeropuerto a Barcelona que son otros 5,50 € y soportar en el asiento de al lado de un bus a un italiano hiperactivo, con un tono de voz que enmascaraba el aterrizaje cercano de los aviones y que antes de ponerse a hacer un extraño baile en el pasillo con el que explicaba a sus amigos alguna anécdota estúpida acaecida en la expedición de maleducados a la carbonara a la Ciudad Condal, captaba nuestra atención y los restos de nuestro asco con un eructo, a ello le sumo el metro de Plaça Catalunya a Gràcia... entre tiempo y dinero, casi sale más rentable irme en tren, que son siete horas, pero tienen la costumbre de salir a la hora, no ponerte restricciones de equipaje, más allá de lo razonable, poder llevar el portátil encendido sin contravenir normas de navegación aérea, y con un bar que no va sobre cuatro ruedas, empujado por un camarero/azafato que se las ve y se las desea para decir chapata de jamón (así lo lee, pero así lo dice: asapatta di gamoo), que ya nos vale, ponerle semejante nombre al sempiterno bocadillo presente en todo avión... mira que somos joputas, pobres guiris; serán los cabrones de la RAE, Pérez-Reverte en cabeza, que seguro que odia a los aviones y a las azafatas, a los españoles y a los extranjeros, y le encanta la jota, la letra y el baile, y en el jamón de marras, mejor si son cinco, por ejemplo. Por no hablar de no tener que pasar la aceptada vejación que es un control de seguridad de aeropuerto. Aunque ya se van acercando cuando de alta velocidad se trata. Debe de ser que los terroristas no son de coger el ALSA. Hasta para eso hay clases, y se entiende, algún día les contaré mi trayecto Valladolid-León en autobús con un japonés con diarrea sentado al lado. Memorable episodio de la épica del transporte de viajeros en España (y seguro que del Japón, que allí no comen tanto ajo).  

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