jueves, 30 de diciembre de 2010

Pan y circo


Telecinco, la "Montaña de Basura" de la televisión, y no me estoy refiriendo a la de los Fraggle Rock, que era poseedora de toda sabiduría, exactamente lo contrario que la cadena amiga, ha engullido en su pestilente parrilla televisiva a uno de los pocos canales por los que tener la nueva TDT merecía la pena, CNN+. Y no sólo se conforman con eliminar un canal informativo, sino que lo sustituyen por la mayor de las basuras televisivas que pueden hacer tragar a una persona -aunque a mi no me pillan a no ser que me aten hasta las pestañas, como en la Naranja Mecánica de Kubrick-, un canal que según se rumorea va a estar las 24 horas del día dedicado al programa Gran Hermano, ahí es nada, lo interesante que debe de ser seguir durante todo el día la vida privada hecha pública de un grupo de descerebrados encerrados en una casa. Y yo pensando que nadie seguía ya ese tipo de programas. Debo de estar equivocado, porque de lo contrario esta apuesta de Gestevisión sería la mayor estupidez comercial jamás hilvanada, más absurdo que vender una nevera a un esquimal. Y equivocado estaré cuando al buque insignia de la cadena, la choni poligonera Belén Esteban es intitulada sin rubor como la Princesa del Pueblo, dándole una representatividad que, de ser cierta, y yo comprobarlo, me abocará a una irremediable emigración. En el mismo nivel de la Esteban, tenemos al florido Jorge Javier Vázquez evolución a la loca y enfocado al sector de la prensa rosa del Jesús de su mismo apellido, conduciendo un programa a cuyo título -"Sálvame"- deberían de hacer caso los televidentes cambiando de canal, o con el gesto más sano de apagar el televisor (y no hablo sólo de la sanidad ocular, me preocupa más la mental). Qué decir de las amenizadas mañanas con "Mujeres, Hombres y Viceversa", que sin ser un título de película pornográfica-orgiástica, parece ser a lo que aspira, porque no me digan a mi que jovencitas y jovencitos de cincelados cuerpos serranos tienen que ir a buscar novio/a o ambos a la vez, a un programa de televisión. Eso sí, si te montas sobre el primero/a que te guste del bar de la esquina, lo mismo tu fama no llega mucho más allá de las fronteras del barrio. Comprensible, pues, el montaje que se traen entre manos para dar carrera en el mundo de la farándula a todos esos jovenzuelos poco aprovechables en cualquier otro ámbito del mundo laboral que requiera el uso del cerebro. Todo sea por fomentar el empleo. 
Hasta los informativos están contaminados de este espíritu frívolo y amarillista, donde lo único aprovechable, si te tapas las orejas, es la visión de los cristalinos ojos de la Carbonero, que lo mismo sigue campando por esos lares por ser pareja del año con el guardameta de la Selección. Y hablando de la Selección, esto me recuerda a J. J. Santos, uno de los más lamentables narradores de eventos deportivos, al que le compraron en la cadena amiga, para estar a sus anchas castigando nuestros oídos y consiguientes receptores cerebrales, nada más y nada menos que el Mundial, recordado por la épica victoria de La Roja, pero al que la Historia Deportiva debería dedicar un par de líneas a la lamentable cobertura y retransmisión de los partidos. Siempre nos quedará el beso robado a la Carbonero. 
Y por si todo lo anterior fuera poco, aún nos queda el Programa de Ana Rosa, AR, la creativa, la reina de las mañanas eclipsada por la princesa del pueblo, y que por tener tan difuminada su actividad empresarial (escritora, presentadora, editora de revista, productora, y un largo etc.) debió olvidar en algún momento -el de su alumbramiento al mundo, me temo- la manera de hacer buena televisión y periodismo de rigor. 
Entrar en la web de la cadena -no se preocupen, que luego me confieso y me pondré de penitencia una lectura sesuda para la noche- hace que veamos lo imperceptible que es la diferencia del contenido de esta cadena con el de cualquier revista sensacionalista. 
Lamentable de todo punto, pero gobernada por Il Cavaliere, y parida y crecida de la mano de las Mama Chicho, "Crónicas Marcianas" (salvable programa en algunas de sus secciones, a parte del streeptease, claro), el tomate, y un largo etcétera, el resultado es la televisión que tenemos,  y que tras engordar por sus crecientes ingresos publicitarios -agradezcamos también en este punto la sabia política gubernamental de suprimir la publicidad en la televisión pública, acrecentando el pastel de las privadas por este concepto- y salida al parqué del Ibex 35, se ha permitido el lanzarse a comprar Cuatro (despidanse de grandes series como House), suprimir la CNN+, como primera medida tras su conquista, y comenzar una preocupante expansión por la parrilla de la TDT, anexionándose canales vorazmente y con un único criterio, llenarlos de morbo y telebasura. 
Pan y circo, damas y caballeros. De surtirnos de pan se encargan las omnipresentes panaderías, supermercados y furgonetas de reparto. Del circo ya se encarga de repartirlo el emporio audiovisual de Telecinco. 

Es la televisión que tenemos y consentimos, será, pues, la que nos merecemos, y Telecinco tiene fácil y pertinente rima. 

viernes, 24 de diciembre de 2010

Pon mis dos bolas en tu árbol

El Portal de Belén, en nuestra navidad desnatada y a medida
de una sociedad agilipollada. 
Ya estamos inmersos de lleno en la navidad. De hecho hoy es Nochebuena y mañana será navidad, saca la bota María (madre de dios, que como es un título, ahora según la RAE lo puedo poner con minúsculas) que me debería emborrachar. Ello me anestesiaría de esta Navidad llena de adornos y envoltorios, pero vacía de contenido, a salvo la hipocresía. 
Los únicos que se toman en serio esta fiesta son dos colectivos. El primero y más conocido el de los grandes centros comerciales, ellos tocan la música y nuestras tarjetas de crédito bailan al compás, con algún que otro pisotón a la respectiva nómina, y con el resacón de la cuesta de Enero. El segundo son las señoras de rulos y bata por semana y emperifollamiento dominical, que válgame dios -vuelvo a ponerlo con minúscula, satisfacciones que nos da la RAE-, no se pierden una Misa de Gallo ni con aquello de la gripe aviar. 
Te inundan de correos electrónicos más o menos ñoños u originales, de felicitaciones virtuales por redes sociales, de SMS de copia y pega, etc., etc., pero pocos son ya los que mandan una postal "de carne y hueso", de celulosa, vaya. Por lo menos es el detalle de molestarse en elegir el continente, comprarlo, escribir el contenido, pagarse un sobre y un sello, y enviarlo por correo ordinario. Eso es una felicitación en toda regla, en la ortodoxia del espíritu navideño, cojones. Pero, como dije, la tarjeta de felicitación se ha sustituido por la de crédito, y el nivel de afecto se mide por el valor del regalo intercambiado. 
Los árboles de navidad antes se cortaban en el pinar más cercano a la plaza, ahora con los ecologistas haciendo cosquillas en nuestras gónadas con palitos de incienso y pachuli, son de plástico más inflamable que la conífera a la que sustituyen, y todo el mundo sabe que sólo hay algo más inestable que la nitroglicerina en lo que a protagonista de la energía de activación de una combustión exotérmica se refiere: las lucecitas de árbol de navidad. El menda ya lleva en su corta -vale, sí, no tan corta- vida, dos descargas eléctricas por cuenta de las bombillitas de Papa Noel, Santa Clause -nunca sé si es Close o Clause, es que lo confundo con Jean Claude/Clode Van Damme-, San Nicolás o la Puta que lo Parió (que como no es un título, seguro que a la RAE no le importa que la magnifique con las mayúsculas). 
Y esta es otra, ¿qué se nos ha perdido por estos lares, a parte de aceite a algunos y tornillos a otros, para que loemos a Papa Noel?. Que aquí de toda la vida de Dios -o dios, no olvido a la RAE- hemos sido de los Reyes Magos, que eran tres, uno negro, supongo que por lo de la alianza de civilizaciones, y que eran reflejo de lo que es el balance de regalos de cualquier español de a pié: por cada dos regalos de mierda (incienso y mirra), uno bueno -lease sobre con dinero- (oro). Por lo visto el Papa Noel nuestro es una adaptación anglosajona de la vida y milagros de un tal San Nicolás, que moraba por tierras turcas o alrededores, tiempo ha, y que ellos mandaron a la más fría Laponia, porque si no, no cuadraba lo de la nieve, que queda de lo más bonito en los adornos navideños. Más cojones tienen los que la ponen en un Belén ¿es que no hay un solo meteorólogo que se cabree y ponga el grito en el cielo ante la visión de una reproducción de Belén de Judea con nieve? Lo próximo será abrir una estación de esquí en la ladera del castillo de Herodes. 
Pero bueno, así todo, cómo no iba a degenerar una fiesta en la que, hasta su fecha fue inventada interesadamente por la Iglesia Católica para solapar la fiesta del solsticio de invierno celebrada desde tiempos inmemoriales por otras creencias paganas previas. Los especialistas en fechas de nacimiento de Mesías dicen que debió ser allá por septiembre, cerca de la fiesta de los Tabernáculos, época en la que, como narra la Biblia se llenaban las posadas, los pastores podían velar los rebaños a la intemperie, y los romanos hacer un censo en condiciones. 
Concluyo volviendo a la decoración del árbol.  Antes se le ponían decenas de adornos variopintos, que se habían juntado a lo largo de los años, y que no había dos iguales, luces de colores y papel de plata para el caldero que lo sujetaba. Qué bien olía a pino el salón. Ahora se compran cintas de tela adornadas que le circundan, un kit de diez o doce bolas compradas en los chinos (no confundir con bolas chinas, ni con chonis en bolas), todas iguales, y una tira de luces blancas parpadeantes en distinta secuencia. Una mierda artificial y sin ningún valor emotivo, sea. Para darle una nota de variedad, y como la navidad -esta navidad- ya me está tocando las pelotas, las dono para tu árbol de navidad. 

Que paséis unos felices días, bebed con moderación, pero bebed, disfrutad de la familia y los amigos -que son lo más importante, y lo que, en verdad hay que celebrar en estas fechas- y que el año que viene vosotros podáis leer, y yo escribir, mis quejas sobre la navidad del 2011. Y, cómo no, acordarse de los que no están. 

martes, 21 de diciembre de 2010

Animal a Bordo

Uno se pasa muchas horas a la semana en la carretera, por obligaciones laborales la gran mayoría, y por gusto un porcentaje muy reducido de las mismas. Dichas obligaciones laborales lo mismo me tienen recorriendo carreteras de tercera, cuando no caminos de cabras de ruta por los alrededores de mi centro de trabajo, y en otras ocasiones me hacen internarme en grandes ciudades como Madrid, o en menos imponentes, pero muy concurridas, en lo que al tráfico rodado se refiere, como Valladolid. 
El caso es que imbéciles al volante te los encuentras por doquier, y vayas donde vayas (ponte bragas). Hay costumbres de terceros conductores (y contra ellos por algo tengo el seguro, que cualquier día se me cruza el cable), que me sacan de mis casillas, una es la extendida costumbre de utilizar las luces de posición en situaciones en las que el Código de Circulación te obliga a usar las de cruce. Las luces de posición sólo tienen una función -totalmente en desuso- que su propio nombre indica. El que el vehículo se encuentre en movimiento, excluye de por sí su uso. Por algo alumbran menos que un cirio de dos semanas en la Parroquia de turno, ite, misa est. Pues eso, que no se ven lo suficiente como para hacer la conducción segura, con el coche circulando en condiciones de falta de visibilidad, sea entre el ocaso y la salida del sol (¿ves el Sol por alguna parte? No. Pues pon las luces -de cruce, se entiende- gilipollas). Te contestan con el que "si todavía se ve de sobra", "ese que acaba de pasar no las lleva", etc. Atrevida es la ignorancia, de las normas, y de la gravedad de las consecuencias de no atenerse a algunas de ellas. Y la ignorancia de la Ley no exime de su cumplimiento, lo que me lleva a la conclusión de que deberían enchufarse más multas por esto, y menos por gilipolleces varias. 
Otra mala costumbre que me hierve la sangre, no menos extendida -incluso por ciertos lugares, es pandémica- es la de no utilizar las intermitentes nunca, salvo en el caso extremo de que con su uso equivocado podamos provocar un accidente absurdo. Una de dos, o están todos -junto con los usuarios generalizados de las luces de posición- por ahorrar energía de cara al cambio climático, o la imbecilidad cotiza al alza por nuestras carreteras. 
Otra costumbre menos relacionada directamente con la seguridad vial, es la de pegar pegatinas de flores en la trasera del coche. Pero lo indirecto de esa relación comienza a tambalearse desde que le tengo oída una teoría a una amiga "cuidado con todos los que llevan esas margaritas pegadas en el coche, tengo comprobado que son un peligro al volante". Carajo, me dije ¿qué tendrá que ver el tocino de fabada con la velocidad?, pero resulta que tras el preceptivo período de observación, prueba y error (con más errores casi que pruebas), me cercioro de que la teoría era cierta. 
Luego están los que se han bajado por internet la música más sórdida del mercado -e incluso, por mala, música extracomercio- y sabe Dios por qué razón han llegado al convencimiento de que a todo el resto de usuarios de la vía pública le han entrado unas apremiantes ganas de escucharla, y, en un arranque de solidaridad desinteresada, bajan las ventanillas, con independencia de la temperatura exterior, y regalan decibelios en fuego graneado y a discreción. Suelen coincidir los perpetradores de esta difusión musical con aquellos sujetos que se gastan un 75 % de la nómina en maquear sus coches/naves espaciales. El otro 25 % he deducido que va para la droga que les hace ver que tiene sentido la soberana estupidez de maltratar un coche diseñado por ingenieros, especialistas de diseño y acorde a la estética del momento, consiguiendo que sea tan irreconocible como posible el que pasen una ITV con él en esas condiciones. Cuando el dinero es de papá, y no de la propia nómina, ya no hace falta la droga, la estupidez viene de serie y es heredada. 
Por último, pero no como final de estas subespecies de conductores suicidas-homicidas (que prometo ampliar en un futuro), cabe mencionar al dominguero, ese ser que una vez cada semana, como mucho, coge el coche, y sale a la carretera a la aventura, y tal es la aventura que no sabe por dónde va, circulando a la velocidad constante de 70 km/h (redúzcase proporcionalmente si el sujeto supera los 60 años, pese a conducir Mercedes, Audis, BMW's, etc.), vayan por autopista, por pueblo, o por donde el ocio les lleve. Eso sí, tras estorbarte un rato, y cuando los vas a adelantar, les sale el rockero rebelde que llevan dentro, y te prueban que lo de cero a cien en seis segundos, no es broma, y claro, poco puede tu utilitario frente a eso, a no ser que el transformer vuelva al modo dominguero, y le pilles desprevenido (no es muy complicado, jamás miran por el retrovisor). Tienen estos, además, una costumbre de lo más insoportable, la de pegarse a la matrícula trasera de los camiones, sin intención alguna de adelantar, por supuesto. 
Uno no es, ni será nunca Fernando Alonso, y todos infringimos normas y nos vemos sometidos a los peligros inherentes a la carretera, pero lo que no puede consentirse alegremente es que esos peligros los cree la estupidez y la desidia. 

En diez minutos cojo el coche, seguro que el viajecito me daría para otro artículo entero. 

sábado, 18 de diciembre de 2010

El albañil del condado

Todas las armas las carga el diablo. Algunas, además 
las maneja un loco, y ese es mal coctail.
Ha pasado esta semana en Olot, un tipo que llevaba toda la vida trabajando de albañil para la misma empresa, se entera de que va a ser despedido. Por lo visto, intenta cobrar el cheque indemnizatorio y no se lo pueden pagar porque el talón se ha girado contra una cuenta sin fondos. Además mantiene en la CAM de la localidad una deuda de más de 5.000 € por una tarjeta de crédito que le habían concedido. Hasta aquí una historia que, por desgracia, últimamente -o más bien, desde hace un tiempo- es de lo más común a lo largo y ancho de toda la geografía nacional. El problema ha venido con la reacción del personaje, ante el panorama que se le venía encima. 

Al tipo, según leo hoy en el ABC, en Olot sus conocidos le llamaban "Rambo", por su costumbre de ir ataviado con ropa militar, y por su gran afición a las armas de fuego. El tipo prefiere que lo tilden de "Sheriff del condado",  y cuentan los cotillas oficiales del lugar que a veces se paseaba por los carrers de Olot con arma al cinto y placa de pega, supongo que de esas que regalaban con los cereales años ha, o de las que venían entre los accesorios de rigor en los kits de juguetes de policía de venta en rastrillos y estancos con solera. En resumen, el tipo era lo que de toda la vida de Dios venimos llamando un gilipollas, y que de un tiempo a esta parte, lo que vienen denominando un friki. En todos los sitios se cuecen habas, y en todos los pueblos hay algún sujeto de este calado, que se viste por las mañanas por lo militar, que le gusta pasear armas más allá de lo estrictamente necesario para la atención de hobbies o aficiones, como la caza o el tiro al plato, y que se ha tragado más películas del oeste y bélicas que telediarios. Todo el mundo suele reír la situación, por lo cómica, pero viendo lo que sucede con uno de estos sujetos sumido en una situación de estrés, cabría plantearse su internamiento de oficio en instituciones psiquiátricas, y hacer lo propio con quien les concedió el placet para una licencia de armas. 

El caso es que el tipo, una vez enterado de  su despido, y tras intentar cobrar infructuosamente la indemnización correspondiente, ahogado en problemas económicos -supongo que no más que un alto porcentaje de la población que ha venido engrosando recientemente las colas del paro- se le cruzan la fase y el neutro, y acude cortocircuitado y escopeta en ristre a un bar del pueblo, donde desayunan tranquilamente un padre y un hijo, los dueños de la constructora para la que trabaja, ajenos a lo que se les viene encima, que son las postas de unos cuantos cartuchos de escopeta. No conforme con haber dado el pasaporte a sus jefes, mientras las fuerzas de seguridad -ya avisadas del hecho- acordonan la localidad para que el zumbado este no pueda poner pies en polvorosa, el tipo pone rumbo al centro de la ciudad, entra en una sucursal de la CAM, y le descerraja sendos tiros al subdirector y a una empleada, acabando con sus vidas. 
El móvil para matar a su jefe, no se comparte pero podría llegar a comprenderse, al hijo lo mató, según dice, porque se lo encontró, ahora que el que le haya movido a acabar con los dos empleados de la entidad bancaria, que no son menos obreros que él por trabajar con la cabeza en vez de con las manos... no acabo de comprenderlo, te gastas alegremente cinco mil quinientos Euros de una tarjeta que te han concedido, y luego, cuando vienen mal dadas y no vas a poder atender la cuota mensual de 180 € para devolver la deuda, decides acabar con la vida de los empleados... incomprensible. Ni matar a sus jefes, ni a dos empleados de una entidad bancaria iba a solucionar sus problemas económicos, ni mucho menos, lo único que consigue es terminar de hundir su vida, si es que a pasear su gilipollez por las tabernasv locales se le puede llamar vida. 

La locura del ladrillo ya ha degenerado en las "locuras" de los que ponían los ladrillos. Esperemos que escenas como ésta no se generalicen, pero me temo que tendré la ocasión de comentar más, siempre y cuando no me toque de actor secundario en ellas. Toco madera. Y he puesto locuras entre comillas porque espero, por bien del fin de prevención general de la pena, que el tipo no se vaya de rositas alegando trastorno mental, que ya habla de delirios, porque culpabilidad parece tener, prima facie, a tenor de sus declaraciones a la Policía, comprendiendo la maldad del hecho y habiendo actuado a sabiendas de lo que hacía. 


lunes, 13 de diciembre de 2010

Mono

Se me ha acabado el paquete de tabaco, acudo raudo y veloz a la bolsa alargada que contiene mi cartón de Camel de abastecimiento logístico, meto la mano y no localizo el prisma buscado, estrujo la bolsa con rabia contenida, nada, ahí dentro no quedan ni los restos.
Tras un par de fines de semana y un puente de consumo desmesurado de tabaco, me dije, como tantas otras veces: "cuando acabe el cartón, me compro unos parches, o chicles de esos que parece que has lamido un cenicero lleno, y lo dejo", pero como acustumbro a hacer conmigo y con los demás -sabrán perdonarme-, oigo pero no escucho. Sé que dentro de un rato me cambiaré de ropa y saldré a la calle de propio intento para comprarme un paquete, que a estas horas ya va  a ser de máquina, 4,10 €, toma hostia majo, ha vuelto Paco con las rebajas (léase subida abusiva de impuestos). Paco es el asesor de turno, de los que abundan en la Moncloa, para asuntos tales como sacudirme el escroto y bailarme las pelotas hasta causarme una profunda, pero sana, molestia.
Sé que me conviene dejar de fumar, ya estuve tres años en el dique seco, sin tocar un cigarro por culpa de una fea bronquitis, que de vez en cuando colea. Podía ser este un buen momento, en que estoy más o menos tranquilo, personal y profesionalmente. Pero no, es que ahora la abanderada es Leire Pajín, y odio a Leire Pajín, no de la manera del irrespetuoso Alcalde de Valladolid, el Sr. -¿he dicho señor?, es la costumbre, lo retiro- de la Riva (lo de León no se lo otorgo, sería un insulto a mi tierra), yo nunca me la imaginaría en ninguna situación mínimamente lasciva, y menos como Antonio Burgos, que la hacía en pornografía directamente, así a bocajarro, sin medias risas picaronas como las del regidor pucelano. Pero es que me sale de dentro, no lo puedo evitar. Méritos para ser blanco de mis desprecios, dejando siempre al margen su aspecto físico,  la musicalidad de su voz, y sus atuendos tribales, no me entra en la cabeza que alguien cuyo único mérito académico sea haberse licenciado en sociología allá por los cálidos Alicantes, en el verano del 98, al margen de cargos y carguchos que haya ostentado en la Universidad por pertenecer a la casta de los intocables, la casta política (y en el hinduismo esa de los intocables es la casta de los parias o dalists, como es de justicia en gente de mayor y menos interesado criterio que los pobladores de claustros universitarios), me veo con mucho mejor expediente y títulos académicos que ella, pero hete aquí que yo no soy hijo de políticos, no soy un trepa, me quedan -pocos, aunque suficientes para la diferenciación- escrúpulos, ergo, yo no soy Ministro de Sanidad, y por vergüenza a meterme a templador de gaitas siendo, como todos sabéis que soy, pianista de cámara -porque me dirán qué tiene que ver la sociología con la medicina, y no me valen disquisiciones doctrinales interdepartamentales de universidad a la boloñesa-, jamás se me ocurriría aceptar tal honor. El prisma que buscaba en la bolsa del cartón de tabaco tiene un volumen, que es su base por su altura, Leire, alma cándida, ni base académica, ni altura política, calcúlenme, por favor, el volumen de importancia que debería de tener, pues, en mi vida. Pues aunque el producto de la nada sea la nada, la señorita se las ha ingeniado para meterse hasta en mis más arraigadas costumbres, díganme si no ha adquirido un volumen de importancia relevante en mi vida, debe ser física cuántica, porque no lo entiendo. No se empiecen a pajear los amiguetes afines al PP que me siguen -y soportan- que si a alguien en activo del panorama político odio más que a Leire Pajín, es a Soraya Sáenz de ¡Santamaría!, "que Pinta pija tiene La Niña" parafraseando un viejo chiste colombino. Prometo vomitarle unas líneas, palabra. 
Que la señora Pajín sea la abanderada de prohibir que fumemos, allá sea en el interior de una bombona de butano, en una atmósfera ATEX, o en el bar de la esquina, me parece razón más que suficiente para mantener el hábito. Porque si ella quiere pulmones limpios, lo que aquí se encontrará son unos cojones roncantes -y seguramente achatados por los polos, que paso mucho tiempo sentado-, y si le preocupa que no respiren, sóplemelos, please, que es maniobra básica de una RCP -sustitúyase cardio-pulmonar por de cojón partío-. Tanto 'prohibido prohibir' en el 68, y ahora prohíben de todo menos lo que nos sería más saludable mentalmente hablando, que gente como ellos haga el conato de pensar, y encima piense que piensan por nosotros, valga la rebuznancia. Yo tengo mono de tabaco, pero está claro que los políticos que nos ha tocado sufrir tienen una relación mucho más directa con el mono, si me preguntaran por el eslabón perdido, Darwin mediante, diría que son ellos.

Me voy a por tabaco.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Cotillones y costumbres

En los últimos días veo mi facebook bombardeado por invitaciones a eventos de fiestas de Nochevieja de distintos bares de copas de las distintas capitales de provincias que frecuento. Con el paso de los años, y también, por qué no, con el pasotismo y conformismo adquiridos gracias al mismo, uno se ha hecho un animal de costumbres. 
Cada pub ofrece más o menos lo mismo, un precio similar por entrar, el cotillón que acabará adornando el suelo del local sumergido en un petroleado lodo negro, una barra "libre" más o menos amplia, que suele ir en relación directa y proporcional con el montante de la entrada, camareras y camareros bonitas y bonitos (me perdone la RAE por el desdoblamiento, que no es para aplacar "feministras", sino porque procede la diferenciación a gusto del consumidor), decoración navideña, vestidos despampanantes de ellas -que hacen más representativas, si cabe, la minoría de auténticas horteradas que también se ven-, y trajes de ellos que a los que nos lo ponemos todos los días nos arrancan una sonrisa (nudos de corbata a lo nudo marinero, tallas desproporcionadas y combinaciones imposibles, pero es parte de la magia del día, el sentirse bien es lo que cuenta) y la música que vaya con el local. 
Pues sintiéndolo mucho, ese no es un plan para mi. Lo de pagar un precio fijo por entrar en un local concreto, atestado de gente, como marcan los cánones de la maximización del beneficio empresarial, gente a la que normalmente no conoces, y que vas a estar viendo -y soportando- toda la noche, no me atrae en lo más mínimo. 
Prefiero hacer lo que he hecho los últimos años, quedarme en mi pueblo, con mi pareja y amigos de siempre, y celebrarlo bar por bar, recibiendo las felicitaciones de gente que llevo viendo fin de semana sí, fin de semana no, o de otra que hace como poco un año que no veo. Son felicitaciones de verdad, de esas que más que feliz año, transmiten un 'me alegro de verte otra vez', y no las vacías fórmulas propias del ritual social que en esa semana emite todo quisque, aunque por dentro esté deseando que te vuelva a sangrar hasta la última úlcera. Para los que vivimos fuera del pueblo, esto siempre es una satisfacción, no el que le sangren a nadie las úlceras, sino el volver a reencontrarte, aunque sólo sea por una noche, con la persona que eras allí, y que procuras no dejar de ser en otras partes. Prefiero ir de bar en bar, charlando con unos y con otros, poniéndome al día de sus vidas, que no ponerme ciego con la barra libre de un pub elevado a 'club privado' por un día, en el que la saturación de gente, unida a los pocos conocimientos de ventilación que poseo, y que me dicen que el caudal de aire renovado va a ser escaso para todas las almas 'respirantes/fumantes', harán que no tenga nada que envidiar su atmósfera al letal 'smog' londinense. Sin hablar de que hay que ir y volver, y no es una noche para tentar a la carretera (los imbéciles que cogen el coche mamados se elevan a la quinta potencia, sin contar con que es una noche con un clima muy particular en la Montaña leonesa). 
Champán, puro y unas copas en el garaje de un amigo, con el resto de la cuadrilla, tour por todos los bares de la localidad, unas copas, muchas risas, y  a estrenar un nuevo año como deberían estrenarse todos los años, rodeado de la gente a la que más aprecio tengo (salvando importantes ausencias, por supuesto, que lo celebrarán donde les corresponde, y otros a los que se echará más de menos, allá donde estén, pero seguro en nuestro recuerdo), pasándolo en grande, sin necesidad del esnobismo que dé el ir a tal o cual local de la capital, en el que seguramente se den todos los ingredientes habidos y por haber para conseguir entrar en el nuevo año con el pie izquierdo por delante. Frente a esto, el mayor contratiempo que me causa la Nochevieja en mi pueblo es el tener que llevarme el traje que me ponga a la tintorería el primer día hábil del nuevo año, no sin una sonrisa recordando quién y cómo te lo han manchado.
Hay ocasiones en las que da gusto ser de pueblo, y esta es una de ellas. Hagan lo que hagan y donde y con quien lo hagan, que ustedes lo pasen en grande.  

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ya es navidad en el Corte Inglés

En épocas navideñas que se están acercando, salvo en el Corte Inglés, lugar en que la navidad comienza en noviembre, tengo otra de mis extrañas manías, cual es prestarle más atención a los anuncios publicitarios de la tele. Mi conclusión tras un exhaustivo análisis de unos diez minutos es que o los publicistas están en horas bajas, con menos imaginación que Ana Rosa Quintana enfrentándose a un folio en blanco, o la crisis le ha llegado también a la publicidad.
Echa uno de menos al calvo de la lotería -aunque el de la lotería sea uno de los pocos anuncios que se salva-, a los anuncios de turrón que, pese a repetirse navidad tras navidad, te pegaban la cancioncilla de marras, e ibas a currar por las mañanas tarareándola, cuando ahora lo que intentas es sacar de tu cerebro la repelente canción del anuncio de las magdalenas de la Bella Easo. Los anuncios de perfume femenino siempre han sido mis favoritos -para cualquiera es presumible el motivo- pero este año sólo han pasado los castings jovencitas muy guapas de cara pero más planas que la de Castellón, muy fashions y chic, pero más delgadas que un somalí en huelga de hambre. Tienen pinta hasta de estar enfermas. No digo que volvamos a la voluptuosidad de la señorita que buscaba a Jack's utilizando un extraño método detectivesco, pero muy efectivo cuando lo que buscas es un hombre, como era bajarse la cremallera de su abrigo pulmonar, pero una cosa intermedia no estaría mal. En los perfumes de hombre ni se han molestado en cambiar nada, con repetir los del año pasado les vale (total, nos vamos a comprar el que le guste a la jefa de turno). De Ágata Ruiz de la Prada no esperaba menos, el anuncio de su perfume me produce el mismo efecto que ver cualquiera de sus diseños o las corbatas de su marido Pedro J., desear desesperadamente arrojarme desde el balcón.
Los anuncios de juguetes, pese a las fechas, son más escasos que el sentido común en una reunión de políticos, eso sí, han sido sustituidos por los de consolas, poniendo a unos críos frikis frente a la cámara jugando como posesos a la nintendo (no se si ahora es DS, la Wii, o la puta que engendró a ambas), que apenas saben hablar pero tienen pinta de pasar en dos minutos los diez primeros niveles de cualquier videojuego (así alguno llega a la vida laboral pensando que se asciende de la misma manera, risas mil me guardo). Los niños que anuncian consolas, como es lógico, lucen unos enormes paletos, intactos, porque jamás han salido a la calle a rompérselos contra el bordillo de la acera, como hicimos todo hijo de buen vecino -y los hijos de puta también-, son aquellos que no han visto el sol, los elegidos para vivir entre algodones e ignorancia. Con tanta consola que anuncian, la Play Station 3, que ahora le da por montarnos el Fama a bailar en el salón de casa, con el consiguiente perjuicio para el resto de moradores de la propiedad horizontal,  la PSP, la Xbox, la Nintendo DS (con la que hasta puedes aprender inglés mientras juegas feliz como una lombriz, lo que acabará de seguro con generaciones enteras de profes de inglés y filólogos), la Wii (esta es la rehostia, puedes incluso hacer deporte con ella, eso sí, no vayas luego a coger una raqueta de tenis en la vida real y pretender que sabes jugar por ser un crack con la Wii), hay hasta consolas de Fisher Price o Play School, que sustituyen a lo que en mi generación eran triciclos y cajas con cuatro botones que se habían tragado -presuntamente- a los correlativos cuatro animales de granja, que cada cual se lamentaba de estar siendo digerido por la maquinita cuando apretabas el correspondiente botón, emitiendo su sonido característico pero con electrónico tono agónico desde ultratumba.
Los anuncios de supermercados siguen tan cutres como es su costumbre: "se celebra el ahorro" (sí, y para celebrar el ahorro tiramos la casa por la ventana en una absurda fiesta, tienen guasa estos de... mierda anuncio que no me acuerdo ni de quién es... creo que Hipercor), "navidad sí, pero no a cualquier precio" de Día que parece que nos plantan en la pantalla uno de esos panfletos que van dejando por los buzones, "vuelve el plan B, en Eroski", otra canción a borrar del subconsciente para evitar su descontrolado tarareo matutino, etc. Los de Toys'r'us han hecho un anuncio con una madre y sus dos cuervos criados gritando, lo justo para invitar a ir allí a los que tenemos una cierta fobia a esas criaturillas descontroladas y gritonas.
Se salva el anuncio del subidón al pagar con la Euro 6000, que la señora arranca una sonrisa a cualquiera, y supera con creces a los de la competencia que contrata a los deportistas más secos del panorama nacional para promocionarse: Nadal, que cuando habla parece el campeón de paddel de La Moraleja, a Fernando Alonso, con la alegría que le caracteriza, y demás familia. Y uno de los que más miedo da de la Liga nacional de fútbol, el Sergio Ramos,  lo ponen a anunciar bolígrafos solidarios, loable campaña, pero yo a este tío no le veo con un boli en la mano, salvo para firmar contratos millonarios, claro está. A ninguno le comentaron la norma básica de educación que es que no se habla con la boca llena. Xabi Alonso, contratado por Gillette, es también la alegría de la huerta personificada, habla con tal convencimiento que ojalá no sea un día el líder de una secta suicida (los mataría por aburrimiento).
Con estos antecedentes, este año, en vez de burbujas de Freixenet, tendremos pompas de jabón, para lavar nuestros cerebros y borrar toda esta mierda publicitaria. Como todo, tenemos los anuncios que toleramos y nos merecemos.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Los controladores que querían controlarnos

Resulta curioso que en un ambiente de crisis económica generalizada, de congelación de salarios y pensiones, e incluso su disminución para empleados públicos, en unos tiempos en los que las palabras Expediente de Regulación de Empleo, que deben ser algo excepcional en un mercado laboral que funcione correctamente, están en boca de todo el mundo, y robando el sueño a no pocos; resulta que unos señores con sueldos desorbitados, condiciones laborales que ya nos gustarían al resto de los mortales, en el marco de la negociación de su Convenio Colectivo que lleva más de un año vencido, se les ocurre dar un puñetazo encima de la mesa, y plantar cara al Gobierno que pretendía imponer unilateralmente sus horarios -que ya nos podemos imaginar cómo serían-. La cosa es que, ni cortos ni perezosos, han cometido la irresponsabilidad de no acudir a sus puestos de trabajo, colapsando el país en el puente más largo del año. 

Es vergonzoso que para su provecho y chantajear al Gobierno hayan jugado con la vida y tiempo de miles de personas, dejando por los suelos la reputación de este país, y llegando a forzar la declaración del estado de alarma (una de las medidas más extremas que se pueden adoptar dentro de la legalidad democrática para solventar una situación de emergencia, al lado de los estados de excepción y sitio). Se ha colocado un Coronel de la rama del aire de las FF. AA. al frente de cada aeropuerto, en virtud del control militar a que faculta en el estado de alarma la Ley Orgánica 4/1981, y se ha hecho acudir a los rebeldes controladores bajo la amenaza de la aplicación del Código Penal Militar (cuyas penas no son moco de pavo, ni tan irrisorias como las de su primo el Código Penal de 1995). 

Mecanismos de protesta en el marco de la negociación laboral hay muchos, siendo el máximo reconocido el de la huelga por una parte y el cierre patronal por la otra. El caso es que nuestra Constitución de 1978 consagra el derecho de huelga de los trabajadores en su art. 28, pero su regulación es preconstitucional, siguiendo regulada por el Real Decreto Ley 17/1977, y ello pese a que por afectar derechos fundamentales debería regularse por Ley Orgánica. Lo que han hecho los controladores es una salvaje e injustificada huelga encubierta, ilegal a tenor de la regulación vigente,  por no seguir el cauce legal establecido para su convocatoria y ejecución y por vulnerar de manera flagrante el establecimiento de unos servicios mínimos, a lo que obliga la normativa citada. Me pregunto yo, desde mi modestia, si no irá siendo ya hora de regular en esa nueva Ley Orgánica el derecho de huelga, y prever de paso una actuación en caso de huelgas encubiertas como la que nos ocupa, sin tener que acudir al extremo del estado de alarma, previendo sanciones para los trabajadores que no se avengan a la legislación vigente o se extralimiten en el ejercicio de su derecho a la huelga, sin perjuicio de las responsabilidades penales, civiles y administrativas que correspondan. 

Importante es que después de esta machada no se vayan de rositas, porque de ser así, tomarán este método asilvestrado como el habitual para presionar en la negociación laboral, y lo que es peor, mal ejemplo se dará a otros colectivos que, llegado el caso, pueden decidir acudir a estas malas formas, que, a mi modo de ver, por mucho que te asista la razón, una vez que acudes a ellas, la pierdes, además de perder todo el apoyo social y político que pudiera existir con anterioridad (no me voy a meter en camisas de once varas, porque rumores son rumores, pero en este último punto los dos grandes Partidos siguen lanzándose acusaciones, por supuesto sin prueba alguna, ya veremos qué nos cuenta Zapatero cuando comparezca tras los leones del Congreso y rodeado de las hienas que ocupan los escaños). Bien está que se hayan abierto más de cuatrocientos expedientes disciplinarios, que en cualquier empleo mundano acabarían en despido -me viene a la mente la metáfora del ángel caído, de la torre de control, en este caso-, pero pese a ser ello de justicia, a ver luego quién va a hacer despegar y aterrizar a nuestros aviones, porque yo soy muy ducho en hacerlo con los de papel, pero con unos centenares de pasajeros a bordo, como que no acabo de verlo. Supongo que lo arreglarán con suspensiones de empleo y sueldo "por turnos", para no dejar desatendidos nuestros cielos -sin perjuicio de los arcángeles, ángeles y santos- y hacer de la solución otro problema. Eso sí, en el orden penal, que todos los que desobedecieran, sean juzgados y condenados, que un poco de autoridad no le viene mal a este país de la piruleta y la pandereta, y sírvase así al fin de prevención general de la pena. Y en lo tocante a las indemnizaciones por daños y perjuicios, si por mi fuera o fuese, les condenaba por responsabilidad civil y les iba detrayendo de los bienes presentes lo que se pudiera, y de los futuros (jugosas nóminas) hasta el límite a que autoriza la Ley de Enjuiciamiento Civil, para cubrir las indemnizaciones reparatorias. Pero a ver quién tiene gónadas a ponerle el cascabel al gato. Aviso para navegantes y bregadores de las ya inmensas colas del paro, estudien para controlador aéreo, que seguro que os conformáis con semejantes condiciones de trabajo, y sería de recibo que pronto quedaran unas cuantas vacantes a vuestra disposición, y ya quisiera ver a uno de estos 'ángeles caídos' en un trabajo de mortales, donde el que se queja como lo hacen ellos, no sale en la foto a fin de mes. 


viernes, 3 de diciembre de 2010

Las croquetas no se inmutan

Como todos los días entro en el bar a media mañana a tomar la caña de rigor y norma. La parroquia es cada vez menos numerosa, la mayoría han desertado, cambiando los vinos de la mañana por el más económico botellín de Mahou en el cálido, pero solitario, sofá de casa, porque ya no tienen el apremio de los veinte minutos para almorzar reconocidos por convenio colectivo de su ramo de trabajo, que ya no conservan. Veo un plato con doradas croquetas, que ya me imagino crujiendo entre mis dientes, pido mi caña, me la están sirviendo, y me decido a pedir un par de croquetas, pero la tentativa no se consuma, entra un parroquiano, y saluda de malos modos, mirándome de los zapatos a la corbata. No se por qué, pero esa mirada me hace sentirme culpable por un delito que, de seguro, yo no he cometido. El hosco cliente habla: 
- Vaya mañana maja -se dirige en exclusiva a la camarera- ponme un vinito, pero de Ribera nada, que parece que va a haber que ahorrarse hasta las costumbres. 
-¿Y eso?- responde ella, empujada más por la inercia que por el interés- ¿Qué te duele hoy?
- Creo que el culo, porque me lo han puesto bien, me han incluido en uno de esos ERE's de su puta madre y me voy a la empresa más grande de España, el paro. 
- Vaya putada, pero si llevabas ahí veinticinco años o más. 
- Veintiocho, más tres meses que como agradecimiento por los servicios prestados, aún no me han pagado. 
- Cojones tiene, y ahora ¿qué vas a hacer? 
- Cobraré la indemnización y me pondré a hacer cuentas. Pero con el jodido Zapatero este, me las veo crudas, les da vía libre para mandarnos a casa cobrando menos, nos sube de paso los impuestos, y lo que son alternativas no da ninguna, que yo sepa. 
El hombre hosco le hecha la culpa de lo que pasa a Zapatero, Zapatero a los mercados internacionales, pero estos no tienen cara ni culo, por mucho que den por él, y contra quien no tiene ni lo uno, ni lo otro, no valen bofetadas ni patadas, sólo frustración. 
Las croquetas siguen en su plato, sin inmutarse ni cambiarles el color, más frías si cabe, indiferentes al drama de un currante que, por edad, probablemente nunca vuelva a serlo. No se por qué, pero ahora me parece una ofensa pedir dos croquetas ¡que derroche!, no sea que mañana me las vea como el hombre hosco y tenga que incluirlas en los gastos a detraer de la indemnización de mi despido. No es mi situación, ni creo que lo sea, pero sí la de cientos de personas que tengo cerca (sí, he dicho cientos), y de miles que me quedan más lejos. Ya no quiero las croquetas, estarán frías, y dada la situación, seguro que vacías, porque la bechamel se cotiza al alza en el mercado global de futuros y opciones sobre el relleno de croquetas caseras, cuyo parqué no se halla pulido como el de las grandes Bolsas, sino cubierto de colillas, servilletas y palillos, pero que es igual de implacable que el de aquellos templos de la especulación. 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cabronadas al carbón

Duele escribir sobre un tema que toca tan de cerca a uno, a su familia y a su tierra. La minería del carbón, a la que están condenando a la extinción. Se consiguió, no sin la consiguiente movilización de los trabajadores, una autorización de la Comisión Europea para la concesión de compensaciones hasta 2014 y el consiguiente Real Decreto que subvenciona el carbón autóctono para que las eléctricas sigan primando su consumo en las térmicas nacionales frente al carbón importado de Sudáfrica y Rusia -con la globalización hemos topado-, que les saldría más barato si no fuera por esta corrección introducida en el precio del carbón autóctono subvencionado, pese a los costes del flete (nos podemos imaginar los salarios de los mineros de allí y la calidad -o más bien falta de ella- de las instalaciones, determinantes para las condiciones de trabajo y la seguridad laboral).  Las eléctricas han presentado el correspondiente recurso contencioso administrativo contra el Real Decreto, en la Audiencia Nacional, y Tribunal Supremo (en resolución de recurso frente al acuerdo de la Audiencia Nacional) y ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea de Luxemburgo. A raíz de la impugnación del reglamento, el último de los órganos jurisdiccionales nombrados (y por lo que tengo leído también los nacionales lo acordaron y ratificaron respectivamente) ha acordado, a petición de la parte actora, la paralización de la aplicación del Real Decreto como medida cautelarísima. Una medida cautelar no se toma a la ligera, pese a que de esta opinión parece ser -interesadamente- la prensa local, las eléctricas han alegado que se vulnera el libre mercado, incrementa los costes de tarifa energética y les impide cumplir los objetivos ambientales fijados. En general y sin entrar en consideraciones doctrinales, se exige para adoptar medidas cautelares, primero: lo que denominamos el fumum boni iuris o apariencia de buen derecho, es decir que, a primera vista, lo alegado por quien pide medidas cautelares sea una pretensión legítima, es más, que exista la probabilidad de que el resultado del proceso sea favorable al actor, sin entrar a prejuzgar sobre el fondo del asunto; en segundo lugar se exige que concurra el periculum in mora, o riesgo de que durante el tiempo que transcurra hasta la decisión definitiva se pueda frustrar la efectividad del fallo. También se exige la prestación de caución suficiente por la parte actora, que pueda atender a los daños y perjuicios ocasionados por la adopción de la medida, si finalmente se deriva del proceso la no atención de las pretensiones de esa parte. En este caso estamos hablando de un daño emergente que genera la propia medida además de un lucro cesante considerable al mantenerse ésta en el tiempo (impago de salarios de empleados, cierres patronales, ERE's etc. de las empresas mineras, directamente afectadas por la medida). Con la caución se supone que se garantiza la posición inicial de quien soporta la medida para el caso de que no sea atendida la pretensión del actor Y en la jurisprudencia europea se tiene también en cuenta la ponderación de bienes jurídicos en conflicto. Habiendo adoptado la medida la Audiencia Nacional, ratificada por el Tribunal Supremo y confirmada la paralización por el TJUE, me cuesta hablar de arbitrariedad y falta de prudencia a la hora de acordarla, como se desprende de ciertos artículos de prensa que he leído. Puede que nos joda más o menos, pero están en su derecho.

Las eléctricas como cualquier otra empresa en un libre mercado, lo que buscan es maximizar el beneficio reduciendo al máximo sus costes, y ésta es la vía que han visto más expedita para ello, pese a la grave externalidad social  negativa que supone, que duda cabe, para las comarcas mineras. Que nadie se lleve a engaño que por pedirlo por favor las eléctricas no van a quemar carbón nacional, lo harán en tanto en cuanto la corrección al precio que deriva de la subvención como poco iguale al coste de importarlo. Ha dicho el Ministerio de Industria que las eléctricas se han comprometido a dar un adelanto con cargo al carbón a consumir, pero al no estar obligadas a ello, yo si no lo veo no lo creo, y es más, me gustaría ver si llega a su destino de cubrir salarios y no se queda por el camino, que en las cuentas de pérdidas y ganancias hay cuentas muy golosas antes de la de gastos de personal.

Una salida estupenda de la que sólo parecen darse cuenta ahora, que ya hay en marcha ERE's en varias empresas de la Provincia (algunos adoptados como cierres patronales encubiertos, dado que se llevaron a cabo antes de la preceptiva autorización administrativa), y más que se están barajando en un sector que, no se equivoquen, ya no tiene la fuerza de convocatoria que tenía cuando contaba con más de 20.000 trabajadores en activo, pese a que los 5.000 que le quedan conservan las ganas y el tesón de aquellos de manera muy loable, una salida era la del desarrollo de la tecnología para la captura de emisiones de CO2, creando de manera real y efectiva centrales térmicas que no emitan a la atmósfera ese contaminante y, por ello, no tuvieran que acudir las empresas eléctricas propietarias de la CT a demandar licencias de contaminación al mercado de licencias de emisión, con el abaratamiento de costes que ello supondría, en tal medida que incluso les saliese rentable el carbón autóctono frente al importado + licencias (porque claro está, después de una enorme inversión en esa tecnología de secuestro de CO2 lo que no podría consentirse es que se use para ahorrar costes en licencias de emisión y a su vez quemando carbón más barato que el nacional, aunque el argumento es válido en un mercado libre y sin regular, creo que en este punto habría de ponérsele coto). Si los gestores y responsables de las ayudas al carbón, las empresas mineras y los sindicatos hubieran centrado sus esfuerzos en promover esta tecnología, y menos en polígonos industriales imposibles, e iniciativas con nula generación de empleo más allá de su puesta en práctica, quizá otro gallo nos cantaba ahora. Pero en este país, como siempre, no vemos venir al lobo hasta que nos está mordiendo las piernas. Parece ser que el Ciuden llega tarde.

Pase lo que pase con la resolución sobre el Real Decreto, estamos ante parches poco más que quinquenales que van salvando los muebles mientras el agua sigue comiéndose los cimientos. Pan para hoy y hambre para mañana. Las comarcas mineras necesitan una reestructuración radical y ésta viene siendo urgente desde los noventa, pero no se ha invertido ni un solo euro con decisión en ella. Pequeños proyectos por aquí y por allá, pero nada que salve éstas zonas, reindustrializándolas o reactivándolas económicamente para el día, que nadie dude que llegará, en el que el carbón ya no de más de sí (y démonos cuenta de que si excluimos las subvenciones, ese día ya hace mucho que llegó).

He llegado a ver artículos en prensa en los que se propone nacionalizar las térmicas o las empresas eléctricas. Cierto es que las empresas de distribución de servicios basados en recursos naturales, son monopolios naturales, una vez extendida la red de distribución, los costes variables tienden a cero y se teoriza que un monopolio es posible y adecuado para esa distribución, y quién mejor para gestionar un monopolio natural que el Estado a través de precios públicos y regulados o de una concesión administrativa. Pues no, desde el momento en que ese monopolio natural se desvirtúa por el carácter global del mercado y los recursos, por la injerencia del mercado de licencias de emisión, por la entrada de multinacionales de otros Estados, vemos como existe un mercado más o menos reducido, en el que casi se podría hablar de oligopolio, aunque no hay de momento colusión (el tema de ponerse de acuerdo lo solucionan lanzándose grandes OPA's), en el que unas pocas empresas de gran poder compiten por cuotas de mercado ingentes, intentando reducir lo más posible el precio a la vez que maximizan los beneficios (lo cual perjudica al carbón en el mix energético, porque dada su relevancia para los costes indirectos del mercado de emisiones, se convierte en muy caro en comparación con las energías limpias o la energía nuclear). Esto del mercado libre se supone que beneficia a los usuarios de la electricidad (y no conozco a persona física o jurídica española que no lo sea), que pueden acceder a unas mejores tarifas por existir competencia en el mercado. También es verdad que con la última normativa al respecto de la tarifa social (o de último recurso) y por otro lado del mercado libre, o con permitirse que facturen por estimación períodos determinados, esto es un "sin dios", claro que esto ya es otro tema.  Si nacionalizan las eléctricas o simplemente los hornos de las centrales térmicas (termogeneradoras), dando un precio público -imagino que es la intención- a la tarifa de la luz, y obligándolas a consumir carbón autóctono, el desfase entre costes del sistema y beneficios (inevitablemente negativos) iba a repercutirse directamente en los bolsillos de todos y cada uno de los contribuyentes, y por mucho que nos duela a los oriundos de cuencas mineras, la mayoría de los españoles de a pie pueden no estar dispuestos a arrimar el hombro por un sector que no es rentable (y menos si a ellos les ha afectado alguno de los centenares de ERE's y despidos que sin más miramientos se están dando en estos días). Además pocas empresas conozco que sean menos eficientes que las gestionadas por el Estado, y con el déficit que tiene hoy España, y Bruselas dándonos toques para no acabar como Grecia o Irlanda, no se entendería por nadie en su sano juicio la decisión de engrosar ese déficit con el peso de un sector productivo con resultados negativos y paralizada la producción e ingresos (en tanto en cuanto el propio Estado no inyectara dinero). Que se propongan soluciones, y urgentemente, pero no locuras o salidas que empeoren a nivel sectorial, o lo que es peor global, el estado del asunto, que esto de la nacionalización suena más bien a bravata bolchevique de cuatro sindicalistas con añoro de los planes quinquenales de la URSS (modelo de eficiencia y efectividad económica allá donde los haya, guiño, guiño). De nacionalizar la minería ya ni hablamos, a HUNOSA me remito.

Tenemos un futuro muy negro en las cuencas, pero más luz le daríamos si el dinero se destinase a inversiones que realmente vayan a generar empleo, y han de ser tan bien orientadas que el día de mañana si nos obligasen a cerrar nuestras minas pudiéramos decir, que nadie se preocupe, la comarca tiene puestos de trabajo e ideas para absorber todo este desempleo coyuntural. Mucho me temo que no va a ser así (nos gastamos más de 700.000 euros en una guardería, cuando si esto va a pique no va a haber niños que escolarizar, y no los destinamos a proyectos de industrialización o fomento de la inversión productiva en la zona). Yo le debo al carbón mucho, incluso los fondos MINER colaboraron en mi educación, pero he tenido que ser otro que, como tantos con estudios superiores no encuentra acomodo en la zona (en la que no hay empleo visible para titulados) y me he tenido que ir fuera a buscar empleo, y como yo, conozco a cientos. Se quedan precisamente los que peor lo tendrán para obtener empleo si esto cierra, han centrado su vida en la maestría de un oficio y es lo que saben hacer, sin necesidad de mayores titulaciones, ni estudios, ni experiencias por aquí y por allá. Y por y para ellos, que son los que siguen tirando de la economía de la zona, es por los que deberían hacer los gestores de dinero público y de las ayudas europeas, que ellos se han ganado a pulso y en la calle, un esfuerzo de responsabilidad y de ideas, para darle una salida a su futuro, que es ya el pasado de alguno de nosotros, pero no queremos que pase a ser también el de ellos.

No al fin de las cuencas mineras.

jueves, 18 de noviembre de 2010

De modas y modorros

Porque sea lo que se lleve, o porque esté de moda, uno no se resigna a verse obligado a contemplar por la calle a cada vez más adolescentes de los que ahora llaman nini's (porque ni estudian, ni trabajan, ahora que vaya lo que se hacen notar) con su ropa interior colorista bien ceñida al Ecuador de la cintura, pero sus pantalones, sin embargo, muy por debajo de lo que sería el Trópico de Capricornio, dejando a la vista del espectador aterrado sus glúteos completos, cincelados con más o menos pericia dependiendo de la frecuencia de quedadas en el McDonald o Burger king que sufran. Actos de rebeldía todos los cometíamos en la edad del pavo: que si ponerse un pendiente los chicos (ahora ya son piercings, y si no tienes cinco repartidos por toda la geografía anatómica estás "out", a poder ser enmarcados por otros tantos tatuajes -ahora tatoos-), las faldas muy cortas de las chicas (aún así todavía sugerían, no enseñaban directamente), las camisetas de chicos malos, y la música estridente y cuanto más molesta para la generación anterior, mejor. Hasta ahí bien, así ha sido siempre de generación en generación, y esto es un motor de cambio para la sociedad. Llegados hasta este momento era una manera que tenía la sociedad de adaptarse a los tiempos y evolucionar con ellos a la vez que se producía el salto generacional. Una generación maduraba, para que la posterior "transgrediera" lo establecido por ella, siempre dentro de unos límites y rara vez de manera radical y tajante.
El Roto
Pero se me hace difícil imaginarme un escenario en el cual los más jóvenes de ahora vayan a madurar, ya que hacen de su bandera el mostrar gayumbos y bragas, de su cultura la del botellón, que si en sus inicios eran reuniones de jóvenes para divertirse, charlar, y, por supuesto, beber, sin dejar de lado la cultura de bar que tan arraigada estaba en este país, y que siempre ha sido motor de las relaciones sociales y de la economía, ahora se han convertido en una excusa para ponerse tibios de alcohol barato, sin acudir después al establecimiento convencional, eso y nada más que eso, por supuesto que previa convocatoria formal en lenguaje SMS (leía a un aventajado de entre estas hordas en un comentario de facebook que una cosa es abreviar y otra cometer faltas, majete, las abreviaturas se inventaron mucho antes que el teléfono móvil, pero la supresión o modificación de letras sin ton ni son, siguen siendo faltas, por mucho que abrevies). Que uno ya tiene horas de vuelo, botellones incluidos, pero ya se puede distinguir sin género de duda entre el botellón social para iniciar una fiesta y el botellón por el botellón, que se justifica en sí mismo y para sí mismo, y en detrimento de quienes lo sufren.
Interés por los estudios, cero, por la cultura, cero (han elevado al rango de cultura a deportes, como el skate o el snow-board, o a fiestas de música -cultura de club, le dicen-, a ver si así lavan la conciencia) lo de trabajar, cero, y es que nada de eso sale en Física o Química, tía, ni en Crepúsculo, ¿sabes?. Bien vamos. A lo que lleva este modelo: fracaso escolar, falta de modales y educación, precariedad en el empleo (si lo llegan a buscar, y más complicado, a encontrar con un currículo de folio DIN A-4 en blanco por las dos caras). Mi conclusión: está de moda ser modorro, y con más énfasis parecerlo. De esta idiosincrasia les imbuyen día a día en la caja tonta y en el cine, eso sí, bendito sea el pensamiento forzado: quiero influir en los jóvenes para excluir actitudes homófobas, ¿les educo en valores? No, sale más barato meter con calzador y cuña doce gays en una clase de veinte alumnos de la serie de moda; y así hacemos con el sida, la religión, los problemas de planificación familiar, etc. Utilizan series de éxito entre el público adolescente para crear una realidad, con la que podemos estar más o menos de acuerdo, pero que venden como la única posible aún no coincidiendo en nada con la realidad preexistente, eso sí, en toda la serie raro es ver un chaval con un libro abierto, haciendo un trabajo (los musicales no cuentan, y menos si tienen  como coartada el destrozar una obra maestra de la literatura, que eso lo he llegado a ver en la famosa FoQ), trabajando en algo que no sea de "camareta", modelo, actor, artista o cantante, con todos mis respetos para éstas profesiones, pero de todos -menos de los que aún se hallen anonadados por el efecto de aclarado sin prelavado cerebral- es sabido que es precisamente en esas profesiones donde más fácil está acceder y ganarse un pastizal (raro que no nos estemos dedicando todos a ello, pues). Pero eso debe ser lo que mola, y como tal habrá que respetarlos, ahora que no me quedo del todo tranquilo sabiendo que estas lumbreras serán las que me paguen la pensión de jubilación, si quieren, eso sí, que de la educación que tienen ya hablaremos otro día, que antes a los chavales se les asustaba con los padres, ahora ni mentando al Fiscal de Menores. Allá ellos si carecen de pensamiento crítico alguno o se quieren privar voluntariamente de volar más alto, pero eso sí, ay de nosotros que tendremos que convivir con esta plaga parasitaria, impertinente, maleducada y de dudoso gusto en el vestir -o en el dejar de hacerlo, porque llevar los pantalones por las rodillas, de toda la vida, es llevar los pantalones bajados-. Quedan honrosas excepciones que tendrán que esforzarse muy mucho para mantenerse firmes rodeadas de este lodo de ignorancia, y de ellos será el mérito si consiguen que su generación también madure. 

lunes, 15 de noviembre de 2010

Crema catalana

"Me gusta cuando callas, porque pareces ausente"
Si alguno se ha despeñado en este barranco en busca de una receta, desista inmediatamente en su intento de seguir leyendo estas líneas, podría indigestarse. No me llega para tanto la vanidad como para publicar los pasos y pormenores de mis atentados culinarios. Camino en estas fechas por calles (o carrers) catalanas, y andan estos señores sumidos en campaña electoral. Monumento al marketing y a la comunicación empresarial, con la salvedad de que hasta la fecha, pese a funcionar como grandes negocios, los hombres de a pie y la más elevada Constitución, les seguimos llamando Partidos Políticos.
Aquí he corroborado un cívico desarrollo de tales actos de apología, con furgonetas de alta gama serigrafiadas con los colores y siglas de uno u otro Partido, espacios habilitados para la pega de carteles que circuncidan las farolas, muy higiénico ello, y banderolas desplegadas desde mástiles unidos a las mismas sufridoras indiferentes, a las que si un día colocaron sólo con la intención de iluminar los pasos y caminos de los viandantes, hoy se oscurecen con esta interesada utilización que de ellas hacen. Para cualquier luz viene a ser casi una ofensa que la encasillen en uno u otro Partido, como si no vieran las cosas desde más arriba y más iluminadas, con la objetividad que da esa privilegiada posición.
También se apuntan a los cartelones publicitarios, menos decorativos que el toro de Osborne (que se salvó en su día de ser eliminado de las carreteras gracias al Tribunal Supremo, que poco menos que lo elevó a la categoría de bella arte, pero que mal pasaría el filtro de una Generalitat interesadamente antitaurina, o taurinófoba, porque más que los toros, lo que parece no gustarle son lo que representan y quienes los siguen). He visto cartelones de ERC, que tras desterrar a aquél señor que se llamaba Josep Lluís aquí -por el plató de Tengo una Pregunta para Usted- y en la China Popular, que ha tenido la valentía de dejarse meter el dedo en la nariz por el Follonero, lo ha sustituido por Joan Puigcercós, caballero al que aún no le conozco valentía ninguna, pero cuya tendencia se me asemeja a una cierta xenofobia, no se hasta qué punto interesada, hacia el resto de las Españas, con perdón de ambos. El caso es que no me comulga a mi en gran medida decirse progre, de izquierdas y solidario, y centrar tu programa en no querer saber nada del resto de las regiones, nacionalidades, naciones, nidos de corrupción de mayor o menor entidad que la local y demás familia, sólo por ser más pobres que las tierras que circundan las masías. Pero claro, alguien que vive afincado en la creencia de que los andaluces no pagan impuestos... Empacho de espetec ha de ser el diagnóstico.
Luego también me ha sorprendido el mensaje de los de Montilla, que tengo entendido que lleva una temporadita gobernando estos reinos, pero que curiosamente su mensaje es "el cambio". No se si es que querrá que le den la vuelta por algo que ha pagado, pero por lo demás, o consideran que el votante medio catalán es más bobo que el resto de votantes medios, cosa que no creo para nada que sea cierta, o han sido asesorados por algún gurú-coacher de marketing y publicidad al que le gustaba el eslogan pero olvidó a quién se lo vendía. También debe de ser el que le ha dicho a Montilla que sonría para las fotos, con la alegría que le caracteriza, vaya.
Aquí también tienen a los verdes muy afincados. Hace unos tres días una simpática señora, tras picar un par de veces al timbre me sacó de la cama a las nueve y media de la mañana para entregarme un folleto explicativo de cómo hay que utilizar los containers del Ajuntament, cada uno con su color específico. Me recordó a las urnas que van a utilizar sus paisanos y ella en estas elecciones, el voto va a ser tan aprovechado en la urna como en el contenedor, eso sí de papel. Lo que ya no me queda tan claro de qué color... "Oiga parece que está muy bien explicado y me vendría bien porque hay tantos que no me entero, lo único que veo que viene todo en catalán y yo ni papa, ¿no tendrás un folleto traducido a la lengua de Cervantes?" Esto le debió sonar a receta castellana y se deshizo en disculpas, que aquí, en lo que a los políticos toca y de ellos depende, no se atizan esos fogones. Ya me quedan claras las prioridades, la política lingüística (o deslingüística en lo que al castellano atiende) prima por encima del medio ambiente, con lo cual, mal van a sacar algo en claro aquí los verdes.
Por último tendría que hacer mención al PP, pero puedo jurar que en todo este tiempo no he visto propaganda electoral del interfecto por las calles, y si además viene Rajoy a hacer campaña y nada habla de Cataluña, creo que disculpado quedo por no explayarme en el espacio que también habrían de tener en estas líneas.
Otra nota más merecería Ciutatans de Catalunya, pero el señor Rivera ha declinado desnudarse este año como lo hizo en la campaña de 2006, que soso, con lo bien que me hubiera quedado la anécdota para cerrar estas líneas.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Heterografía

Viñeta de Erlich publicada en el Diario El País 
Siempre he procurado escribir bien, sin faltas de ortografía y ciñéndome en lo posible al léxico dictado por los académicos de la RAE. Pero hete aquí que a estos respetables señores les ha dado por meterle mano al cuerpo de las normas de ortografía, y lo han hecho con poca premeditación y mucha alevosía. Han abierto de piernas a nuestras normas del recto escribir, y las han mancillado a voluntad, turnándose los académicos de la A mayúscula a la z minúscula, sin el más mínimo rubor. Incluso dos de ellos han debido hacerlo con el nombre del escaño cambiado, los académicos correspondientes a la "i griega" mayúscula y su homóloga y homógrafa minúscula. Ahora son el Académico de la Ye Mayúscula, y el de la Ye Minúscula. Y como dirían los astures tramontanos, ya no sabemos ni lo que ye. Algo tendrán que decir a esto los académicos de la lengua asturiana, que anda que no va crear confusión por aquellas tierras lo del cambio perpetrado. 
Me han quitado también el acento de "sólo", que venía muy bien para distinguirlo del adjetivo solo cuando lo que queremos expresar es un adverbio, equivalencia de solamente. Y solo me quedaré porque pienso seguir escribiendo sólo como me enseñaron en la escuela, que no me costó poco lo de asumir en aquellas épocas la sutil regla de diferenciación entre adjetivo y adverbio. 
Dicen en la propia página web de la Academia
El académico coordinador de la obra, el español don Salvador Gutiérrez Ordóñez, ha avanzado algunas de las propuestas debatidas en la Comisión Interacadémica de la Ortografía en entrevistas solicitadas por diferentes periodistas. Sus declaraciones han alcanzado una notable repercusión y han dado origen a un amplio debate en los medios de comunicación y en los foros de Internet.
 Y no es para menos, es un párrafo eufemístico que lo que realmente oculta es que a todos los que nos han llegado las propuestas de reforma nos parecen una soberana gilipollez. Y nadie se alarme, que saben de lo que hablo, según la vigésimo segunda edición del Diccionario de la Lengua Española de la RAE


gilipollez.
1. f. vulg. Dicho o hecho propios de un gilipollas.

Si así quieren justificar sus salarios, que no cuenten conmigo, a partir de ahora voy a ser un paladín de la heterografía, o la paleortografía, es decir, que no voy a seguir las nuevas directrices, quedándome con las que he mamado desde niño.  

El tiempo es euro

Karl Marx hablaba de alienación por el trabajo, y ni en eso
atinó su comunismo, lo que hay es devoción [sic.] al trabajo.
Que el tiempo es dinero, u oro, en un lenguaje menos prosaico, es algo que venimos oyendo todos desde los tiempos en los que el Mar Muerto todavía estaba enfermo. El tipo de interés, precio del dinero, siempre va referido a un tiempo, aunque sea el tiempo presente, como en un cambio de moneda, pero mejor lo vemos en la fórmula de la capitalización, lo que vamos a obtener o a pagar por un dinero es el resultado de aplicar al capital y al rédito el tiempo. Nuestras nóminas a fin de mes no son más que conjugar un precio con el tiempo efectivo (e ineficiente muchas veces, sobre todo en esta patria nuestra, de jornadas interminables y productividad poco menos que inversamente proporcional a las mismas) de trabajo que desempeñamos. 

Partiendo de que el tiempo es dinero, los seres humanos se lo estamos consagrando, colocando nuestro tiempo en el altar de los sacrificios colectivos, fomentando una hecatombe de dimensiones globales y  castigando el tiempo de ocio con el aumento del de negocio, eso sí, maquillando esta flagelación con el eufemístico recurso de la conciliación, que algo he leído por ahí de ella, pero aún no nos han presentado. 

Ahora estoy de vacaciones, y me pesa la conciencia, porque mi tiempo se está convirtiendo en dinero, pero no produzco absolutamente nada. Hasta ahí la alienación del trabajo. Pero darle vueltas a esta idea me ha dado qué pensar. Los humanos hemos desarrollado fórmulas del aprovechamiento del tiempo que nos pasan desapercibidas, pero que conviven con nosotros a diario. En mi viaje de León a Barcelona en tren hotel me he percatado de que algunos de los usuarios eran yuppies (ni más ni menos que yo, si no estuviera de vacaciones), a los que sus empresas montaban en este tren en el que dicen que se puede dormir, y yo lo pongo en duda, y así sin más dilación, los tienen un día trabajando en Valladolid hasta la hora de cenar y al día siguiente se plantan a las ocho en Barcelona para algún acto o contrato relacionado con el giro-tráfico de su corporación (que bien vendría recordar de vez en cuando, como hacía conmigo un compañero, que no es "nuestra" corporación, que es la empresa para la que trabajamos, cuestión de orden de prioridades y jerarquías que no es baladí, hasta ahí llega el influjo de las palabras utilizadas). 

En una sociedad cada vez más laica y secularizada, y no lo digo yo, lo dice hasta el Santo Padre, hemos retirado de los altares a la religión y hemos colocado el trabajo y la carrera profesional. A día de hoy la mayor preocupación del ciudadano de a pié ya no es salvar su alma y evitar el descenso de la misma a los avernos, su mayor preocupación, y una vez más no lo digo yo, lo dicen las encuestas del CIS, el sanedrín de la demoscopia, es no perder el empleo e ir a engrosar las filas del paro, que son poco menos los herejes de nuestro tiempo. La ansiedad que tengo vista en buenos amigos -y a pesar de ello buenos trabajadores- que se han quedado sin empleo después de años trabajando, no es una ansiedad pasajera y coyuntural, es una ansiedad perentoria y trascendente, poco menos que equivalente a la preocupación por el destino del alma que atenazaba a los creyentes de las otrora omnipresentes religiones. 

Somos fieles a la empresa (y yo el primero), nuestro credo es el mercado laboral, y los sacramentos expiatorios vienen a ser la conciliación de la vida familiar y laboral, ave María Purísima, y la responsabilidad social corporativa, que en la antiquísima empresa del alma, desaparecida por fusión por absorción, se llamaba caridad. 

Deberíamos obtener fórmulas, y también tengo leído que ya existen, para reducir el tiempo de trabajo al necesario, y evitar momentos improductivos de "mirar para el sol" que dirían los jubilados de mi pueblo, flexibilizando las jornadas y pudiendo destinar más tiempo para una real y necesaria conciliación, porque, empleado feliz, produce por dos (o más). 

Y a la vista de lo anterior, y de cómo está el patio de luces, que más parece de oscuridades, desde luego, un servidor de usted, no se puede quejar. 

martes, 9 de noviembre de 2010

El fin no justifica los medios

Quién diría que Maquiavelo no ha sido el mentor de
algunos de los políticos de nuestra historia reciente.
Nos sorprendía una entrevista publicada ayer en el País hecha por Juan José Millás a Felipe González, en la que el líder socialista espetó que "Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto". Con esto el expresidente del Gobierno parece desvelar dos incógnitas que parecía iban a mantenerse ya para siempre, tras el procesamiento de los cabecillas de los GAL, o quizá de las cabezas de turco, visto que esta afirmación de su máximo dirigente de entonces abre la veda a especulaciones sobre hasta dónde alcanzaba la responsabilidad de cada cual, y hasta que punto están pagando los verdaderos culpables, o los culpables últimos de aquellos vergonzantes episodios. Al margen de especulaciones, lo que está claro tras la afirmación del expresidente González es que, él conocía la existencia de una política antiterrorista paralela a la oficial, que incluía el uso de la violencia de manera ilegítima y fuera de los mecanismos habilitados por el Estado de Derecho, y que no sólo conocía este hecho, sino que, si nos atenemos al tenor literal de su frase, era el encargado de decidir sobre cuestiones tan espinosas como conservar la vida u ordenar la muerte de la cúpula de ETA, como si de un Emperador romano que presencia los juegos se tratase, y si tocara señalar con el pulgar hacia arriba, condonando la vida, o hacia abajo, condenándola definitivamente. Decidió González perdonar la vida  a los máximos dirigentes de la banda asesina, y áun se pregunta si hizo bien. Sus motivos para el perdón no fueron los que se pudiera presumir de ajustarse al Estado de Derecho y no responder con la Ley del Talión en la mano, sino que simplemente quiso evitar un conflicto diplomático con Francia, que por aquél entonces no tenían tan estrecha colaboración con nosotros en materia terrorista. Al final la decisión fue la correcta, pero los fundamentos no eran los esperados. Por mucho asco que nos den los etarras, el Estado español jamás deberá colocarse a su nivel, convirtiéndose en asesino de asesinos, pero asesino al fin y al cabo, sino que debemos perseguir a los terroristas sin tregua, pero ajustándonos siempre a la Constitución y a los dictados del resto del ordenamiento jurídico, es lo que no separa de las sociedades sin civilizar, lo que nos separa de la barbarie, y lo que nos distingue, precisamente, de seres como los terroristas. Aún con todo lo anterior, Felipe me sigue pareciendo un político de primera, y con la inteligencia que les falta a sus sucesores, y además, realiza la entrevista entre calada y calada de un cohiba, como guiño a lo políticamente incorrecto. Veremos a ver qué piensan de todo esto Vera, Barrionuevo, Amedo, Domínguez, Galindo y demás familia, porque algo pensarán.

Ha coincidido la perla del expresidente con la publicación de las memorias de otro expresidente, este de los Estados Unidos, George W. Bush Junior, obra autobiográfica en la que justifica abiertamente el uso de la tortura por parte de sus soldados, siempre en el marco de la consabida guerra contra el terrorismo, lo cual no deja de ser, a su vez, y no separándonos de la argumentación dada de convertirse en asesino de asesinos, terrorismo de Estado. Ni siquiera llama a la tortura por su nombre, sino que denomina a métodos de interrogatorios excluidos por los convenios internacionales y todas las legislaciones nacionales de países desarrollados, como el submarino y similares como "interrogatorios fuertes". Él cree que la historia le justificará por haber no sólo permitido, sino también fomentado estas técnicas de interrogatorio, consideradas por él necesarias, pero encuadrables sin duda en la definición de tortura, siendo la tortura precisamente algo contra lo que se supone luchaba la primera potencia de la democracia, los derechos humanos y las libertades públicas... o esto ya es sólo historia.

Quizá en tiempos del florentino Maquiavelo el fin pudiera justificar los medios, pero en nuestro tiempo, en que disponemos de armas y políticas efectivas dentro de la legalidad para diezmar el terrorismo, lo que no se puede es caer en la trampa de saltarse las normas del sistema a voluntad precisamente para combatir a los que luchan contra el sistema. ¿Quién lo debilita más, quien lo ataca directa y abiertamente desde fuera, o quien lo mina de manera encubierta desde donde más vulnerable es?.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El Estado Paternalista

"Los que en mayo del 68 abanderaban el
prohibido prohibir, son ahora los azotes
de la libertad individual"
Que el tabaco es malo a estas alturas de la película creo que ya nos lo sabemos todos. Quizá hace años, en los que se bombardeaba con publicidad a los consumidores, en los que Bogart, Eastwood, y hasta las damas más refinadas aparecían en el cine con sus rubios americanos humeando, años en los que los paquetes no aparecían circuncidados por una auténtica esquela de predicciones nada alagüeñas para el consumidor; puede que entonces se pudiera alegar ignorancia de sus nocivos efectos, y argumentarse que se fumaba por impulso social. En aquellos tiempos, qué tiempos, fumar era algo políticamente correcto y socialmente aceptado. Leía hace poco un libro sobre la Batalla de Normandía en la Segunda Guerra Mundial, y sorprende que lo más valorado por los soldados de uno y otro bando, por encima de las raciones de comida, de las botas de cuero, incluso del armamento militar, lo primero que buscaban sustraer de los bolsillos del enemigo caído eran los cigarrillos. Ya digo que eran otros tiempos, pocos años después en mayo del 68 encontraríamos a muchos fervientes defensores actuales de la prohibición de fumar en lugares públicos entonando las consignas del "prohibido prohibir".
Reconociendo que el tabaco es perjudicial para la salud, y que puede ser nocivo, desde luego para la salud del que lo fuma, y también para los terceros que rodeen al fumador mientras ejerce su hábito, valdría buscar fórmulas que conjugaran la libertad de los fumadores con el derecho a la salud de los fumadores pasivos. Las fórmulas las hay y ya se había llegado a ellas, incluso por exceso.
La primera de las actuaciones que han seguido los Gobiernos una vez abierta la guerra al tabaco es la de imponer impuestos especiales a su consumo, que ahora mismo alcanzan a más del 70 % del valor total de cada cajetilla. Esta carga tributaria deja en entredicho el argumento económico-sanitario, tan abanderado por los antitabaco. Los cigarrillos son lo que se denomina en economía un demerit good, un bien cuyo consumo ocasiona efectos negativos que no pueden ser minimizados con el libre funcionamiento de la oferta y demanda, a lo cual se denomina externalidad negativa. Para minimizar la externalidad negativa y ajustar el consumo teniéndola en cuenta, los gobiernos fijan tasas o impuestos sobre el precio de este tipo de bienes y con ello se pretende conseguir una disminución de la demanda proporcional a la subida del precio. Pero ¡ay! hete aquí que el tabaco es muy adictivo, con lo cual, tiene lo que se denomina una demanda inelástica, es decir, que debido a la dependencia que de este bien tienen los consumidores, pese a que se hagan ajustes al alza en el precio, no se consiguen con ellos los resultados que en un bien de demanda más elástica serían harto significativos.

Otra cosa que se ha hechos es incluir información en cada cajetilla, esas esquelas a las que ya he aludido, algunas tan graciosas como: "el tabaco contiene benzeno y nitrosaminas", ¿me ha visto cara de químico señora ministra?, "el tabaco es muy adictivo, no empiece a fumar", sí, ahora que me he pagado casi cuatro euros por la cajetilla la tiro o la dono a las monjas de la caridad de San Philipp Morris. Y en proyecto estaba lo de poner fotos sórdidas de órganos afectados por patologías derivadas del consumo del tabaco. Hablo por mí, las esquelitas no han tenido ningún resultado amedrentante. También se ha prohibido la propaganda de las industrias tabacaleras, lo cuál nos dejó insólitas imágenes a los amantes de la fórmula 1, viendo cómo se tapaba de la manera más cutre en los vehículos los emblemas de esas marcas, tradicionales patrocinadoras de equipos de competición.
Poco después se les ocurre la genial idea de sacar una ley al respecto. Todos entendemos que en sitios como hospitales, edificios públicos, residencias de mayores, colegios, institutos, etc. se prohíba fumar. Hasta aquí poco debate hay. Ahora bien, señores míos, no me toquen los bares y restaurantes que esto es España, y aquí el café se toma con cigarro, la caña se toma con cigarro, y el café y chupito de después de comer se toma con cigarro. Pasan por el aro (qué remedio) los establecimientos hosteleros de más de cien metros cuadrados, y la mayoría toman la decisión de permitir fumar en sus instalaciones, para lo que la Ley les obliga a habilitar una zona separada al efecto. Esto hablando en plata se traduce a "prepárame unos cuantos miles de euros para los albañiles", ¡oído cocina!.

Ya éramos todos felices en este mundo de piruleta, no sin una pequeña sensación de apartheid, de ostracismo, de tener poco menos que la lepra por parte del colectivo de fumadores. ¿Fuma usted? Sí, bien, acompáñeme a aquella pecera que les hemos habilitado al efecto. Conformes ya los fumadores con nuestras cámaras hiperbáricas, y hay que reconocer que frecuentando más los bares permisivos y de menos de 100 metros cuadrados, en detrimento de grandes comedores, no van y se les ocurre desde el Gobierno el aumentar las restricciones. Ahora ya afectan a lugares al aire libre, en los que es tan fácil el no molestar como el tener un mínimo de civismo y cuidado (que algunos ya teníamos incluso en lugares cerrados). A ver con qué cara le cuentan a los hosteleros que hace un par de años tuvieron que reformar los locales que no les ha servido de nada... ¿Recuerda la reforma que tuvo que hacer para adaptarse a la Ley del Tabaco? No me voy a acordar si todavía estoy pagando el préstamo... Pues buenas noticias, como si tira los tabiques porque ya no le van a hacer falta. Hay que tener los cojones cuadrados.

Lo próximo será fundar leproserías a las afueras de las urbes para los fumadores, y no tardando, cuando termine con la nicotina el Estado querrá ponerse con el colesterol, y entonces a ver cómo nos sienta que nos prohíban, que lo harán, el tocinillo en la fabada o el chorizo en las lentejas a la riojana. Nadie se extrañe, cuando nuestra estupenda Ministra de Economía lo era de Sanidad prohibió una hamburguesa servida en una famosa cadena de comida rápida por considerar que tenía más calorías de las debidas (por cierto, era mi hamburguesa preferida, y no estoy gordo que digamos). Más educación, más autocontrol y menos prohibiciones, que es la vía fácil, pero no la mejor.

Ya lo decía el dicho: si no fumas, no bebes y no follas, para qué vives gilipollas. Mucha falta de las tres cosas tienen en el Consejo de Ministros.

Animales políticos

Napoleón de "Rebelión en la Granja" de G.
Orwell 
Decía Aristóteles que el hombre es un animal político (ἄνθρωπoς φύσει πoλιτικὸν ζῷoν) , y hoy, a la vista de nuestros políticos, podríamos inferir que les queda poco de hombres y se acercan cada vez más a los animales (si en lo que nos distinguimos de ellos, es en la capacidad de raciocinio -de los políticos, digo-). 

Uno mira a nuestros políticos de hoy y no puede por menos que avergonzarse. Empezando por el Presidente del Gobierno y acabando por el Alcalde de Valladolid. Dónde quedan grandes figuras parlamentarias como Cánovas del Castillo o Sagasta, y sin ir tan lejos, cualquiera de los que estrenaron la democracia tras la transición, y de los que la consolidaron luego, cualquiera de ellos era mejor que los actuales. 

José Luis Rodríguez Zapatero ha conseguido cargarse a los Barones de la Vieja Guardia, y, con ellos, a la esencia de un Partido, al que dice pertenecer de palabra  si bien no se demuestra de pensamiento y obra, ni siquiera de omisión. Bajo su batuta, estamos hundiéndonos cada día un poco más en la crisis económica, y hemos visto cómo el Partido Socialista Obrero Español, ha dejado de ser socialista, abrazando tesis del más puro neoliberalismo económico sin que le tiemble la mano, y sobre todo, ha dejado de ser obrero, porque aquél que en su día prometiera que jamás recortaría derechos a los trabajadores, ya lo ha hecho, y saltando por encima de la negociación colectiva, esto es, gobernando como no se debe gobernar, por decreto. De su recién remozado equipo poco se puede decir, eso sí, nuestra conservada Ministra de Economía se ha lucido, ahondando en la doctrina de los consabidos brotes verdes -que no de esquizofrenia, aunque lo parezcan- y se ha lucido, digo, con lo de que ahora "de verdad" estamos saliendo de la crisis, de lo que inferimos, aplicando la lógica inversa, que antes estábamos saliendo pero de mentira. Esto es reducción al absurdo o a mi que me lo expliquen. En un colegio de primaria, pase, a la salida de un Consejo de Ministros, no. 
Y, qué decir de la oposición, que ni es oposición, ni es nada, Rajoy, al que los deméritos del Gobierno le están poniendo en bandeja de plata el hacerles frente de forma demoledora, presentando alternativas reales a las políticas del Gobierno, que, de paso podrían azuzar a los que mandan ahora a ponerse las pilas y mejorar la situación de todos los ciudadanos, en lugar de eso, sigue apoltronado aplicando el antiguo proverbio árabe de "siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo". Y así será, porque la caída de Zapatero y compañía ya no la evitan ni provocando la intercesión divina derogando un día antes de las elecciones la Ley del Aborto, la de las Células Madre no virginales, y la de los matrimonios homosexuales. Quizá estén confiando en la concurrencia de la teoría de la ignorancia racional del votante, que tan bien les ha venido a uno y otro bando en ocasiones anteriores, pero ya ni ésta les libra, la ignorancia del votante ya es irracional, al menos eso prueba que Belén Esteban obtenga en una encuesta que se dice seria (aunque paradójicamente incluya la opción de voto a favor de la ex del de Ubrique), un 7,9 % de la intención de voto, ¡caray! que dónde queda entonces Izquierda Unida, con menos audiencia que un documental de la 2. Pero ¿qué alternativa nos viene? Ninguna, me temo. Si el Gobierno ya está aplicando medidas neoliberales, empujado, eso sí, desde Bruselas, los que han de venir seguirán por los mismos derroteros, por mucho que ahora echen pestes de ellos y que digan que de ese agua ellos no beberán -carajo, que es vuestro agua, baste ya con un Partido sin rumbo-. Y en Bruselas están que trinan con nuestro déficit(y no vean como trina un teutón si se pone), que se nos va de las manos, claro, difícil será contenerlo si somos tantos a gastar oiga: que si tanto del Estado, tanto de las Comunidades Autónomas, tanto de las Diputaciones, y venga un cuanto para los Ayuntamientos... Las ayudas, se las quitábamos de las manos, hasta que se han acabado, oiga. Eso sí cheque bebé que no falte, para aumentar la natalidad y que tengamos más base demográfica para pagar pensiones, gran idea, pero ¿por qué no lo inviertes en educación para mejorar a los pagadores en potencia que ya tenemos y que no se hagan ninis de por vida, y para que la escasa élite que sobrevive entre esos ninis no protagonice las sonadas fugas de cerebros que vivimos ahora y se vayan a cotizar al Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda? ¿Por qué le das cuatrocientos euros a todo el mundo le hagan falta o no? Será porque los tenías, ahora vete a buscarlos al BCE a ver qué te cuentan, o mejor, emite deuda, a ver si nos rebajan un poquito más la calificación. No, no, ya lo tengo, sube los impuestos hombre, a poder ser los indirectos, que afectan igual a ricos y pobres, y de la facultad te sonará que eso de la igualdad es muy socialista. 

Así la economía, no hay por donde cogerla, y eso habrán pensado cuando en lo que se han puesto es en ver qué orden deben de llevar los apellidos, cuestión que llevaba solucionada desde los tiempos del medioevo en que Sancho Sánchez Sánchez, hijo de Sancho el Curtidor y de Sancha la Meretriz curtía cuero como su puta madre le enseñó -de aquella no había que ser políticamente correcto, ni llevaban todo lo atinente en política a la mujer hasta el ridículo-. U otro tema que les ocupa los sesos es el prohibir fumar hasta donde ya no molesta uno a nadie, salvo según el argumento recurrente, a las arcas de la sanidad, pero me pregunto yo si no saneamos los fumadores esas arcas y alguna más cuando de lo que pagamos por un paquete de tabaco más del 70 % del precio son impuestos. Falta que nos creen leproserías a los fumadores, menos hipocresía, si tan malo es ponle el cascabel al gato y prohíbelo, apechuga luego con la pérdida de votos y de ingresos en impuestos especiales. Lo siguiente será prohibir el tocino en la fabada que causa colesterol y papá Estado tiene que estar en todo. Si es que a la vista de lo que sale del orden del día de un Consejo de Ministros, parece que alguien, y ya me imagino quién, ha dicho a la entrada: a ver quién suelta la propuesta más estúpida, ridícula, impertinente y fuera de lugar. 

Y venga a echar carne en el asador, y la oposición babeando... ¡por favor! despierten, eso sí, sólo les preocupa que Zapatero fuera a rezar a casa de Obama y no vaya a rezar con el Papa. Para letanías y plegarias las de los que no llegan a fin de mes, y esas no van al confesionario a deponerlas, van al banco todos los días. 

Y lo peor es que al relevo generacional de los presentes políticos, no le veo yo futuro, o mejor dicho, pondrán mucho más negro el nuestro. Vienen pisando fuerte, pero no firme, rostros como el denostado de la Pajín -víctima del Alcalde de Valladolid, que parece un hombre recién salido de una película de Pajares y Esteso-, bocas verborréicas como la de Saenz de Santamaría o niños de papá como Costa -si la Justicia lo conserva intacto unos años-. Por no hablar de gentes con ideas de bombero retirado como la ex ministra de igualdad Aido, o la Trini Jiménez, nueva de Exteriores -cosa que me choca en alguien que suspendió un par de veces el examen de ingreso en la Carrera Diplomática-  

No en vano, los políticos de antes eran personas formadas, con profesiones de prestigio, en las que solían destacar, y llegado el momento, tras una dilatada carrera, sentían por vocación, no por necesidad, la llamada de lo público y el servicio al país y a los demás. Ahora el de político es un trabajo como otro cualquiera, cuanto antes llegues arriba, más poder y dinero amasarás, y esto excluye una formación completa y suficiente y una madurez que debería presuponerse para ciertos cargos. Así nos está yendo, y, mucho peor nos irá. 

A la vista de semejante panorama, y siendo críticos, seas de la ideología que seas, hay más razones para dejar de votar al partido que en su día la abanderaba que para apoyarlo, eso sí, en el bien entendido de que en el adversario no hay alternativa. Y, que nadie se lleve a engaño, poco valen terceros Partidos, que este país es bipolar de toda la vida, que no deja de ser un trastorno, oye. 

Ya que empecé con una imagen del caudillo Napoleón de la célebre obra de George Orwell, en la que los animales de la granja expulsan a los humanos y montan su propio sistema político, terminemos con unas palabras de la misma: 
"No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales, asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era el otro."
George Orwell "Rebelión en la Granja"  1945
Y para evitar caer en la tiranía, como les pasó a los protagonistas de la novela de Orwell seguiremos votando y respetando al sistema, pero que hagan el favor de dejar de considerarnos como a animales gregarios que en vez de leche y lana damos votos y dinero, y que empiecen a tener en cuenta que sus decisiones no sólo valen para justificar que se llenen su barriga y bolsillo, sino que pueden hacer que queden vacíos los de muchos ciudadanos. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Blogs recomendados

 
Free Host | lasik surgery new york | cpa website solutions