En épocas navideñas que se están acercando, salvo en el Corte Inglés, lugar en que la navidad comienza en noviembre, tengo otra de mis extrañas manías, cual es prestarle más atención a los anuncios publicitarios de la tele. Mi conclusión tras un exhaustivo análisis de unos diez minutos es que o los publicistas están en horas bajas, con menos imaginación que Ana Rosa Quintana enfrentándose a un folio en blanco, o la crisis le ha llegado también a la publicidad.
Echa uno de menos al calvo de la lotería -aunque el de la lotería sea uno de los pocos anuncios que se salva-, a los anuncios de turrón que, pese a repetirse navidad tras navidad, te pegaban la cancioncilla de marras, e ibas a currar por las mañanas tarareándola, cuando ahora lo que intentas es sacar de tu cerebro la repelente canción del anuncio de las magdalenas de la Bella Easo. Los anuncios de perfume femenino siempre han sido mis favoritos -para cualquiera es presumible el motivo- pero este año sólo han pasado los castings jovencitas muy guapas de cara pero más planas que la de Castellón, muy fashions y chic, pero más delgadas que un somalí en huelga de hambre. Tienen pinta hasta de estar enfermas. No digo que volvamos a la voluptuosidad de la señorita que buscaba a Jack's utilizando un extraño método detectivesco, pero muy efectivo cuando lo que buscas es un hombre, como era bajarse la cremallera de su abrigo pulmonar, pero una cosa intermedia no estaría mal. En los perfumes de hombre ni se han molestado en cambiar nada, con repetir los del año pasado les vale (total, nos vamos a comprar el que le guste a la jefa de turno). De Ágata Ruiz de la Prada no esperaba menos, el anuncio de su perfume me produce el mismo efecto que ver cualquiera de sus diseños o las corbatas de su marido Pedro J., desear desesperadamente arrojarme desde el balcón.
Los anuncios de juguetes, pese a las fechas, son más escasos que el sentido común en una reunión de políticos, eso sí, han sido sustituidos por los de consolas, poniendo a unos críos frikis frente a la cámara jugando como posesos a la nintendo (no se si ahora es DS, la Wii, o la puta que engendró a ambas), que apenas saben hablar pero tienen pinta de pasar en dos minutos los diez primeros niveles de cualquier videojuego (así alguno llega a la vida laboral pensando que se asciende de la misma manera, risas mil me guardo). Los niños que anuncian consolas, como es lógico, lucen unos enormes paletos, intactos, porque jamás han salido a la calle a rompérselos contra el bordillo de la acera, como hicimos todo hijo de buen vecino -y los hijos de puta también-, son aquellos que no han visto el sol, los elegidos para vivir entre algodones e ignorancia. Con tanta consola que anuncian, la Play Station 3, que ahora le da por montarnos el Fama a bailar en el salón de casa, con el consiguiente perjuicio para el resto de moradores de la propiedad horizontal, la PSP, la Xbox, la Nintendo DS (con la que hasta puedes aprender inglés mientras juegas feliz como una lombriz, lo que acabará de seguro con generaciones enteras de profes de inglés y filólogos), la Wii (esta es la rehostia, puedes incluso hacer deporte con ella, eso sí, no vayas luego a coger una raqueta de tenis en la vida real y pretender que sabes jugar por ser un crack con la Wii), hay hasta consolas de Fisher Price o Play School, que sustituyen a lo que en mi generación eran triciclos y cajas con cuatro botones que se habían tragado -presuntamente- a los correlativos cuatro animales de granja, que cada cual se lamentaba de estar siendo digerido por la maquinita cuando apretabas el correspondiente botón, emitiendo su sonido característico pero con electrónico tono agónico desde ultratumba.
Los anuncios de supermercados siguen tan cutres como es su costumbre: "se celebra el ahorro" (sí, y para celebrar el ahorro tiramos la casa por la ventana en una absurda fiesta, tienen guasa estos de... mierda anuncio que no me acuerdo ni de quién es... creo que Hipercor), "navidad sí, pero no a cualquier precio" de Día que parece que nos plantan en la pantalla uno de esos panfletos que van dejando por los buzones, "vuelve el plan B, en Eroski", otra canción a borrar del subconsciente para evitar su descontrolado tarareo matutino, etc. Los de Toys'r'us han hecho un anuncio con una madre y sus dos cuervos criados gritando, lo justo para invitar a ir allí a los que tenemos una cierta fobia a esas criaturillas descontroladas y gritonas.
Se salva el anuncio del subidón al pagar con la Euro 6000, que la señora arranca una sonrisa a cualquiera, y supera con creces a los de la competencia que contrata a los deportistas más secos del panorama nacional para promocionarse: Nadal, que cuando habla parece el campeón de paddel de La Moraleja, a Fernando Alonso, con la alegría que le caracteriza, y demás familia. Y uno de los que más miedo da de la Liga nacional de fútbol, el Sergio Ramos, lo ponen a anunciar bolígrafos solidarios, loable campaña, pero yo a este tío no le veo con un boli en la mano, salvo para firmar contratos millonarios, claro está. A ninguno le comentaron la norma básica de educación que es que no se habla con la boca llena. Xabi Alonso, contratado por Gillette, es también la alegría de la huerta personificada, habla con tal convencimiento que ojalá no sea un día el líder de una secta suicida (los mataría por aburrimiento).
Con estos antecedentes, este año, en vez de burbujas de Freixenet, tendremos pompas de jabón, para lavar nuestros cerebros y borrar toda esta mierda publicitaria. Como todo, tenemos los anuncios que toleramos y nos merecemos.
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2 comentarios:
Totalmente de acuerdo, este año no se salva ni el de las burbujitas, solo aparece Shakira, cantando al igual que en cualquiera de sus videoclips. Hecho de menos al calvo y a la caperucita roja de Chanel nº5, soy una nostálgica.... qué le voy hacer... Siempre me quedará Scartlet anunciando Rose the one... eso sí que son curvas.
saludos
Cierto, no se cómo se me ha podido olvidar el anuncio de la Caperucita Roja de Channel nº 5, mítico en las navidades de los últimos años y que impedía hacer zapping mientras lo reproducían. El de Scarlet no lo tengo visto, pero es motivo suficiente para ver más televisión, jeje.
Un saludo.
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