Interiorizando la idea de ahorro energético propuesta por el Gobierno. |
Con el peso que están adquiriendo las chorradas, memeces y gilipolleces en el Gobierno que sufrimos, creo que no estaría de más que se crease un Ministerio de Chorradas, más que nada por canalizar todo el caos de propuestas estúpidas e imbecilidades que nos están regalando casi a diario.
La última es el no va más del ahorro, vamos que ni la campaña más agresiva del Media Market, que cuidado con los paralelismos, porque estos nos quieren hacer tontos a todos. Proponen reducir -sólo temporalmente, que nadie se alarme más de lo necesario por la gilipollez- a 110 km/h. la velocidad a la que está permitido circular por las autovías para ahorrar. Y tan anchos se quedan. Yo propongo que cuelguen del chopo más alto al lumbreras que ha alumbrado la medida, pero seguro que, aún siendo de mayor interés y trascendencia pública, y mucho más barata la puesta en práctica de la medida (la soga y el chopo los pongo yo, Todo Por la Patria), creo que no la van a secundar, por si cunde el ejemplo. Y es que el oro negro, para variar, ha subido -máxime desde que el Coronel Gadafi no tiene quién le escriba-, sí, pero lo que no se puede hacer en tiempos de crisis es tomar medidas que fomenten una reducción del consumo, que, al fin y a la postre es la fuerza que mueve -o mejor, movía en otros tiempos- nuestra economía. Por no hablar de la reducción que experimentaría la recaudación del impuesto especial sobre hidrocarburos. Claro que, podrían ponerle solución al tema -del impuesto, digo, que lo otro está mucho más jodido-, que no está el déficit para tonterías -aunque de esto seguiría ocupándose el Ministerio de Economía, algo tendrá que decir sobre ello el de Chorradas- si se hubiera o hubiese tomado la medida con meros fines recaudatorios. Muy subjuntivo todo, sospecho. Por lo pronto y según leía en la prensa la chorrada nos va a costar a los bolsillos de todos los españoles unos 250.000 Euros en pegatinas para cubrir los estandartes del derroche, esas señales de a 120 km/h. Alejémonos más de Europa, por qué no, lo hacemos engrosando las cifras de parados, el déficit, los datos negativos de nuestra economía en general y, claro que sí, también reduciendo el límite de velocidad en autopistas, que cuenta la leyenda que, allá por Centroeuropa, donde Lutero clavaba proclamas, son tan chachis las autopistas, tan seguras y bien hechas, que no se molestan ni en poner límite de velocidad -se lo juro por Thor, por Odín y por Favor, muy nórdicos los tres-. Esto en el país del parche en el bache, no deja de ser utópico a fecha de hoy y creo que la maldición afecta como poco a diez de nuestras generaciones venideras (ello si el Gobierno no nos prohíbe reproducirnos, para ahorrar en biberones o reducir el impacto ambiental de los pañales, que si eso, ya nos joden ellos, para qué hacerlo entre nosotros).
Y visto desde una perspectiva económica, pero de esa economía de andar por casa, no de altos vuelos -que el queroseno también ha subido- de toda la vida de Dios, si reduces el consumo introduciendo una distorsión en el mercado forzando una reducción de la demanda, lo mismo lo que hacen en las gasolineras es aumentar los precios para no reducir beneficios en un bien con una demanda tan inelástica (y no quería dar ideas).
Alla por los 70 en lo que fue la Crisis del Petróleo Nixon bajó los límites de velocidad en los EE. UU. a 55 millas por hora y en España, por primera vez en la historia en 1974 se puso coto a la velocidad en las autovías, anoten la cifra: 130 km/h. Posteriormente se redujo a 100 km/h. y en 1981 se quedó en los 120 km/h. que conocemos. Por aquellas épocas y a poco que consideremos el consumo atroz que tenían los motores, se puede entender que una medida del estilo tuviera una repercusión notable en el ahorro, en la balanza comercial del Estado y, por ende, en la salud del Caudillo. A día de hoy las cosas han mejorado, por haber enterrado al Caudillo y porque los coches tienen un consumo mucho más eficiente. Es raro que no se hayan dado cuenta los ahorradores ministros que, además de cuenta naranja en ING como manda Matías, tienen coches oficiales que son verdaderos pepinos con ruedas, que digo yo si no podríamos empezar recortando por ahí, y por los viajes que Zapatero se pega quemando queroseno en un Falcon de las Fuerzas Aéreas, cual si necesitase un Air Force One, habiendo puesto, según presumen (ANUNCIADO EN TV), AVE a casi toda España, nacionalidades y regiones histórico artísticas de la muerte incluidas. Vamos que para ir a inaugurar un pelotazo urbanístico con mitin incluido en Villaperros de la Rábida no hacen falta semejantes alforjas. Digo yo, pero como lo digo yo y no lo dicen ellos, no me hagan ni caso. Estas cosas en la gasolinera de "Lleno por Favor" no pasaban.